No es lo mismo el sabor que el gusto para identificar determinados indicadores. ¿Cuales emergen en los vinos blancos?
Los vinos blancos tienen una gran virtud: para aprender son muy prácticos y didácticos, por la sencilla razón de que se ofrecen con claridad a los sentidos. En ellos no hay más que lo que ofrecen, porque al no haber taninos ni otras sustancias que engrosan a los vinos tintos, la percepción de los blancos es más nítida.
Por eso, para aprender de vinos, resultan mejores. En particular a la hora de los aromas, esa entelequia difícil de aprehender de la que depende todo el sabor de un vino. Y nótese que digo sabor y no gusto, que podrían parecer lo mismo y no lo son: los sabores son siempre aromas percibidos desde la boca y en el olfato, y son tan diversos como sustancias aromáticas existen; los gustos, en cambio, son las impresiones de la lengua y se ajustan al modelo de 4+1, es decir, gusto dulce, salado, amargo y ácido, con el umami como el quinto desconocido que hace al conjunto.
Pero volvamos a los aromas de los blancos. Decía recién que son nítidos y esa es la gracia. Uno bebe un Torrontés, por ejemplo, y difícilmente no repare en las notas de azahar, rosas y nardos. En un Sauvignon Blanc, en la de lima y ruda. Puede ser que uno no esté familiarizado con esos aromas –y eso es otro cantar– pero en las generales de la ley no son aromas muy exóticos. Así es que propongo ir por grupos.
Los sabores son tan diversos como sustancias aromáticas existen. |
Aromas de pepita
Manzanas y peras son las más frecuentes, aunque el membrillo también aparece en los vinos blancos, asociado casi siempre a la evolución y los años. Si lo dejamos de lado y nos concentramos en los vinos jóvenes, manzana y pera emergen con mucha claridad en vinos Chardonnay.
La manzana, de paso, es también un descriptor de otras variedades como el Riesling o Viura cuando está elaborado en estilos secos.
Lima, limón y pomelo
Son descriptores de vinos blancos típicos y se ajustan muy bien a Sauvignon Blanc y Pinot Grigio. En particular lima y limón. El pomelo, en cambio, suele aparecer para algunos Sauvignon de zonas más cálidas. Cuando ya llegamos a la naranja amarga o a la cáscara de naranja, es casi seguro que estamos frente un Torrontés maduro.
Los gustos son las impresiones de la lengua. |
Hierbas
En casi todos los blancos uno puede encontrar algunas notas de hierbas. Aunque algunas de ellas son más características que otras.
En un Sauvignon Blanc el pasto y el heno son posibles –mucho más el primero que el segundo– pero también las notas de ruda que son muy típicas.
En algunas blancas como la Viura, pripia de España, el hinojo es un clásico, que puede ir también del eneldo a la menta.
Menta, ya que la mencionamos, es hallable en algunos Sauvignon blanc, también, así como en algunos Albariños.
Lo raro, sin embargo, es la albahaca que, sin ser frecuente, aparece en blancos que fueron cosechados verdes y que se maceraron con pieles en la bodega. Es típico del Torrontés y del Moscatel elaborado de esta forma.
Flores blancas
Rosas, azahares y nardos, son propias de las variedades florales, como la alemanas Gewürztraminer, el Torrontés o la Moscatel de Alejandría. En general, el azahar y las rosas abundan en los blancos Salteños, mientras que los nardos son una rareza que se aprecia con más claridad en zonas frías o altas.
Frutas Tropicales
Son muchas y de muy diverso tipo. Pero las más clásicas en materia de vinos van desde el ananá a la papaya y la banana (siempre despierta mi curiosidad que esas frutas se escriban todas con “a”, como si fuese un rasgo tropical). Mientras que ananá o piña se halla con claridad en Chardonnay de zonas más templadas, la papaya aflora en variedades como Riesling, mientras que la banana es clásica de blancos con algún tipo de crianza (no muy bien hecha). La regla es que, en zonas cálidas, estas son las frutas más frecuentes a la hora de describir algunos vinos.
Podemos sumarle lichi, poco frecuente en nuestro medio, pero se ajusta a algunos Torrontés maduros. Al menos en mi experiencia, cuando uno lo puede describir también puede mencionar a los nísperos.
Duraznos y damascos
Son muy pertinentes en variedades como Viognier, Marsanne o Roussanne, propias del Ródano en Francia, aunque cada más frecuentes en nuestro medio. En algunos vinos tardíos o viejos de Semillón, por ejemplo, el damasco seco es un descriptor muy pertinente.
Joaquín Hidalgo
Fuente: lmneuquen
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