FOTO: ALF PONCE MERCADO / MDZ |
Son unas de las cuestiones que se pregunta el consumidor todos los días. ¿Hay diferencias?
Detalles como la altura, el tamaño y la forma de una copa de vino cambian la forma en que se percibe el vino. Pueden parecer sutiles, pero la diferencia puede ser enorme.
Pero es cierto que no todos tienen el presupuesto o el espacio en el armario para una colección de copas para cada tipo de vino. Algunas copas de vino de buena calidad para todos los días y un par de copas más elegantes para cuando abro botellas especiales. Claramente si hay oportunidad, es importante probar algunas de las diferentes formas y descubrir cuál se adapta mejor a los gustos de cada uno.
Las copas de tinto son más grandes que las de blanco, ya que estos suelen haber tenido contacto con madera, es decir, han estado encerrados un tiempo, también en sus botellas, y al estar guardados necesitan más oxigenación, que se logra con una copa con más espacio.
Los blancos, en cambio, son vinos de cosechas recientes. Por lo cual, no es necesario tener una gran copa, ya que son frescos, al abrirlos uno ya les siente el aroma, algo que en general no suele pasar con los tintos.
El material es importante. El cristal tiene mayor cantidad de arena, lo que significa que es más poroso que el vidrio, haciendo que el vino se impregne mejor en la superficie y se puedan disfrutar y sentir sus aromas y sabores. Además, al ser también un material más delgado, conserva mejor la temperatura y evita que se caliente.
Fuente: MDZ
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