¿Sabes cuál es la bebida, después del agua, que más se consume en todos los rincones del planeta? Según expertos, se trata del té.
Es la bebida más consumida en el mundo, con 6,000 millones de tazas al día, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y ha conseguido ganarse el aprecio entre las clases más altas y aristocráticas, así como las más populares de Europa, Asia o América, desde que un emperador chino tuviera la fortuna de ser el primero en probar esta infusión y comprobar sus beneficios.
El descubrimiento del té viene acompañado de una leyenda china que cuenta que, hace más de 4,700 años, estando durmiendo plácidamente el emperador Seng-Nung en su jardín y bajo la sombra de un árbol silvestre, cayeron unas hojas dentro de la olla donde los sirvientes hervían agua para servir al soberano, quien había extendido la orden a la población de su país de hervir siempre el agua de consumo humano.
Al beber el agua donde las hojas de té silvestre habían caído, el emperador se sintió reconfortado y con una especial sensación de bienestar, por lo que instituyó a partir de entonces la infusión de té como una bebida saludable entre sus siervos. El té había nacido con esta leyenda en China donde fue tan preciado que se llegó a utilizar como moneda de cambio a un alto valor.
Paralelamente al desarrollo del mercado de esta bebida, alfareros y herreros comenzaron a elaborar elegantes utensilios y juegos de té, en porcelana, esmalte y oro que constituían un verdadero indicador de riqueza y donde se consumía la aromática bebida no sólo por sus propiedades medicinales, sino también por placer.
De manera general, el té se puede clasificar en cuatro categorías principales: blanco, verde, oolong y negro que se refieren al nivel de oxidación en su elaboración.
Luz Edith Cristóbal Huamán, del Instituto Santa Rosa de Perú, en su estudio sobre el té, señala que la oxidación es un proceso natural que cambia el color y el sabor de la hoja. Para iniciar la oxidación, los brotes frescos se enrollan (a mano o a máquina) para romper la superficie de la hoja de modo que el oxígeno reaccione con las enzimas de la planta. El té negro y rojo están completamente oxidados, el té oolong está parcialmente oxidado y los tés verdes y blancos no están oxidados.
Cuando menos se oxida un té, más ligero será en sabor y aroma. Los tés fuertemente oxidados producirán una infusión oscura, roja, de color marrón rojizo, mientras que los tés menos oxidados producirán un licor ligero y amarillo-verdoso. Al exponer selectivamente las hojas de té al oxígeno, los productores de té pueden extraer ciertos sabores y aromas, es decir, el proceso de oxidación determinará muchas de las características del sabor del té”.
Entre los beneficios generales que aporta el té para la salud se encuentran su aportación para rebajar el colesterol y sus beneficios en las dietas alimenticias, aunque cada clase de té tiene unas propiedades específicas.
1. El té verde, cuyas hojas se han fermentado rápidamente después de haber sido recogidas, es el favorito en Asia y no está oxidado, por lo que tiene gran cantidad de antioxidantes que combaten el envejecimiento.
2. El té blanco, elaborado con las hojas más jóvenes, incluso con las yemas de las hojas, tampoco son sometidas a proceso de oxidación, por lo que tiene muchas más propiedades antioxidantes que las del té verde y se considera un potenciador de la memoria, además de ser bueno para mantener la salud de los dientes y elevar el nivel de energía física.
3. El proceso de oxidación en el té oolong o té azul, es parcial, por lo que las hojas quedan semi fermentadas al haber estado sometidas a un proceso más corto de tiempo que el té negro, de esta manera contiene menos antioxidantes que los tés más claros y es recomendado como digestivo, astringente contra diarreas y diurético.
4. El té negro es muy popular en los países occidentales. Es un té muy procesado y es el que contiene más teína y taninos, por lo que resulta el más estimulante de todos y proporciona buenos resultados para tratar diarreas, sin embargo, no es aconsejable en casos de estreñimiento. Ayuda a mantener la salud cardiovascular y, sobre todo, eses un gran diurético.
