El Gourmet Urbano: #GASTRONOMIA #CURIOSIDADES #HAMBURGUESAS 🍔 | El día en que un científico se comió una "hamburguesa radiactiva" y revolucionó el futuro

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domingo, 13 de octubre de 2024

#GASTRONOMIA #CURIOSIDADES #HAMBURGUESAS 🍔 | El día en que un científico se comió una "hamburguesa radiactiva" y revolucionó el futuro

La increíble historia de las hamburguesas radiactivas. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

El ingenioso experimento de George Hevesy: La verdad detrás de la comida reciclada y el nacimiento de los trazadores radiactivos.

La radiactividad ha sido fuente de descubrimientos revolucionarios y también de temores arraigados en la psique colectiva. Desde que Becquerel, y más tarde los Curie, descubrieron sus efectos, esta ha tenido un impacto profundo en la ciencia y en la medicina. Sin embargo, no todas las aplicaciones de la radiactividad se centran en energía nuclear o tratamientos médicos directos. Una de las historias más curiosas de la ciencia moderna nos lleva al joven George Hevesy, quien, en una residencia de estudiantes en Manchester, protagonizó una anécdota que cambiaría para siempre la forma en que entendemos la radiactividad aplicada.

Esta historia, que comienza con hamburguesas radiactivas y termina en el desarrollo de los trazadores radiactivos, no solo es un relato intrigante, sino también un hito crucial en la creación de una herramienta que salva millones de vidas en la actualidad. ¿Cómo llegó un estudiante insatisfecho con la comida de su pensión a convertirse en uno de los padres de la medicina nuclear? La respuesta radica en el ingenio y el uso astuto de los elementos radiactivos.

La comida reciclada: el origen de las "hamburguesas radiactivas"


George Hevesy, un joven científico húngaro que trabajaba bajo la tutela de Ernest Rutherford en la Universidad de Manchester, sospechaba que su casera reutilizaba las sobras de las comidas. Al parecer, las hamburguesas servidas un día volvían a aparecer misteriosamente en forma de salsa boloñesa al día siguiente. Aunque estas prácticas culinarias no eran infrecuentes en los alojamientos estudiantiles, el joven Hevesy estaba determinado a descubrir la verdad. Así que, haciendo uso de los recursos a su disposición, decidió recurrir a la ciencia, específicamente a la radiactividad.


Hevesy tuvo la brillante idea de espolvorear una pequeña cantidad de radio D (un isótopo radiactivo de plomo, conocido como Pb-210) sobre las hamburguesas antes de que fueran servidas. Al día siguiente, cuando la casera presentó una nueva comida, Hevesy sacó un contador Geiger —un dispositivo capaz de detectar la radiación— y lo pasó sobre el plato de comida. Como era de esperar, el aparato comenzó a emitir sonidos que indicaban la presencia de radiactividad. La comida, efectivamente, era reciclada. Nada del otro mundo, nada que no se haga en cualquier hogar de clase media. Lo que había comenzado como una broma científica no solo confirmó las sospechas de Hevesy, sino que también sembró la semilla de una de las ideas más revolucionarias de su carrera científica.

Paciente entrando en un escáner PET. Foto: JohnnyGreig / Istock

El nacimiento de los trazadores radiactivos


La hazaña de Hevesy fue solo una ocurrencia ingeniosa, pero también sentó las bases para el desarrollo de lo que hoy conocemos como trazadores radiactivos. La inseparabilidad de los átomos de plomo y radio le llevó a reflexionar sobre cómo utilizar esa propiedad para rastrear sustancias en organismos vivos y otros sistemas. Un trazador radiactivo funciona reemplazando un átomo común en una molécula por su versión radiactiva, permitiendo que esa molécula "marcada" pueda ser seguida a través de diferentes procesos biológicos y químicos.

En 1923, Hevesy publicó su primer artículo sobre el uso de trazadores radiactivos, aplicando este método a las plantas para estudiar la absorción y el transporte de plomo. Este descubrimiento abrió una nueva ventana al estudio de los procesos biológicos de una manera que antes era inimaginable. Gracias a su trabajo pionero, hoy podemos rastrear moléculas dentro del cuerpo humano y observar cómo se mueven y transforman, lo que ha revolucionado áreas como la biomedicina y la farmacología.

La irradiación no vuelve radiactivos a los alimentos.


Efectivamente, lo que comenzó como una travesura en una pensión de Manchester, terminó sentando las bases para un avance médico crucial. George Hevesy recibió el Premio Nobel de Química en 1943, no solo por su descubrimiento de los trazadores radiactivos, sino también por su desarrollo de técnicas que hoy salvan vidas en todo el mundo.

Aunque la radiactividad ha sido utilizada en muchos ámbitos, incluida la medicina y la ciencia de los alimentos, ha sido objeto de grandes malentendidos. En la actualidad, el uso de radiación para la conservación de alimentos —la llamada irradiación— es común, pero los mitos sobre los peligros de los alimentos irradiados persisten. La irradiación se utiliza para eliminar bacterias y patógenos en productos como las carnes y los vegetales, prolongando su vida útil y mejorando la seguridad alimentaria. Sin embargo, estos alimentos no se vuelven radiactivos, como muchas personas piensan. La radiación utilizada en este proceso no es lo mismo que la radiactividad nuclear, y los alimentos irradiados son completamente seguros.

No, la comida irradiada no es radiactiva. Fuente: ChatGPT / Eugenio Fdz.

Los radioisótopos en la medicina nuclear


El impacto del descubrimiento de Hevesy no se detuvo en los laboratorios de investigación. El uso de trazadores radiactivos pronto se trasladó al campo médico, en particular a la medicina nuclear. En la actualidad, técnicas como la tomografía por emisión de positrones (PET) dependen de radiofármacos que emiten positrones para obtener imágenes detalladas del cuerpo humano. Estos radiofármacos contienen isotopos radiactivos que, al ser inyectados en el cuerpo, permiten la localización precisa de enfermedades como el cáncer o patologías cerebrales.

La capacidad de seguir la ruta de una sustancia específica en el cuerpo humano, sin necesidad de intervenciones invasivas, ha revolucionado el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. A través de este método, se pueden detectar áreas de alta actividad metabólica, típicas de los tumores cancerosos, lo que permite diagnósticos más rápidos y precisos.

Lo que el ojo no ve, lo detectó el contador Geiger usado por Hevesy. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

Eugenio M. Fernández Aguilar


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