Es una de las bebidas más populares del mundo, y se elabora con sólo 4 ingredientes básicos: agua, cebada (aunque pueden añadirse otros cereales), levadura y lúpulo
Desde la época de los sumerios, 3.300 años antes del nacimiento de Cristo, la cerveza ha formado parte de la dieta del hombre. Para los egipcios era un alimento básico y también una forma de pago. De hecho, en la época de Ramsés II se producían al año en el imperio unos 4 millones de litros para abastecer y pagar a trabajadores y esclavos. Han pasado los siglos, y esta bebida ha ido cambiando con los tiempos, pero sigue formando parte de nuestra vida (ahora más como un placer, que como el alimento que fue). Repasamos 13 tipos de los tipos de cerveza más consumidos en el planeta.
LAGER
En esencia no es una cerveza, sino una de las 3 “familias” principales de cervezas que existen. Son cervezas de baja fermentación, lo que quiere decir que, por un lado, sus levaduras actúan en la parte baja del fermentador, y que, por otra, fermentan a bajas temperaturas durante dos semanas. Además, necesitan al menos un mes de guarda en frio, o “lager" (del aleman bodega). Suelen ser cervezas claras, con poca graduación, y que se beben muy frías. Ideales para tapear.
PILSNER
Las “pilsner” (también llamadas “pilsener”, “pils”, o simplemente “pilsen”) se enmarcan dentro del grupo de cervezas “lager” y reciben este nombre de la ciudad en la que nacieron: Pilsen, en lo que hoy es la República Checa. Esto ocurrió en 1842, cuando un maestro cervecero llamado Joseph Grolle quiso elaborar una cerveza que compitiera con las lager oscuras que, por aquel entonces, se elaboraban en Baviera. Por primera vez, logró una cerveza de un precioso color dorado y, sobre todo, transparente. Su graduación ronda los 4 grados y, para su elaboración, suelen usarse lúpulos bastante aromáticos. A este tipo corresponden las cervezas que bebemos con más frecuencia en España. Estupendas con pescado frito y mariscos cocidos.
BOCK
Otra cerveza del grupo de las “lager”. Comenzó a elaborarse en el siglo XIV en la ciudad de Einbeck, en lo que era la Liga Hanseática. Su nombre se debe a la similitud entre el nombre de la ciudad y la expresión germana “ein bock”, que significa “un macho cabrío”, por lo que muchas etiquetas de esta variedad lucen uno de estos animales. En origen, eran cervezas oscuras, aunque actualmente existen bocks algo más claras (cobrizas). Tienen una graduación que ronda los 6 grados, y en Alemania se asocia su consumo a celebraciones especiales, como la Navidad o la Pascua.
ESPECIAL
Se trata de otra cerveza de la familia de las “lager”. Sigue siendo rubia, aunque son reflejos son más ambarinos. Lo más destacable es su sabor a cereales tostados y su cremosidad, lo que la hacen perfecta para maridar con platos “difíciles” de acompañar por otras bebidas, como escabeches o ensaladas ácidas.
DUNKEL LAGER
Dunkel, en alemán, se traduciría por “oscuro”, así que es lógico que estemos hablando de cervezas con unas tonalidades que van del marrón rojizo al marrón oscuro, provocadas por un mayor tostado del cereal. Son también conocidas como “Munich Dunkel”, porque fue en esta ciudad en donde empezó este estilo de cervezas, y porque el tipo de malta con la que se elabora es característico de allí. A pesar de su color, son cervezas suaves, con un marcado gusto a malta, aunque con una graduación algo mayor que otras “lager”, que ronda los 5,5º. Es una buena elección para acompañar guisos potentes, o platos de caza.
ALE
Las “ale” constituyen la segunda de las grandes ramas cerveceras que existen. Son cervezas de alta fermentación, lo que quiere decir que ese proceso se produce en la parte alta del fermentador, y además, a mayor temperatura que en el caso de las lager (normalmente, sobre los 19º), y en menos tiempo (entre 3 y 7 días). Para su elaboración se suele emplear algo más de lúpulo. Tienen como rasgo característico que casi todas las "ale" son frutales. Son muy populares en Reino Unido y, al contrario que las “lager”, no se toman muy frías, sino simplemente frescas, o incluso a temperatura ambiente. Combinan con muchos platos, pero son perfectas para una tabla de quesos o embutidos.
IPA
Este tipo de cerveza ha adquirido una gran popularidad en España en los últimos años. IPA es un acrónimo de la expresión “India Pale Ale”, y es que surgió de la mano de cerveceros ingleses que buscaban una fórmula para que esta bebida aguantara las largas travesías en barco de Inglaterra a la India, ya que lo habitual es que se agriara y se estropeara. La consiguieron aumentando la graduación y la cantidad de lúpulo, así que se trata de cervezas con un grado alcohólico entre 5 y 7º (la “doble” o “Imperial IPA” llega a los 7,5º), algo más amargas, pero muy aromáticas y complejas. Aguantarán perfectamente la intensidad de un curry u otros platos picantes y especiados.
