#TE 🍵 | Cuántos tipos de tés existen

Determinar con exactitud cuántas variedades de té existen no es sencillo porque todo depende de la clasificación que quieras utilizar. Básicamente, podríamos decir que ese número oscila entre los 6 y los 12 tipos (o más). Esta oscilación radica en que puedes empezar a contar los tés según colores: rojo, verde, negro... pero también teniendo en cuenta su lugar de procedencia, sin olvidar, además, las mezclas que se pueden hacer con distintas hojas de té que dan lugar a nuevas variedades.

Hay que aclarar que cualquier té, para ser considerado como tal, tiene que proceder de una misma planta, la camelia sinensis, originaria de China pero, en la actualidad, cultivada en múltiples países. Son las hojas de esta planta y, sobre todo, el proceso al que son sometidas: oxidación, secado, fermentado... lo que produce las distintas variedades de té. Descubre cuántos tipos de tés existen leyendo este artículo de unCOMO en el que te detallados las características de las consideradas las variedades primarias.

Es uno de los tés más populares del que se conocen sus excelentes propiedades, ya que, su alto contenido en polifenoles lo convierten en un poderoso antioxidante. En el caso del té verde, las hojas son recolectadas manteniendo intacta su clorofila, se dejan secar al aire y al sol para finalizar el procesado con la aplicación de técnicas específicas para evitar la oxidación.

De esta manera, las hojas de té conservan prácticamente intactos todos los nutrientes y los principios activos que les otorgan sus buenas cualidades. Entre otras, su riqueza en antioxidantes le hace aliado de la salud cardiovascular.

Dentro de las distintas variedades que puedes encontrar de té verde, una de las que ha ganado más popularidad en los últimos años es el té mátcha, que se elabora con las hojas de té verde finamente molidas, para que pueda tomarse en textura polvo.

Desde unCOMO te indicamos Cuándo tomar té verde y así saber cuándo es el momento del día y si Los niños pueden tomar té verde.

Té amarillo

Si el té verde es de los más conocidos, el amarillo, en cambio, es de los menos consumidos pese a resultar tan beneficioso para el conjunto del organismo como el verde. Con este último guarda gran similitud, aunque al paladar resultar más suave, con un menor amargor.

Se trata de un té de máxima calidad que se elabora con brotes o primeras hojas de la planta, que son sometidos a un proceso parcial de fermentación, responsable de su característico color. El mínimo proceso de oxidación mantiene inalterables sus propiedades diuréticas y antioxidantes y su alto contenido en flúor hace que el té amarillo contribuya al buen estado de dientes y encías.

Té blanco

El té blanco es una exquisitez valorada desde la antigüedad por su extraordinaria calidad y su sabor delicado de matices frutales y aromas delicados. En este caso, generalmente la camelia sinensis se cultiva en áreas montañosas en condiciones óptimas para el desarrollo de la planta. Además, para su elaboración, se extraen los primeros brotes, las hojas más tiernas y con apenas clorofila (de ahí su color pálido). Tras la recolección, se dejan secar de la manera más natural para que conserven todas sus propiedades. Se dice que el té blanco ayuda a proteger el sistema inmune y las capacidades cognitivas.

Té negro

La completa oxidación de sus hojas es lo que da al té negro su característico color oscuro y su sabor intenso. La recolección se realiza con las hojas ya crecidas y con tiempo en la planta, para secarlas en su totalidad y lograr la plena oxidación obteniendo, así, un producto que requiere de un tiempo de infusión más prolongado que otros tés como el verde.

El té negro posee un alto contenido en cafeína y aporta buenas dosis de minerales como: calcio, magnesio, fósforo o zinc. Algunas de las variedades de este tipo de té más apreciadas son: el té negro de Ceilán, el de Assam y el de Dayerling (estos dos últimos cultivados en India).

Té Oolong

El té oolong, que ha ganado popularidad en los últimos años, es también conocido como té azul por su particular tonalidad. En realidad, este tipo de té se sitúa a medio camino entre el verde y el negro, ya que, en su elaboración, experimenta una oxidación parcial de sus hojas.

Mantiene el alto poder antioxidante del té verde y resulta especialmente rico en taninos, algo que hace que este té posea propiedades astringentes y antiinflamatorias. Su tiempo óptimo de infusión son los tres minutos y en cuanto a su sabor, es una de las variedades más suaves y delicadas al paladar. Además, se le considera uno de los mejores para favorecer las buenas digestiones evitando los kilos de más.

Té rojo

Por último, el té rojo también denominado té Pu – erh, por ser una variedad originaria de esta ciudad de la región de Yunnan en China, se caracteriza por su largo proceso de fermentación, que provoca una lenta y progresiva oxidación.

El tiempo de elaboración puede durar varios meses e incluso años, un tiempo en el que las hojas se van secando y adquiriendo su particular tono rojizo. Esa lenta fermentación hace que el contenido de cafeína sea mínimo pese al sabor fuerte que presenta la infusión. La escasa presencia de cafeína (teína) hace que el té rojo posea propiedades calmantes. También se le considera especialmente digestivo y eficaz a la hora de ayudar a desintoxicar el organismo eliminando grasas y toxinas.

Mariola Báez

Fuente: Mundo Deportivo