Una herramienta con Inteligencia Artificial, que permite determinar el volumen vino (y sus compuestos bioactivos) servido en una copa a partir de una foto, mejora la precisión en estudios sobre patrones de consumo
Un equipo multidisciplinar de investigación ha desarrollado una innovadora herramienta que podría transformar los estudios sobre consumo de vino y salud poblacional. Basada en Inteligencia Artificial (IA) la herramienta permite medir, con gran precisión, la cantidad de vino servido en una copa a partir de una simple fotografía, y, además, estimar la cantidad de compuestos bioactivos que esta contiene. Este avance, impulsado por el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) en colaboración con instituciones como el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), el Instituto de Física de Cantabria (IFCA), el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y la Universidad de La Rioja, ha sido publicado recientemente en la revista científica Heliyon y promete revolucionar la precisión en los estudios epidemiológicos y poblacionales sobre patrones de consumo de vino.
La herramienta, que emplea métodos avanzados de aprendizaje profundo (deep learning), es capaz de analizar imágenes capturadas desde un teléfono móvil para determinar el volumen exacto de vino en una copa o vaso. Este enfoque representa un salto en la evaluación precisa de la ingesta de vino y, en particular, de sus compuestos bioactivos, como los polifenoles, conocidos por su papel potencial en la prevención de enfermedades crónicas en el marco de un consumo moderado y dentro de una dieta mediterránea.
“La precisión en el cálculo de la cantidad de vino consumido es esencial para poder estimar la ingesta de compuestos como los polifenoles, los cuales tienen una gran relevancia en la dieta mediterránea por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias”, explica María José Motilva, investigadora del ICVV. “Conocer esta cantidad es clave, pues la presencia de estos compuestos bioactivos se asocia a beneficios para la salud si se consume de forma moderada”.
Del cuestionario a la imagen: precisión del consumo
Hasta ahora, los estudios sobre consumo de vino dependían principalmente de los Cuestionarios de Frecuencia de Consumo de Alimentos (FFQs), en los que se solicita a los participantes que indiquen la frecuencia con la que consumen alimentos, incluyendo el vino. Sin embargo, estos cuestionarios suelen asignar un volumen estándar a cada tipo de alimento –en el caso del vino, una ración de 100 mL– lo que no siempre coincide con la cantidad real consumida, dando lugar a posibles desviaciones en los datos.
“Estos cuestionarios consideran raciones estandarizadas, pero esta metodología puede llevar a errores, bien por infraestimación o bien por sobreestimación de la ingesta real”, detalla Motilva. “Con esta nueva herramienta, podemos obtener datos mucho más precisos y adaptados a cada situación individual, algo fundamental en el caso del vino, cuyo consumo suele ser muy variable”.
Pruebas en situaciones reales
Para probar la herramienta, los investigadores realizaron un estudio en el que participaron 38 voluntarios, quienes, durante tres semanas, tomaron fotos de sus copas de vino antes de consumirlas. Los resultados demostraron una alta precisión del sistema, permitiendo una estimación media de 114 ± 33 mL por copa, una cifra que varió en función del formato de la copa utilizada, confirmando su capacidad de adaptación a diferentes contextos de consumo.
La investigadora añade que este enfoque digital “no solo permite evaluar de forma precisa el consumo de vino y la ingesta de polifenoles, sino que también abre nuevas posibilidades para el análisis del mercado y la percepción de los consumidores, así como para profundizar en el estudio de patrones alimentarios en diferentes poblaciones”.
Investigación en salud y consumo responsable
El uso de esta herramienta en investigaciones epidemiológicas facilitará la recopilación de datos más exactos, permitiendo estudiar de manera más precisa la relación entre el consumo moderado de vino y sus posibles beneficios en la prevención de enfermedades cardiovasculares, entre otras dolencias crónicas. Además, en el ámbito del mercado vitivinícola, esta tecnología aporta un recurso útil para comprender y analizar las preferencias de los consumidores, especialmente en un contexto en el que el consumo responsable y moderado se ha convertido en una tendencia clave en la industria del vino.
Con este innovador avance, el ICVV y sus colaboradores dan un paso firme hacia una comprensión más profunda y precisa del papel del vino en la salud y la dieta mediterránea, reafirmando el compromiso del sector vitivinícola con la investigación y el desarrollo de tecnologías de vanguardia al servicio del conocimiento y la salud pública.
Fuente: La Prensa del Rioja
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