Foto: Festival Petronio Álvarez / Secretaría de Cultura de Cali |
El Festival Petronio Álvarez sabe a viche, pero ¿cómo se ha concebido esta bebida en la historia? ¿su reciente fama en otras regiones del país es un homenaje a la herencia africana o apropiación cultural?
Hace 27 años, Licenia Pinilla llegó con una galoneta de viche a la primera edición del Festival Petronio Álvarez. Era la única que vendía esta bebida ancestral, así que los asistentes no tardaron en comprarle todo lo que había llevado.
Los siguientes dos años volvió con su destilado y al cuarto se le unió doña Veneranda. Luego se sumó Alicia Lucumí, y así, poco a poco fueron llegando más sabedoras para preservar las tradiciones afrocolombianas en este evento que se celebra cada año en Cali. Hoy son 43 las familias que venden este licor que se ha convertido en una parte tan esencial del festival que es imposible imaginarlo sin él.
Licenia es abogada de profesión y se define a sí misma como una mujer luchadora del Pacífico colombiano y cuidadora del proceso ancestral de estas bebidas. Aprendió a preparar viche viendo a su mamá, una partera guapireña que lo elaboraba, entre otras cosas, para fortalecer el vientre de las mujeres.
Por ella sabe que esta bebida fermentada proviene de la tribu Bantú, en África, y que llegó a Colombia cuando muchos de ellos fueron traídos como esclavos. Como no los dejaban beber whisky, brandy ni ningún otro licor, empezaron a destilar el viche por medio de la caña de azúcar.
Viche para la vida y la muerte
El viche no es solo una bebida; es símbolo de resistencia cultural. Cada sorbo es un viaje en el tiempo y una celebración de la herencia. Por eso, Manuel Enrique Sevilla —profesor de la Facultad de Creación y Hábitat de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali— considera que es simplista centrarse en que es un afrodisiaco.
“El valor que se le asocia originalmente al viche no se limita a que este es un buen viagra natural y ya. Va mucho más allá de favorecer el coito. Tiene que ver con una concepción amplia del cuerpo de la mujer y del hombre, de una conexión con el entorno, del autoconocimiento y del bienestar general”, aclara Sevilla, quien está vinculado con la agenda académica del Festival desde 2002.
A esto, Licenia suma que el viche hace parte de su espiritualidad: está presente en el nacimiento, en el transcurso de la vida y en la muerte.
Cuenta que para que una mujer pueda procrear, las sabedoras le dan tomaseca (derivado del viche) para que boten toda la “sangre mala” que hay en su vientre y así logren quedar embarazadas. En los velorios y chigualos (ceremonia fúnebre para las niñas y los niños), el viche acompaña el duelo. Pero también, dice, sirve para curar mordidas de culebras, espantos y mal de ojo.
A esto, Licenia suma que el viche hace parte de su espiritualidad: está presente en el nacimiento, en el transcurso de la vida y en la muerte.
Cuenta que para que una mujer pueda procrear, las sabedoras le dan tomaseca (derivado del viche) para que boten toda la “sangre mala” que hay en su vientre y así logren quedar embarazadas. En los velorios y chigualos (ceremonia fúnebre para las niñas y los niños), el viche acompaña el duelo. Pero también, dice, sirve para curar mordidas de culebras, espantos y mal de ojo.
Foto: Cortesía Bebidas Típicas La Tere |
Con el paso del tiempo han salido muchos derivados de esta bebida, como el arrechón, el tumbacatre y el pipilongo, que tienen fines más comerciales. La sabedora Teresa de Jesús Hurtado asegura que “estos nombres obscenos nos avergüenzan y estamos haciendo la pedagogía constante para que la gente entienda que no son bebidas afrodisíacas, sino que a través de un trago de viche estamos dando salud, historia, cultura, tradición y, lo más importante, honrando la memoria de nuestros antepasados”.