DE ABADÍA
No se trata de un estilo concreto de cerveza, aunque la mayoría de las que se denominan así compartan muchas características, sino que reciben este nombre porque empezaron siendo elaboradas en los monasterios o abadías belgas. En realidad, en la actualidad quedan muy pocas cervezas que sigan siendo hechas por monjes (como Abbaye d´Aulne, o Val-Dieu) y el nombre es más un elemento de marketing que otra cosa. En cambio, las cervezas trapenses sí deben estar elaboradas en un monasterio de la Orden de la Trapa (o en alguna instalación anexa), y tienen, incluso un sello de garantía que certifica su origen (Authentic Trappist Product). En general, se puede decir que se trata de cervezas con bastante alcohol (entre 6 y 8º), pero menos amargas que otras ales. Son estupendas para acompañar guisos y platos rotundos.
NEGRA
Aunque en España usemos “cerveza negra”, como un término genérico, en los países en donde se consume con frecuencia, se distingue entre varios tipos. Los dos principales son el “porter” y el “stout”. El primero nació a principios del siglo XVIII, de la mano de un cervecero de Londres llamado Ralph Harwood, que, en realidad, mezcló tres tipos de cerveza (brown ale, pale ale y stale) para elaborarla. La mezcla se hizo muy popular (al parecer, especialmente entre los porteros, de quienes recibió el nombre) y así surgió un estilo que se fue perfeccionando con los años. Las “stout” son también cervezas muy oscuras, pero con un mayor contenido alcohólico que las porter y mucho más cuerpo (densidad). Ambos tipos combinan espectacularmente con postres a base de chocolate.
LAMBIC (FERMENTACIÓN ESPONTÁNEA)
Las “lambic” serían el tercer grupo de cervezas del que podemos hablar generalizando, aunque su producción es infinitamente menor que la de las “lager” o las “ales”. De hecho, estas cervezas sólo se elaboran en el Valle del Senne, en Bélgica. Su principal peculiaridad es que son cervezas de fermentación espontánea, y el que sólo se hagan en ese lugar tan concreto es debido a que allí existen unas levaduras y unas bacterias que no existen en otros lugares del mundo. La cebada malteada es su principal ingrediente (70%), pero el 30 restante puede ser trigo crudo. Son cervezas ácidas, por lo que a veces se les añade azúcar o frutas en el proceso final de elaboración y, además, el lúpulo que se utiliza es “viejo”, por lo que, aunque mantiene sus propiedades conservantes, no le da tanto amargor. Estas cervezas se envejecen en barricas. Se suelen consumir acompañadas de queso azul, pero su acidez las hace aptas para combinaciones más arriesgadas, como postres a base de frutas.
TRIGO
Aunque la cebada malteada es la base de la mayoría de cervezas del mundo, en algunos países europeos son bastante habituales algunas variedades en las que se utiliza una proporción importante de trigo (entre un 50 y un 70%). Las más importantes son las “weissbier” (según la tradición alemana), y las “witbier” (con métodos y costumbres belgas). Son cervezas de alta fermentación y suelen ser turbias. Su graduación alcohólica se suele encontrar entre el 4,3% y el 6%, pero son bastante suaves en boca, por lo que maridan con una gran variedad de platos.
SIN ALCOHOL
Aunque no es exactamente una variedad tradicional, la cerveza sin alcohol ha ido adquiriendo cada vez más importancia en el mercado. A pesar de su denominación, la legislación europea permite hasta un 1% de alcohol, por lo que, si se quiere evitar completamente, habrá que elegir una en cuya etiqueta se especifique claramente que no contiene nada de alcohol (0,0).
Para su elaboración, existen varias fórmulas, aunque las más habituales son, o elaborar una cerveza con alcohol a la que después se le quita por algún medio (destilación, osmosis…), o elaborar directamente una cerveza en la que se evita la generación del alcohol, controlando escrupulosamente la fermentación (en este caso, la cerveza suele tener algo de alcohol, aunque menos del 1%).
SIN GLUTEN
Al igual que en el caso de la cerveza sin alcohol, no hablamos de una categoría tradicional de cervezas, sino de una elaboración que busca un producto con unas determinadas características. En este caso, una bebida sin gluten, para que pueda ser disfrutada por celíacos. Para ello, hay también dos vías: la primera, que parece la más obvia, sería elegir como materia prima, cereales, o pseudocereales, libres de gluten (trigo sarraceno, quinoa, sorgo…), pero la cerveza resultante es distinta a la que estamos acostumbrados. También es posible elaborar cervezas sin gluten a partir de cereales que lo contienen, gracias al control de los procesos enzimáticos en su elaboración. Lo importante es comprobar que en la etiqueta se especifique claramente que es apta para celíacos
Begoña Tormo
Fuente: esdiario
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