Galicia es famosa por su pan. Y se lo tiene más que ganado.
Galicia es famosa por su pan. Y hasta que no te pones a investigar un poco te queda la duda de si será simplemente un tópico o si hay algún motivo que haga que aquí este producto universal sea tan especial.
Y lo cierto es que lo hay. El pan está tan vinculado a la historia y a la cultura que se adapta a un territorio y a sus habitantes como pocos productos. Parece mentira que sólo tres ingredientes (agua, harina y sal) puedan dar resultados tan distintos entre si y, al mismo tiempo, tan vinculados a un lugar. Pero es precisamente lo que pasa con el pan.
Y lo cierto es que lo hay. El pan está tan vinculado a la historia y a la cultura que se adapta a un territorio y a sus habitantes como pocos productos. Parece mentira que sólo tres ingredientes (agua, harina y sal) puedan dar resultados tan distintos entre si y, al mismo tiempo, tan vinculados a un lugar. Pero es precisamente lo que pasa con el pan.
Mollete Tradición, con 20% de trigo gallego y 10% de centeno gallego molidos a la piedra© Amásame Bakery Lab
Tres ingredientes y tantísimos resultados© Sémola
1. SÉMOLA (VIGO)
Panadería y pastelería en la que conviven tradición y modernidad. En sus varios puntos de venta repartidos por la ciudad conviven roscas de pan gallego tradicional con fórmulas clásicas de la repostería internacional, empanadas y tea cakes salidos a diario de su obrador. Y junto a ellos, fórmulas creativas propias como la tarta de maíz, romero y miel.
2. O FORNO DE MOSENDE (O PORRIÑO)
O Porriño, apenas a 15 minutos de Vigo, tiene una tradición panadera centenaria que se ha mantenido muy viva. Uno de sus mejores exponentes es O Forno de Mosende, una panadería con cinco décadas de historia, que ha conseguido desde la pequeña aldea de As Madorras, convertirse en un lugar de culto para panaderos de toda España.
3. AMÁSAME BAKERY LAB (PONTEVEDRA)
Amásame Bakery Lab es la culminación de un sueño, el de Dani Pampín, de familia de panaderos que, después de formarse en Alemania y de trabajar en la producción de harinas de calidad, abría hace unos meses el lugar en el que volcar toda esa experiencia.
Panadería joven, respetuosa con la tradición pero que no se pone límites.
Pan 100% centeno de Amásame Bakery Lab© Amásame Bakery Lab
4. LA BULANXERÍ (SANTIAGO)
Con ese nombre está claro por dónde van. Pan de raíz francesa en el corazón de una de las ciudades más panaderas de Galicia. El proyecto de estos neo-panaderos rompió moldes en una ciudad bastante conservadora en lo gastronómico y ha conseguido, poco a poco, hacerse un nombre entre los panarras.
Atención también a su bollería de mantequilla. Podría proponer que le pongan un monumento en la plaza del pueblo sin ningún problema.
5. PAN DA MOA (SANTIAGO)
El otro polo de la panadería compostelana lo representa Pan da Moa, seguramente la panadería gallega más conocida en la actualidad.
La cuarta y quinta generación de la familia Moure trabajan mano a mano en este obrador guardián de la tradición que desde el barrio de San Lázaro ha puesto patas arriba la panadería tradicional de Galicia. Y todo con piezas como su Pan Gran Reserva, sus barras artesanas de masa madre o la pieza que les da nombre, el Pan da Moa.
Agregar leyenda |
La panadería gallega, quizás, más conocida en la actualidad© Pan da Moa
6. PANADERÍA GERMÁN (FISTERRA)
En la Rúa Real de este pueblo en el antiguo fin del mundo, Juan Luís Estévez defiende la tradición del pan de Costa da Morte, que en algún momento estuvo en peligro de desaparición. Recetas de siempre recuperadas preguntando a los mayores de la zona, rescatando memorias y consiguiendo preservarlas para el futuro.
Lo que este panadero hace a más de 100 km de cualquier ciudad grande tiene un mérito inmenso.
