Fábrica de la Cervecera Península en Madrid, donde Román Jove controla la elaboración de sus cervezas artesanas.
Formado en Estados Unidos e Inglaterra, el venezolano Román Jove ha convertido a la Cervecera Península en una de las fábricas artesanas de más proyección en solo cuatro años. ¿La clave de su éxito? El agua de Madrid.
Cada cerveza que se cocina en Península es un viaje al pasado para Román Jove (Caracas, 1985), fundador de la cervecera madrileña. Una vuelta a su infancia en Fort Hills, Colorado, donde su padre hacía cerveza casera con los vecinos. Fue en esos instantes cuando se plantó la semilla de lo que hoy es Cervecera Península, una fábrica artesana con sede en Alcobendas y que en apenas cuatro años ha conseguido colocar sus bebidas como una de las cerveceras referencia a nivel nacional. Su éxito se enmarca en el boom que viven las cervezas artesanas, con otros sonados éxitos como el de Basqueland.
Licenciado en Ingeniería Industrial y Máster en Finanzas, su primera formación relacionada con el mundo cervecero fue en la Universidad UC Davis de California. Ahí cursa el título Master Brewers, a lo que posteriormente hay que sumar otro curso de Ciencia y Tecnología de Fabricación de Cerveza en el Institute of Brewing & Distilling de Reino Unido. Esa formación anglosajona le enseña que "tener una fábrica es algo más que elaborar cerveza artesana", explica a Fuera de Serie.
Las cervezas artesanas que nacieron en un garaje
Con la mochila llena de nuevas ideas, Jove quería llevarlas a la práctica. La cerveza seguía fluyendo en el garaje de casa de Venezuela, donde él y su padre elaboraban en un trastero convertido en nanofábrica. Pero en el país caribeño era "difícil desarrollar una empresa". El mapa apunta a una vuelta a España, donde nacieron los abuelos de Román Jove. Un lugar donde "no hace falta estar jubilado para poder disfrutar, se puede hacer mientras se recorre el camino", apunta.
En Madrid y Barcelona viven las hermanas de Román. La ciudad condal, con una industria plenamente desarrollada, parecía el lugar ideal para abrir la fábrica soñada. Pero en la capital la cerveza artesana está creciendo, lo que lo hacía el "lugar adecuado para instalar su empresa".
El primer paso para hacer una cerveza artesana es moler el grano de cebada, ingrediente base junto al agua.
-¿Qué tiene de especial Madrid?
- El agua de Madrid me enamoró, me parece increíble para hacer cerveza. Puedes recrear el agua que quieras a partir de ella y es idónea para hacer cualquier tipo de cerveza.
-¿Y Madrid como ciudad?
-Ofrece un ambiente cervecero increíble, lleno de bares, llenos de personas, todos los días abren restaurantes nuevos, es una ciudad con un crecimiento hacia la mejora del ciudadano que encaja perfectamente en nuestro proyecto cervecero.
En la capital instalan su península. El istmo que les une con su pasado es la formación que recibió Román en EEUU e Inglaterra, y que se ve reflejado en sus cervezas, de clara inspiración anglosajona y con el lúpulo como protagonista. Esa pasión por uno de los ingredientes clave de la cerveza ha colocado a sus bebidas como unas de las mejor valoradas de nuestro país.
Sin embargo, el inicio no fue un camino de rosas. "Nos tuvimos que adaptar a la fábrica, los procesos...", confiesa Jove, consciente de que los primeros lotes de sus primeras cervezas no eran lo que ellos querían ofrecer a los consumidores.
Las cerveceras artesanas de Península destacan por el diseño de las etiquetas de sus latas.
