Con estos pequeños 'tips' vamos a mejorar nuestras elaboraciones para las que necesitaremos harina, levadura fresca, agua, aceite de oliva, una pizca de sal, buen tomate y mozzarella auténtica
No podía dejar pasar por alto el día mundial de la pizza –se celebró el miércoles día 9–, ya que es una de las cosas que gustan a –casi– todo el mundo. Aunque hay infinidad de tipos, masas y recetas, una buena pizza siempre es un placer y junto a la hamburguesa forman la dupla de las comidas, llamadas rápidas, más famosas del mundo y aunque en ocasiones se mire desde un prisma menos saludable, no tiene porque ser así si elegimos productos de primera calidad y tomamos el control de la elaboración en casa, como pasa con las hamburguesas.
Aunque se le atribuye un origen napolitano –afirmación que no está del todo clara–, las primeras pizzas fueron prácticamente como las conocemos ahora, una base de pan plano a la que agregaban tomate, queso y albahaca. La más conocida es la Margarita, en honor a la reina Margarita de Saboya (s.XIX).
Pero vamos a meternos en harina y para eso os voy a dar algunos trucos que mejorarán vuestras pizzas –aunque no podremos compararlas a las que salen de los hermosos hornos de leña–, pero quedarán más que dignas.
En primer lugar y muy importante la masa. Utilizar una masa precocinada o refrigerada es un auténtico sacrilegio si lo que queréis es que os salgan en condiciones, así que apuntad bien. Necesitareis 30 gramos de levadura fresca, 125 ml de agua templada, 500 gramos de harina de trigo, una pizca de sal y una cucharada de aceite de oliva. En un bol grande deshacemos la levadura con un poco del agua templada, y añadimos 2 o 3 cucharadas de harina, lo removemos bien hasta que consigamos una masa homogénea, lo cubrimos con un paño y la dejamos que la levadura trabaje una media hora. Hemos hecho una especie de masa madre, continuamos tamizando el resto de la harina en la encimera, bien limpia, a la que añadimos la masa madre, la pizca de sal y amasamos con fuerza para formar una masa consistente pero blanda, vamos añadiendo el resto del agua y seguimos amasando hasta que la masa quede elástica. La dividimos en cuatro partes iguales y boleamos formando 4 bolas iguales. Las dejamos reposar espolvoreadas con harina al menos 2 horas, tapadas y en un lugar cálido.
Estiramos la masa con un rodillo, poco a poco, sin apretar demasiado hasta conseguir que tengan medio centímetro de grosor y las tendremos listas. Que no os obsesione que queden perfectamente redondas porque no es importante.
Otra de las cosas que son fundamentales para una pizza es el tomate, ha de ser de buena calidad, no sirve cualquiera. Lo ideal es hacerlo en casa, aunque hay alguno en supermercado que también nos puede servir. Encontrar el equilibrio con el tomate es más importante de lo que parece porque al llevar una gran cantidad de agua si nos pasamos se ablandará la masa, y si nos quedamos cortos se quedará seca, por lo tanto, cuidado con el tomate.
Otro básico para obtener una buena pizza es la temperatura del horno. En una buena pizzería tienen hornos de leña que funcionan a 500 grados y la pizza se cocina en un minuto. También hay hornos profesionales de gas a 420 grados y se doran en 3 minutos. Como en casa no tenemos esa posibilidad es muy importante que la temperatura del horno sea lo más alta posible porque una cocción en frío deja seca la pizza. Es importante meterla con el horno ya precalentado a todo lo que da, 12-16 minutos. El mejor indicativo de que nuestra pizza estará lista es que los bordes queden dorados y crujientes.
Respecto al queso os recomiendo utilizar buena mozzarella, de las que vienen en bolsitas con el suero, pero que sea auténtica. Debe escurrirse muy bien y cortarse en rodajas finas, la repartimos sobre la masa de la pizza una vez hemos colocado la salsa de tomate, antes de hornear. No os paséis con la cantidad, no por tener más queso va a estar mas rica. La pizza no soporta bien el exceso de ingredientes, además cada uno tiene su tiempo de cocción y su proporción de agua, si ponemos muchos no se hornearán bien, algunos quedarán crudos y otros quemados, y si hay mucho de todo al final no se sabe de qué es la pizza. Como mucho os recomiendo no pasar de tres ingredientes. Con todo esto, la próxima vez que queráis pizza, intentad hacerla en casa, veréis que sois capaces y que quedan espectaculares.
RICARDO EZCURDIA
Fuente: El Diario Montañés
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