“Las bebidas que voy a llevar el próximo año para el Petronio ya se están macerando, pero una botella de viche necesita como mínimo 10 días de fermentación”Teresa de Jesús Hurtado, sabedora
Hay bebidas más arraigadas a la tradición, como la botella curada, que no son comercializables. Para prepararla, Licenia explica que las maestras, curanderas y parteras deben conocer a la persona que se la va a tomar y escuchar sus necesidades. Teniendo en cuenta eso, a base de hierbas, bejucos, corteza de árboles y especias, preparan una bebida personalizada.
“No hay dos botellas idénticas porque cada persona tiene una condición diferente. Hay oraciones específicas y, en mi caso, siempre entrego una carta a quien se la va a tomar, explicándole la dosificación y otros detalles sobre su preparación”, comenta la sabedora Teresa. Además, dice que continúa en constante comunicación con la persona para saber cómo ha reaccionado a la bebida y si necesita algo más.
El docente agrega que no es una botella portátil que se puede cargar en la maleta, sino que “está pensada para que repose al lado de la cabeza de tu cama y que periódicamente te sirvas una copita. Nadie pensaría en emborracharse con una botella curada”.
¿Por qué no se admiten más bebidas en el Petronio Álvarez?
Al Petronio no entra ron, cerveza, whisky ni ningún otro licor que no sea el viche.
“En cualquier otro evento masivo te requisan para que no entres licores artesanales o de afuera. Este es el único espacio en el cual te requisan para que no entres licores industriales. Eso me parece que habla muy bien de un acuerdo, que no es tácito sino formal, entre la autoridad de regulación, que es el Invima, la Secretaría de Salud municipal, los organizadores del festival y las asociaciones de productores de viche”, relata Sevilla.
Aclara que en Colombia no es permitido vender licores tradicionales, pero en este caso son las mismas autoridades las que regulan que dentro del festival no haya venta de licores distintos a los artesanales.
El director de alimentos y bebidas del Invima, Carlos Robles, explicó en entrevista con Blu Radio que para comercializar viche en eventos masivos y a nivel nacional se necesita un registro Invima. De lo contrario, “solo está permitido para eventos culturales que certifiquen que esa bebida es ancestral para ellos”.
Este ejemplo, dice Sevilla, es muy interesante porque deja una moraleja: “la salvaguardia del patrimonio implica que todos los actores de la sociedad nos pongamos de acuerdo en que algo que es importante debe ser protegido”.
Explica que hay un filtro que se debe pasar para garantizar que las bebidas que se venden a los participantes cumplen con todos los estándares de calidad. Uno de ellos es pertenecer a una tradición de fabricación de viche.
Foto: Festival Petronio Álvarez / Secretaría de Cultura de Cali |
¿Apropiación cultural del viche?
En los últimos años ha aumentado la popularidad del viche en otras regiones diferentes al Pacífico, como es el caso de Bogotá, donde varios bares y restaurantes han comenzado a incorporarlo en sus menús. Si bien esto podría interpretarse como una forma de apreciar y difundir la cultura afrocolombiana, también plantea cuestionamientos sobre si esta tendencia representa un verdadero entendimiento y respeto por la tradición original.
Para las sabedoras el peligro radica en la banalización de una práctica que tiene profundas raíces culturales y espirituales. Creen que si se comercializa sin considerar el contexto histórico y social se puede distorsionar su verdadero significado, convirtiéndolo en una simple moda pasajera.
“Hay personas que en su momento se nutren de una cultura. Mientras ellos están disfrutando de esas ganancias, nosotros estamos luchando para que se legalice, para que el territorio no se quede sin viche. Estamos luchando para que en diferentes escenarios nos dejen transitar el viche y yo lo que veo a través de eso es solamente aprovechamiento comercial. Las bebidas que ellos hacen no son representativas para nosotros”, enfatiza Teresa.