El té pertenece a la especie Camellia sinensis, una planta cuyas hojas son las utilizadas para esta infusión. Camellia es el nombre del género que fue otorgado en honor de Jiri Josef Camel, misionero jesuita y botánico del siglo XVII que introdujo las plantas de camelia desde Filipinas a Europa, mientras el término sinensis se relaciona con el lugar de origen de la especie ‘sinensis’, que en latín significa China.
Su arbusto es de porte bajo, follaje perenne y ampliamente ramificado que, en condiciones silvestres alcanza los 40 pies de altura y en plantaciones comerciales, el árbol se poda de manera continua, limitando su crecimiento a entre tres pies altitud. Las hojas enteras tienen forma oval-oblonga, de color brillante, glabras (desprovistas de pelos y glándulas) y miden entre 2 y 4 pulgadas de largo por 1 a 2 pulgadas de ancho.
La especie Camellia sinensis conocida desde hace siglos es nativa del sur de China y sudeste de Asia. Su consumo y tradición se introdujo primero en el Japón en el siglo VI a.C., mientras que en Europa fue llevado por Marco Polo a mediados del siglo XIII.
La Compañía de las Indias Orientales inició su comercialización en toda Europa en el año 1600 e introdujo su consumo también en América. Durante el siglo XIX se establecieron grandes plantaciones en África, mientras en Sudamérica la producción se inicia a comienzos del siglo XX, y donde Argentina, en la actualidad, se ha convertido en su mayor productor.
José Migue Coleto Martínez, catedrático de la Universidad de Extremadura e ingeniero agrónomo y forestal, explica cómo sucedió la diversificación definitiva entre el té y el café. Según Coleto, en el siglo XIX hubo una lucha enorme entre el té y el café, sobre todo, en el imperio británico.
Pero el imperio británico no producía suficiente café, porque, aunque tenía numerosas colonias, sólo lo producían en Jamaica, así que lo tenían que comprar a otros países”, añade Coleto.
El ingeniero señala que en el siglo XVIII “en el imperio británico se tomaba el café en una proporción del 60 por ciento frente al 40 por ciento que optaban por el té. Pero en 1867 llegó el desastre y en unas semanas el hongo de la Roya del café lo destrozó todo, por lo que tuvieron que recurrir al café de los imperios extranjeros”.
Tras este desastre, “se realizó una campaña nacional publicitaria, la primera que se realiza de un producto alimentario, con el fin de que todo el imperio británico bebiera té en lugar de café”. De esta manera, los ingleses cambiaron de costumbre y el té inglés se hizo popular en todo el mundo como el conocido “té de las 5″.
Actualmente, el té se cultiva, tanto en ambientes tropicales como subtropicales y los países con mayor producción son China, India, Kenia, Sri Lanka, Turquía, Vietnam, Irán, Indonesia, Argentina y Japón.
(Con información de EFE)
TIPOS DE TÉ Y SUS PROPIEDADES
De manera general, el té se puede clasificar en cuatro categorías principales: blanco, verde, oolong y negro que se refieren al nivel de oxidación en su elaboración.
Luz Edith Cristóbal Huamán, del Instituto Santa Rosa de Perú, en su estudio sobre el té, señala que la oxidación es un proceso natural que cambia el color y el sabor de la hoja. Para iniciar la oxidación, los brotes frescos se enrollan (a mano o a máquina) para romper la superficie de la hoja de modo que el oxígeno reaccione con las enzimas de la planta. El té negro y rojo están completamente oxidados, el té oolong está parcialmente oxidado y los tés verdes y blancos no están oxidados.
Cuando menos se oxida un té, más ligero será en sabor y aroma. Los tés fuertemente oxidados producirán una infusión oscura, roja, de color marrón rojizo, mientras que los tés menos oxidados producirán un licor ligero y amarillo-verdoso. Al exponer selectivamente las hojas de té al oxígeno, los productores de té pueden extraer ciertos sabores y aromas, es decir, el proceso de oxidación determinará muchas de las características del sabor del té”.
Entre los beneficios generales que aporta el té para la salud se encuentran su aportación para rebajar el colesterol y sus beneficios en las dietas alimenticias, aunque cada clase de té tiene unas propiedades específicas.
1. El té verde, cuyas hojas se han fermentado rápidamente después de haber sido recogidas, es el favorito en Asia y no está oxidado, por lo que tiene gran cantidad de antioxidantes que combaten el envejecimiento.
