1 Elasticidad. En economía, este concepto sirve para dimensionar cómo varían la oferta y la demanda de diversos bienes y servicios ante cambios de distintas variables. Es preciso para cualquier negocio conocer la elasticidad de su producto para entender cómo, por ejemplo, los movimientos en sus precios pueden afectar positiva o negativamente la demanda.
Hay factores que determinan cómo se comportan la oferta y la demanda de productos Fuente: Archivo
2 Elasticidad de la demanda. La elasticidad de la demanda o elasticidad-precio de la demanda es un concepto usado para medir la sensibilidad o capacidad de respuesta de un producto ante un cambio en su precio.
En principio, se define como el cambio porcentual en la cantidad demandada, dividido por el cambio porcentual en el precio. Si la variación en la cantidad supera (positiva o negativamente) a la variación del precio, se considera que ese bien tiene una demanda elástica, mientras que, si su variación es menor, se considera que es un bien inelástico. Así, podemos ubicar dentro de los bienes elásticos a los que presentan grandes cambios en su demanda ante pequeñas variaciones en sus precios: por ejemplo, un bien que no sea de primera necesidad, como una gaseosa de primera marca. Si su valor aumenta, mi decisión puede ser dejar de consumir. Un bien inelástico es aquel en el cual su aumento en el precio no genera variación en su cantidad demandada. Por ejemplo, el cigarrillo, porque al tener un gran componente adictivo se lo seguirá consumiendo.
3 Elasticidad de la oferta. El nivel de producción de un bien tiene su propia elasticidad; en este caso el concepto se utiliza para medir el cambio generado en las cantidades ofrecidas de un bien o servicio frente a los cambios verificados en los factores que la determinan. Entran aquí la variación del precio del bien en el mercado, los costos de producción, la tecnología aplicada, los precios de sus bienes sustitutos, etcétera. Se considera que la oferta es inelástica cuando a un cambio en el precio, sin importar su proporción, le corresponde una variación muy pequeña en la cantidad ofrecida. La elasticidad de la oferta depende en gran medida del horizonte temporal, dado que no todos los negocios, sobre todo los que invirtieron gran cantidad de capital, se pueden frenar o cerrar. Es por ello que, según el negocio, la elasticidad de la oferta puede ser más rígida en el corto plazo y corregirse a medida que el tiempo corre, si la situación adversa para la producción prevalece.
4 Tipos de bienes. Las personas cambian sus hábitos de consumo según el precio de los bienes consumidos, del precio de los bienes que compiten y de la variación del propio ingreso. Si los bienes consumidos aumentan su valor y nuestro consumo cae consecuentemente, lo llamamos bienes ordinarios. Si al aumentar de precio sube la demanda, los llamaremos bienes Giffen, un caso muy inusual y que se identifica con bienes de lujo, en los cuales un aumento del precio sería indicativo de una mayor calidad (por ejemplo, un cuadro de un artista reconocido). A su vez, si percibimos variaciones positivas en nuestro ingreso y consumimos una mayor cantidad de un bien, lo consideraremos un bien normal. De manera contraria, cuando el ingreso disponible se reduce (porque perdemos con la inflación, por ejemplo) y aumentamos nuestra demanda por un producto, lo consideraremos un bien inferior, que será de menor calidad.
5 Complementarios y sustitutos. El producto que se decide consumir puede ser complementario o sustituto a otro. El café y el azúcar son ejemplos de bienes complementarios y, como consecuencia, el alza en el precio del azúcar afecta negativamente el consumo del café. Cuando un bien tiene cierto grado de sustitución, como podría tenerlo la carne de pollo y la de vaca, un aumento en el precio del pollo puede provocar un aumento en el consumo de carne de vaca, y a la inversa.
3 Elasticidad de la oferta. El nivel de producción de un bien tiene su propia elasticidad; en este caso el concepto se utiliza para medir el cambio generado en las cantidades ofrecidas de un bien o servicio frente a los cambios verificados en los factores que la determinan. Entran aquí la variación del precio del bien en el mercado, los costos de producción, la tecnología aplicada, los precios de sus bienes sustitutos, etcétera. Se considera que la oferta es inelástica cuando a un cambio en el precio, sin importar su proporción, le corresponde una variación muy pequeña en la cantidad ofrecida. La elasticidad de la oferta depende en gran medida del horizonte temporal, dado que no todos los negocios, sobre todo los que invirtieron gran cantidad de capital, se pueden frenar o cerrar. Es por ello que, según el negocio, la elasticidad de la oferta puede ser más rígida en el corto plazo y corregirse a medida que el tiempo corre, si la situación adversa para la producción prevalece.
4 Tipos de bienes. Las personas cambian sus hábitos de consumo según el precio de los bienes consumidos, del precio de los bienes que compiten y de la variación del propio ingreso. Si los bienes consumidos aumentan su valor y nuestro consumo cae consecuentemente, lo llamamos bienes ordinarios. Si al aumentar de precio sube la demanda, los llamaremos bienes Giffen, un caso muy inusual y que se identifica con bienes de lujo, en los cuales un aumento del precio sería indicativo de una mayor calidad (por ejemplo, un cuadro de un artista reconocido). A su vez, si percibimos variaciones positivas en nuestro ingreso y consumimos una mayor cantidad de un bien, lo consideraremos un bien normal. De manera contraria, cuando el ingreso disponible se reduce (porque perdemos con la inflación, por ejemplo) y aumentamos nuestra demanda por un producto, lo consideraremos un bien inferior, que será de menor calidad.
5 Complementarios y sustitutos. El producto que se decide consumir puede ser complementario o sustituto a otro. El café y el azúcar son ejemplos de bienes complementarios y, como consecuencia, el alza en el precio del azúcar afecta negativamente el consumo del café. Cuando un bien tiene cierto grado de sustitución, como podría tenerlo la carne de pollo y la de vaca, un aumento en el precio del pollo puede provocar un aumento en el consumo de carne de vaca, y a la inversa.
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