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Si vas a tomarte una cerveza en casa estos consejos te ayudarán a no errar a la hora de servirla
La cerveza es una bebida milenaria que ya consumían los egipcios hace 9.000 años. Desde entonces esta bebida elaborada con cebada fermentada y lúpulo, ha evolucionado hasta convertirse en una de las bebidas con más variedad de sabor y estilos y ser, en esta última década, cuando la complejidad en su elaboración y las combinaciones de ingredientes la han sofisticado. No se trata de que te conviertas en un experto catador, pero sí que puedas disfrutar de su aroma y sabor y para ello hay que saber servirla y beberla.
Olvídate de las exigencia
La cerveza es desde siempre una bebida social, para tomar en compañía y, si bien es bueno que seamos puristas, que busquemos el sabor que más nos complace, nunca hemos de ser exigentes. Para disfrutarla lo importante es dar valor a lo que nos rodea, a los amigos, a la actividad que estemos haciendo, no centrarnos solo en descifrar sus componentes.
Beber a morro solo si no hay más remedio
Como te comentaba, una parte importante de tomar una cerveza es lo que la acompaña, con lo que si el entorno es ameno y te permite disfrutar no importará que la bebas directamente de la botella o la lata, pero, si puedes evitarlo, lo mejor es hacerlo en una copa o vaso ya que así se airea y permite apreciar mejor todos sus matices. Además, evitarás chupar la parte donde ha estado la chapa, si es una botella, o los microbios si se trata de una lata.
Una cerveza para cada copa
Al igual que el vino, cada estilo de cerveza requiere su copa. En casa puedes usar vasos comunes, pero si realmente te gusta la cerveza y quieres ir un paso más allá, tener unas cuantas copas en casa te permitirá disfrutarla y degustarla adecuadamente. Una cerveza negra o Stout requiere un vaso ancho; una ligera o Lager, necesita de una vaso alto, largo y cónico tipo Pilsner o una jarra; para las cervezas alemanas lo mejor será la copa Weizen, alta, estilizada y estrecha en la base; para las cervezas con alta graduación alcohólica una copa Snifter, similar a las de coñac; y para las IPA’s una copa Nonic.
Y es que en función del tipo del tipo de vaso o copa que utilicemos, la apertura, el largo o el grosor del cristal, la percepción de los aromas en nariz, la espuma y la sensación en boca será diferente.
Ante tal abanico de posibilidades, si no se puede disponer del vaso apropiado, lo mejor es elegir una polivalente. En tal caso una solución sería una copa tipo tulipa, con algo de “barriga”, que se adapta igual de bien a las cervezas de sabor y aroma intenso como a las más ligeras y la copa tipo Pilsner. El vaso de tubo no está recomendado, aunque la compañía sea muy grata.
El vaso ¿frío o a temperatura ambiente?
Al echar la cerveza, la copa o el vaso ha de estar a la misma temperatura que la cerveza, ni helada, ni a temperatura ambiente ni caliente. Hay que evitar los cambios bruscos de temperatura.
Si está caliente se formará demasiada espuma y si está demasiado frío se hará menos espuma al no liberarse bien el carbónico.
La temperatura a la que hemos de servir la cerveza también es importante. Las que tienen más graduación y aromas intensos deberán servirse más frías, a unos 12-16ºC para apreciar los aromas volátiles. Las cervezas más ligeras, refrescantes e incluso las IPA’s, con mucho lúpulo, se servirán entre los 4 y 8ºC. Las cervezas negras, frescas y aromáticas y las Stout se pueden servir perfectamente entre los 8 y los 10 ºC.
La cerveza no hay que congelarla
Si lo haces perderá el gas carbónico y con él los aromas, no se formará espuma, con lo que perderá toda su gracia. No obstante, lo que sí puedes hacer es enfriarla un poco más poniéndola un rato en el congelador antes de servirla, ya que tomar una cerveza que no está a la temperatura de consumo adecuada es desperdiciarla.
La manera de limpiar los vasos
A la hora de tomar una cerveza el vaso ha de estar impecable, sin manchas de cal ni nada que pueda hacer que aparezcan burbujas pegadas al cristal. Es importante lavarlos a mano, no usar lavavajillas y dejarlos secar sin ningún tipo de ayuda, ni siquiera un trapo que pueda dejar pelusa. Y a la hora de servirla, enjuagarla bien con agua para retirar incluso el polvo que se haya podido formar en casa.
A la hora de echarla al vaso…
Es el momento crucial, el botellín deberá inclinarse 45º, de esta manera se evita que el carbónico se libere. El líquido ha de caer suavemente por la pared del vaso y cuando ya se haya servido una buena parte del contenido, se pondrá la botella en vertical para que, entonces sí, libera el carbónico y se forme la espuma, dos o tres dedos, con una burbuja fina.
ROSA ROCH
Fuente: 65 y más
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