2. El té blanco, elaborado con las hojas más jóvenes, incluso con las yemas de las hojas, tampoco son sometidas a proceso de oxidación, por lo que tiene muchas más propiedades antioxidantes que las del té verde y se considera un potenciador de la memoria, además de ser bueno para mantener la salud de los dientes y elevar el nivel de energía física.
3. El proceso de oxidación en el té oolong o té azul, es parcial, por lo que las hojas quedan semi fermentadas al haber estado sometidas a un proceso más corto de tiempo que el té negro, de esta manera contiene menos antioxidantes que los tés más claros y es recomendado como digestivo, astringente contra diarreas y diurético.
4. El té negro es muy popular en los países occidentales. Es un té muy procesado y es el que contiene más teína y taninos, por lo que resulta el más estimulante de todos y proporciona buenos resultados para tratar diarreas, sin embargo, no es aconsejable en casos de estreñimiento. Ayuda a mantener la salud cardiovascular y, sobre todo, eses un gran diurético.
ORIGEN Y EXPANSIÓN DEL TÉ
El té pertenece a la especie Camellia sinensis, una planta cuyas hojas son las utilizadas para esta infusión. Camellia es el nombre del género que fue otorgado en honor de Jiri Josef Camel, misionero jesuita y botánico del siglo XVII que introdujo las plantas de camelia desde Filipinas a Europa, mientras el término sinensis se relaciona con el lugar de origen de la especie ‘sinensis’, que en latín significa China.
Su arbusto es de porte bajo, follaje perenne y ampliamente ramificado que, en condiciones silvestres alcanza los 40 pies de altura y en plantaciones comerciales, el árbol se poda de manera continua, limitando su crecimiento a entre tres pies altitud. Las hojas enteras tienen forma oval-oblonga, de color brillante, glabras (desprovistas de pelos y glándulas) y miden entre 2 y 4 pulgadas de largo por 1 a 2 pulgadas de ancho.
La especie Camellia sinensis conocida desde hace siglos es nativa del sur de China y sudeste de Asia. Su consumo y tradición se introdujo primero en el Japón en el siglo VI a.C., mientras que en Europa fue llevado por Marco Polo a mediados del siglo XIII.
La Compañía de las Indias Orientales inició su comercialización en toda Europa en el año 1600 e introdujo su consumo también en América. Durante el siglo XIX se establecieron grandes plantaciones en África, mientras en Sudamérica la producción se inicia a comienzos del siglo XX, y donde Argentina, en la actualidad, se ha convertido en su mayor productor.
LA DECISIÓN BRITÁNICA DE SUSTITUIR EL CAFÉ POR EL TÉ.
José Migue Coleto Martínez, catedrático de la Universidad de Extremadura e ingeniero agrónomo y forestal, explica cómo sucedió la diversificación definitiva entre el té y el café. Según Coleto, en el siglo XIX hubo una lucha enorme entre el té y el café, sobre todo, en el imperio británico.
Pero el imperio británico no producía suficiente café, porque, aunque tenía numerosas colonias, sólo lo producían en Jamaica, así que lo tenían que comprar a otros países”, añade Coleto.
El ingeniero señala que en el siglo XVIII “en el imperio británico se tomaba el café en una proporción del 60 por ciento frente al 40 por ciento que optaban por el té. Pero en 1867 llegó el desastre y en unas semanas el hongo de la Roya del café lo destrozó todo, por lo que tuvieron que recurrir al café de los imperios extranjeros”.
Tras este desastre, “se realizó una campaña nacional publicitaria, la primera que se realiza de un producto alimentario, con el fin de que todo el imperio británico bebiera té en lugar de café”. De esta manera, los ingleses cambiaron de costumbre y el té inglés se hizo popular en todo el mundo como el conocido “té de las 5″.
Actualmente, el té se cultiva, tanto en ambientes tropicales como subtropicales y los países con mayor producción son China, India, Kenia, Sri Lanka, Turquía, Vietnam, Irán, Indonesia, Argentina y Japón.
(Con información de EFE)
Fuente: Telemundo
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