Pensé sobre ello el otro día cuando una cliente entró en nuestra tienda para comprar una botella de vino para una comida con sus padres. Elegí un Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda, y le expliqué que tenía aromas y sabores de limón, mango y espárragos, lo que es característico de este vino de Marlborough. Fue cuando le dije que tenía «una explosión de sabores frutales» cuando ella me dijo: «¡Eso es lo que quiero!».
Sin formación y práctica es difícil apreciar sabores específicos en el vino, por lo tanto, utilizar un lenguaje conciso y transparente es algo que los profesionales del vino deben mejorar para poder describir un vino de forma clara al consumidor.
Algunas palabras para describir un vino son: delicado, potente, ligero, aromático, rico, suave, con roble o sin roble, etc. Palabras que encierran una gran gama de sensaciones. La clave es evitar el exceso de información absurda a la hora de describir lo que se encuentra en el interior de la botella. Cuando la persona que va a beber el vino indica su interés en un estilo determinado, entonces es más sencillo llegar a él.
Sabemos que cada uno de nosotros es diferente cuando hablamos de preferencias de estilo, sea en música, ropa o vino. Por ejemplo, la sensibilidad respecto a la acidez o los taninos nos permite otras vías de comunicarnos con el consumidor. Si tienes un paladar sensible un vino ligeramente dulce como Moscatel será preferible a uno seco y alto en acidez como el Albariño. Hay muchos vinos por ahí que son ligeramente dulces aunque no está indicado en la etiqueta. Las bodegas deberían dejar un espacio en la etiqueta trasera para indicar con mayor claridad lo que contiene.
Comprar vino en general no es algo impulsivo. Una de las mejores formas de conectar con los bebedores de vino es preguntarles cuándo y con quién lo van a tomar. Un señor viene a menudo pidiéndonos un vino determinado, «2 botellas de vino de cualquier parte del mundo que cuesten sobre 20 euros, para tomar con mis amigos en el almuerzo». Es una forma divertida de descubrir nuevos vinos y, con información, yo sé qué sugerir. Una señora me pide un vino para compartir con amigas, algo ligero y seco... mi sugerencia es entonces un espumoso fácil de tomar como por ejemplo un Prosecco.
Por eso es importante preguntar cuándo y con quién te vas a tomar el vino. Haciéndolo se lo ponemos fácil al consumidor, porque no tiene que ver con saber de vino, sino con la ocasión. Esto requiere mucha más formación para los profesionales del sector, trabajen en una tienda, en un restaurante o en una bodega, a la hora de comunicarse directamente con los consumidores.
Hay vinos maravillosos y los aficionados al vino los quieren conocer, así que la industria del vino tiene que mejorar la manera en que se comunica directamente con el consumidor final.
MARK O'NEILL
Mark O'Neill DipWSET es fundador de TheWinePlace.es y experto en vinos internacionales.
Mark O'Neill DipWSET es fundador de TheWinePlace.es y experto en vinos internacionales.
Fuente: El Mundo
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