La historia de las banderillas comenzó como una idea en el aire luego de que Luis Antony viera un video en YouTube en 2020
En Bucaramanga, una pareja de emprendedores venezolanos está conquistando los corazones y paladares de los santandereanos con un innovador concepto gastronómico: las banderillas coreanas. Luis Antony Ropero y Kerly Pérez, ambos ingenieros industriales, han materializado sus sueños y construido un hogar gracias a su emprendimiento Cronch Dog, uno de los más de 1.300 apoyados por el proyecto Oportunidades Sin Fronteras (OSF) de Usaid Colombia.
La historia de las banderillas comenzó como una idea en el aire luego de que Luis Antony viera un video en YouTube en 2020. Pero la historia de ellos en Colombia empezó antes, y ha estado marcada por diversas dificultades que con ayuda de muchos colombianos y su propia determinación han logrado superar.
En 2018 se vieron obligados a dejar su país, Kerly tomó la decisión de recorrer día a día las calles de Cañaveral para vender empanadas y arepas. Sin embargo, en 2020, la pandemia los obligó a replantearse la idea de regresar a su país. “Como profesionales, pensamos en tomarnos esa situación como una oportunidad para conseguir trabajo allá, pero no se nos dio. Pensamos en regresar nuevamente porque ya conocíamos Bucaramanga y nos pareció una ciudad muy bonita, desde un principio nos abrió las puertas con las personas que conocíamos”.
Cerraron ese capítulo y arriesgaron todo. Inspirado en la comida callejera de Corea del Sur, decidieron explorar la posibilidad de traer este concepto innovador a la ciudad. Después de meses de investigación, pruebas y ajustes, finalmente lograron crear las deliciosas banderillas.
Hoy en día, Crunch Dog se ha convertido en un nombre reconocido en Bucaramanga y Floridablanca, ofreciendo una experiencia gastronómica única y de alta calidad.
“Con nuestra marca queremos transmitir una propuesta diferente para la comida callejera, una idea innovadora y sobre todo con un producto de calidad. Darle a la gente un plato diferente que puedan salir que puedan ir a compartir”, expresan.
La pareja no planea detenerse aquí. Su visión para el futuro incluye la expansión de su negocio a través de puntos de venta adicionales.
Crunch Dog no es solo un negocio de comida callejera, es un testimonio del espíritu emprendedor y la determinación de dos jóvenes venezolanos que se han integrado y han encontrado un hogar. Así que para probar estas deliciosas solo tienen que visitarlos en Circunvalar 29 #11-118, Floridablanca. En redes sociales pueden obtener más información: @cronch_dog
Fuente: Vanguardia
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