Galactic, las cervezas de Península mejor valoradas
El punto de inflexión lo marcó el dúo de cervezas de la serie Galactic, las dos primeras que envasaron en lata y con las que celebraron su primer aniversario. Esas dos cervezas pusieron a Península en el mapa de los cerveceros amantes del amargor. Con ellas, como con todas sus cervezas, quieren contar "quiénes son, qué hacen, qué les inspira". Desde su primera cerveza, Hop On, que Jove considera "su favorita" y que "crece como un hijo" en cada nuevo lote, hasta Zorro Viejo, una cerveza envejecida en barrica, "noble y sabia", que recrea una que hacía en ese trastero. A la vez sirve de homenaje a su padre, con el que ha compartido horas de elaboración y junto al que ha cumplido el sueño de ambos de abrir una fábrica.
Zorro Viejo fue el punto de partida de otro de los hitos que transformó la cervecera. Antes incluso de abrir la fábrica, la enviaron al Barcelona Beer Challenge, uno de los certámenes cerveceros más prestigiosos de Europa. Fue premiada en 2016 con una medalla de oro. Tres años después, en 2019, la propia Península fue reconocida como Mejor Cervecera Novel. Eso supuso un "espaldarazo a un proyecto que en ese momento era pequeño", confiesa.
De ese "proyecto pequeño" han salido más de 100 cervezas, con recetas que cuentan su experiencias con otros cerveceros, que invitan a dejar el móvil a un lado, o que desafían a los consumidores con un híbrido entre batido y cerveza, como una de sus últimas creaciones, Mermelada de Frambuesa, una cerveza ácida con 250 gramos de puré de fruta por litro.
Cómo hacer cerveza artesana: el grano molido de la cebada se convierte en mosto al macerar durante largo tiempo en agua caliente.
La fábrica de la que han salido esas bebidas ha cambiado varias veces de fisionomía e incluso ha iniciado un proyecto a largo plazo con la instalación de una sala de barricas. Ahí las cervezas, ácidas y no ácidas, duermen durante meses en maderas que antes conservaron licores españoles de diferentes perfiles. "Cada barrica es diferente", explica, "y, además, aporta ese carácter español" que quieren imprimir a sus bebidas.
El futuro de Península se sigue escribiendo en España. Jove descarta abrir una cervecera en su país natal. "Estamos orgullosos de donde venimos", explica, pero el país caribeño no reúne las condiciones para montar una fábrica como la de Madrid.
En la capital, junto con el resto de las cerveceras, Jove quiere desarrollar la cultura cervecera, un aspecto todavía muy verde en nuestro país. La forma de conseguirlo tiene varios nombres. Primero colocar la cerveza en grandes superficies -ellos ya venden en el gigante CostCo- y bares y restaurantes, como sucede en otros países, donde es habitual que haya más de un grifo en las barras.
La segunda forma es llevando esa cultura cervecera a más consumidores, algo en lo que Jove confiesa que las fábricas están fallando. "Es una montaña difícil de escalar", explica, pero hay que hacerlo para que en España se desarrolle el "vínculo emocional" con esta bebida. Con la casi infinita variedad de estilos que hay la "cerveza también tiene que ser una celebración".
Lúpulo, la base de las cerveza Peninsula
Frente a la puerta de acceso a la fábrica de Península hay una canasta. Ahí pasa los viernes por la tarde el equipo de Román Jove. Es solo un ejemplo más de la "american way of brewing" que Jove trajo de su educación cervecera. Eso se ve reflejado, y se cata, en otros aspectos. El lúpulo es uno de ellos. "Friki" de esta planta, como él se define, le permite experimentar. Muchas del más de un centenar de cervezas que han elaborado llevan grandes cantidades de este ingrediente, caro pero básico. "Es como la uva", explica mientras frota unos 'pellets' en sus manos para "despertar" su aroma. "No solo la variedad es importante, también el suelo donde se cultiva". Su uso permite combinar tradición y modernidad y contar historias como las de la serie Hazy, que identifica la variedad de lúpulo con una ciudad.
Roman Jove ofrece "tours" por la fábrica de su Cervecera Península, en la que se pueden ver los grandes fermentadores que usa.
LUIS BLASCO. FOTOGRAFÍAS DE BERNARDO DÍAZ
Fuente: Expansión
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