Chaguarmishqui, imagen proporcionadas por Casa Agave. |
Es la única bebida ecuatoriana con Denominación de Origen Ecuador y su elaboración ha dado lugar a un proyecto social que pone a la mujer en el centro de todas las miradas
En la llamada mitad del mundo, concretamente en la latitud 00º 00′ 00″, se encuentra una pequeña destilería donde se alambica la savia del cactus agave americano o agave azul, de la familia Agavaceae. Ubicada en la tierra que separa los dos hemisferios, Casa Agave nació de la reivindicación de una bebida ancestral, con una tradición milenaria, surgida en mitad de las montañas de Los Andes, que forma parte de la cultura local desde la creación de los primeros pueblos nativos de Quito.
El cactus prehistórico
Mishquera recolectando el chaguarmishqui, en una imagen proporcionada por Casa Agave. |
“Este cactus es un dinosaurio vegetal, es una planta prehistórica. La savia de agave ha sido durante miles de años un alimento y bebida silvestre para los habitantes de Los Andes; lo mismo sucede en México, donde tienen una cultura ancestral del agave realmente fuerte, con la diferencia de que lo que allí se llama pulque, en Ecuador lo llamamos miske”, explica Diego Mora, propietario y mishquero de Casa Agave. Denigrada por ser el agua de los indios o agua de los pobres, su importancia dentro de la cultura ecuatoriana comenzó a perderse. Poco a poco el oficio de mishquero, de la persona que tiene todos los conocimientos necesarios para la extracción del chaguarmishqui, comenzó a dejarse de lado hasta quedar Don Virgilio Collahuazo como el último mishquero de Ecuador. De él lo aprendió todo Diego Mora cuando hace 22 años llegó a los valles de Quito para recuperar y poner en valor este patrimonio andino ancestral. Así nace Casa Agave, un proyecto que no solo se centra en rescatar esta tradición cultural y gastronómica ecuatoriana de la mano de nueve comunidades, sino que también está trabajando por recuperar una planta muy especial de América y propia de la zona.
“La gente nativa tiene una conexión especial con su tierra y con productos como el agave, una planta que es considerada un dios sobre cuyas hojas escriben deseos”, explica Mora. Y es que del agave existen más de 300 variedades repartidas entre América Central y del Sur. Algunas de sus especies se utilizan para extraer su savia y hacer destilados; otras permiten usar su pulpa en la cocina; determinadas variedades se dedican única y exclusivamente a usar sus fibras en la elaboración de artesanías, papeles y textiles. Sus raíces cuentan con una sustancia parecida a la saponina y se utiliza como jabón. Incluso, con su madera, se construyen objetos para el hogar y hasta casas. Sin embargo, es en Ecuador donde, según dice este mishquero, se desarrolla con su mejor calidad, puesto que, gracias a su ubicación, “las plantas tienen luz perpendicular los 365 días del año, lo que se traduce en azúcares que ayudarán en su destilación”.
Agua de los pobres
Diego Mora, de Casa Agave, en una imagen proporcionada por la destilería. |
Su singularidad es que para poder recolectar la savia llamada chaguarmishqui, que se puede beber sin ningún tipo de proceso, la planta debe tener al menos diez años. “Se corta únicamente el interior y se recoge el líquido que tiene dentro. Esta acción se realiza de dos a tres veces al día durante cuatro meses, de los que se extraen alrededor de diez litros diarios”, explica el productor. “El chaguarmishqui es una bebida nutritiva que antiguamente se utilizaba para hidratarse, para tratar problemas estomacales y para hacer que los niños crecieran sanos y fuertes”. De su extracción se ocupan nueve mishqueras de diferentes comunidades indígenas y de más de 60 años. “Casa Agave es también un proyecto social, ambiental y cultural. Las mujeres de estas comunidades son cabezas de hogar que están logrando por primera vez en la historia mantener a su familia. Es una revolución femenina silenciosa y se está llevando a cabo creando uno de los productos más sostenibles de Ecuador, puesto que el agave crece en zonas desérticas y en suelos pedregosos en los que no necesita nada”, aclara Mora.
De la reforestación a la Denominación de Origen
Botellas premiadas de Casa Agave, en una imagen proporcionada por la destilería. |
Además de la venta del chaguarmishqui, en Casa Agave también elaboran el miske, su destilado, la única bebida ecuatoriana con Denominación de Origen Ecuador. Aquí los 3000 litros de savia de agave que recogen cada mes se convierten en 250 botellas de miske, una bebida que ha sido premiada en 2021 y 2022 con un total de tres medallas de oro, una de plata y una de bronce en los World Spirits Competition. Estos premios solo son la muestra del trabajo que hay detrás de este proyecto social con el que se pone en valor uno de los patrimonios más antiguos de los valles interandinos ecuatoriales, la cultura del agave. Pero esto no es lo único que hacen desde Casa Agave, puesto que su proyecto también abarca desde hace más de 20 años un plan de reforestación con diferentes tipos de agaves y que involucra a todo aquel que pase por su destilería invitándoles a plantar un pequeño agave en su vivero con el fin de hacerles partícipes de la recuperación de una planta ancestral y una bebida propia de la mitad del mundo.
LUCÍA DÍAZ MADURGA
Fuente: El País
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