Filete pechuga de pavo
En general, las piezas procedentes de la pierna, como los muslitos, o los contramuslos, son especialmente idóneas para asar en el horno o en la barbacoa. Requieren temperaturas altas y cocciones medias para disfrutar de todo su sabor y de una agradable textura.
Las chuletas son recomendables no solo a la plancha, también pueden formar parte de un guiso, ya sea enteras o troceadas. Los arroces, tanto secos como melosos o caldoso, agradecen piezas con hueso. También con piel, como la blanqueta, algo que dará al arroz cierta melosidad.
La pechuga entera o los solomillos pueden asarse en el horno, aunque hay que tener en cuenta que responden mejor a las temperaturas de cocción bajas. Así conservan toda su jugosidad. Si se marinan pueden cocinarse a la barbacoa (tras un marinado de varias horas); si no es sí, con esta técnica de cocción resultará muy seca.
Para empanar, todos los filetes procedentes de la pechuga son perfectos, y para caldos y sopas, mejor los jamoncitos, con bastante carne y colágeno del hueso, con los que se conseguirá un óptimo resultado.
El ragú está pensado para estofados. No requiere una cocción larga para que resulte súper tierno, y es una carne que también queda muy bien como relleno de empanadas, empanadillas, y en arroces.
El ala del pavo, una pieza de carne blanca, con hueso y piel, es perfecta para elaborar todo tipo de guisos o arroces.
Fuente: Revista Alimentaria
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