Un caso muy sonado fue cuando en 2018 dos personas, una de Cali y otra de origen extranjero, registraron la marca Viche del Pacífico ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). Después de que las comunidades se quejaran por hacer uso de un nombre que se remonta a la época colonial, la SIC retiró esta marca con el fin de proteger las prácticas ancestrales del Litoral Pacífico de Colombia.
¿Pero es esto apropiación cultural? Manuel Sevilla comenta que este término se puede leer en dos vías. En el sentido positivo se refiere a “fortalecer mi conocimiento de una forma patrimonial, de manera que yo lo pueda poner en valor”. La connotación negativa se refiere cuando con fines de lucro o de otro orden “se toman ciertos elementos de una producción cultural, los sacan de contexto y buscan beneficiarse de la carga simbólica que eso tiene”.
Con el fin de evitar que lo última ocurra, Teresa pide que se llegue a un consenso con las autoridades para no perpetuar las desigualdades y que se legalice la comercialización del viche. “Mira cuántos años han pasado y hasta ahora tenemos la Ley del Viche (ley 2158 de 2021) que todavía no nos ha favorecido como nosotros queremos. Lo que necesitamos es que se cree esa alianza para que, desde el Estado, se mire las formas en que podemos fortalecernos”, indica.
Foto: Cortesía Bebidas Típicas La Tere |
Por su parte, el docente Sevilla cree que una de las rutas que se debe tomar para evitar que estas bebidas ancestrales se despojen por completo de su práctica cultural y se vendan como algo exótico es el trabajo colaborativo.
“Mi llamado es a ser respetuosos con toda la tradición que hay detrás. Las personas interesadas en la comercialización y que no son parte de la comunidad deberían unirse a los portadores no solo porque es lo que éticamente corresponde, sino porque es mejor negocio”, dice.
Además, cree que se necesita un poco de flexibilidad y de apertura por parte de los portadores hacia los descendientes con el fin de buscar oportunidades de alianza y así lograr que el viche sea más reconocido.
Y, por último, plantea que hay un límite que debe tenerse en cuenta. “Hay cosas que se pueden comercializar, pero otras que no. Yo puedo vender N botellas de viche, pero la noción misma de botella curada no es comercializable, es un contrasentido. Eso hay que respetarlo”, aclara Sevilla.
Viche como Patrimonio Cultural de la Nación
En 2021 el viche fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en Colombia. Esta designación no solo honra su importancia histórica y cultural, sino que también subraya la necesidad de proteger y transmitir esta tradición a las generaciones futuras.
Además, demuestra que el viche es mucho más que una bebida alcohólica: es una ventana a la historia y a las formas de vida de las comunidades ancestrales.
El camino para llegar hasta este punto no ha sido fácil. Licenia Pinilla comenta que durante mucho tiempo el viche ha sido perseguido. “Correteaban a las personas que lo elaboraban. Cuando lo iban a comercializar, las autoridades lo decomisaban y botaban. Dañaban los trapiches y desbarataban todos los procesos que servían para el diario vivir de los vicheros”.
Aunque la historia ha cambiado, aún hay muchos retos. “En el camino de Buenaventura a Cali nos quitan el viche, lo riegan. Queremos que nos sigan dando la oportunidad de hablarle a la gente y de contarle la verdadera razón por la que luchamos por el viche”, dice la maestra Teresa y pide que las autoridades tengan en cuenta la importancia histórica de este producto.
En este sentido, la declaración del viche como Patrimonio Cultural de la Nación conlleva responsabilidades y oportunidades. La preservación de esta tradición requiere un esfuerzo conjunto de los gobiernos, las comunidades locales y los expertos en patrimonio cultural. La documentación de las técnicas de producción, la transmisión de conocimientos y la promoción sostenible del viche son pasos cruciales para garantizar que esta tradición siga viva y sea relevante en el contexto moderno.
“El viche es un producto que durante toda la vida ha sido estigmatizado”, puntualiza Teresa, “pero una bebida que da salud y que une a las personas no puede ser ilegal”, concluye.
MARÍA CAMILA BOTERO
Fuente:javeriana.edu.co
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