Y uno de los más sonados de esta edición es que los vinos que seducen a Parker, o a su hombre en España, empiezan a ser bautizados como “Vino de Misa, que no de mesa”, matiza un bodeguero recién aterrizado del certamen. “Si no eres de su parroquia no te cata”, explica aunque a buen entendedor…
No hablan de temas económicos, ni mucho menos. Hablan de algo tan cierto como la vida misma: la subjetividad de los puntos. Los otorga una persona, no la inteligencia artificial. Y ahí entran muchos parámetros subjetivos. Cuando hablan de “parroquia” se refieren a vinos y proyectos muy en consonancia con la filosofía y la manera de entender el mundo del vino de Luis Gutiérrez. Por eso, nadie tiene que extrañarse porque en las listas “Parker” no aparezcan muchos proyectos. Es tan fácil como que sus vinos no han sido catados. Y lo que muchos tienen asumido: jamás serán catados porque el proyecto no es afín a la filosofía del catador o así lo entiende este.
Así que no hay que rasgarse las vestiduras, pero sí explicar el por qué de las cosas. ¿Resta esto mérito a las altas puntuaciones de algunos vinos? Ni mucho menos. Los vinos con altas puntuaciones han tenido “el privilegio” de ser catados y han respondido ante los ojos del crítico. Nada que objetarles. Tan cierto como que hay cientos de proyectos bodegueros que ni han sido catados ni lo serán porque no son “parroquianos”. ¿Por qué aparecen de golpe bodegas nuevas? Pues porque han sido catadas, no porque de repente por un brote de inspiración divina hayan aprendido de un año para otro a hacer buenos vinos.
Para los winelovers o periodistas que vivimos el día a día del sector, es muy fácil analizar una zona productora y sus proyectos bodegueros más destacados y compararla con las bodegas catadas. La diferencia es abismal en algunas de esas zonas. Por este motivo hay que relativizar siempre el tema de los puntos y la crítica. En un ejercicio en el que entra en juego el ingrediente personal, la subjetividad siempre va a estar presente. Es por eso que siempre demos mucha importancia a las trayectorias.
No es el objetivo de este artículo hacer una crítica a la crítica. El objetivo es que el lector sepa en qué terreno se mueve. Lo contrario sería ser injusto con los “no parroquianos”, entre los que se encuentran cientos de proyectos brillantes y vinos enormes. Al final, los vinos se crean para el disfrute de las personas y cautivar al público, no para lograr puntos aunque estos ayuden a vender botellas. Porque las modas son pasajeras.
Y así se explica el chascarrillo que ha sido “trending topic” en la Barcelona Wine Week. O eres “parroquiano” o no hay puntos. #vinosdemisa
Jaime Nicolau
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