Panadería Germán, en Fisterra© Facebook / Juan Luís Estévez
7. PAN DO TRES (O TRES, VILARMAIOR)
Cuando hablas de panes de masas de alta hidratación con panaderos gallegos hay un nombre que, más pronto que tarde, acaba por aparecer en la conversación: José Luís Miño. Y es cierto que su panadería puede despistar en un primer vistazo, parecer una más. Pero cuando tienes la suerte de charlar con José Luis y de ver cómo trabaja te das cuenta de que, no, lo que allí se hace no es lo que hacen los demás.
Pan do Tres es un lugar al que hay que ir (aprovecha tus desplazamientos entre Ferrol y A Coruña) a probar panes de siempre, de sabores antiguos y elaboraciones ancestrales que aquí se han pulido hasta convertirse en auténticas joyas rústica.
8. HERMANOS DÍAZ (AS PONTES)
No mucha gente lo sabe fuera de la comarca del Eume, pero el pueblo de As Pontes, además de una historia industrial, guarda uno de los mayores tesoros gastronómicos de Galicia en cuanto a dulces de horno se refiere.
El pueblo cuenta con varias panaderías que ofrecen todo el año mantecados y polvorones. Pero se trata de dulces que poco tienen que ver con los productos más populares con los que comparten el nombre.
Los mantecados de As Pontes se elaboran con manteca cocida (mantequilla de leche de vaca clarificada al horno), mientras los polvorones, más densos, se preparan con manteca de cerdo desde hace más de un siglo.
Hermanos Díaz, fundada en 1933, pertenece a una de las familias que se han empeñado en preservar ese legado dulce, pero es también un buen sitio para hacerse con un buen pan de la zona y unas interesantes empanadas.
Panes, mantecados, polvorones y empanadas© Hermanos Díaz
9. O FORNO DO CARLOS (CEA)
Cea es el gran pueblo panadero de Ourense. Es impresionante moverse por las carreteras de la zona y ver, cada pocos metros, el cartel de un horno. Aquí nacen los únicos panes de Galicia con una Indicación Geográfica Protegida, los panes de Cea, densos, consistentes, con sabor marcado a cereal.
Y uno de los hornos que han preservado esta tradición que hunde sus raíces en la historia es O Forno do Carlos, al borde de la carretera nacional. Aquí se trabaja como siempre se hizo, como marca el pliego de condiciones de la I.G.P. para producir a diario piezas de un pan único, reconocible con los ojos cerrados.
El epítome del pan de Cea© O Forno do Carlos
10. CRESPO (MONDOÑEDO)
Panadería de las de siempre, de esas en las que desde el mostrador del despacho te asomas a un obrador cubierto de harina, en la que la leña se apila en la entrada y el olor a humo y a pan recién horneado inunda toda la zona de la Alameda.
Vale la pena probar sus roscas, con el sabor del pan de toda la vida, pero no puede abandonarse el despacho sin tratar al menos (se agotan rápido) de hacerse con una de sus famosas empanadas.
Recién salido del horno© J. Castro Hermanos
Estos son sólo algunos de los muchos nombres que podríamos poner sobre la mesa, panaderías capaces de hacer que la ruta siga de pueblo en pueblo, sin que parezca tener fin.
PORQUE DIEZ PANADERÍAS SON POCAS PANADERÍAS
Podríamos haber seguido, y eso es lo bonito, por la panadería Bouzada (Silleda, Pontevedra), la panadería Picos (O Barqueiro), Salomé (Monforte), Martiñán (Abadín), Xurxo (Calo, Teo), Álvaro (Caldas de Reis), Xallas (Negreira), Vilar de Mouros (A Capela), Santigoso (O Barco de Valdeorras), Panadería Sigüeiro (Sigüeiro, Oroso), Piñeiro (Porto do Son), J. Castro Hermanos (Neda)…
Nombres que justifican eso de que el pan gallego será el mejor o no (dejemos los rankings para quien tenga interés en ellos) pero es, está claro, algo especial.
Fuente: Traveler
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Aqui puede usted dejar sus comentarios los cuales siempre serán bien recibidos!!!