El Gourmet Urbano: #VINOS #VINOSBLANCOS #HISTORIA 🍷 | Ni tinto ni blanco, el vino más antiguo del mundo es naranja: de Mesopotamia a ser tendencia 8.000 años después

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jueves, 7 de noviembre de 2024

#VINOS #VINOSBLANCOS #HISTORIA 🍷 | Ni tinto ni blanco, el vino más antiguo del mundo es naranja: de Mesopotamia a ser tendencia 8.000 años después

Un vino naranja se diferencia de un blanco por la presencia de taninos y de los tintos por su ligereza y su frescura / vinissimus.com

Los vinos naranjas u orange wines son blancos producidos con la técnica de los tintos
Un vino naranja no es en ningún caso un vino con sabor a naranja (la fruta). Los también conocidos como orange wines son realmente los más antiguos de la historia, su origen se remonta a 6.000 años antes de Cristo, aunque, en los últimos años, han inundado el mercado y son una de las principales tendencias en el sector, en España y en el mundo. La peculiaridad de estos vinos es su elaboración. Los vinos tintos adquieren ese color porque, tras exprimir las uvas tintas (cuyo interior es de la misma tonalidad de las blancas), se mantiene el mosto en contacto con las pieles. En los blancos, no: se exprime la uva tras desechar los hollejos y se continúa con la fermentación. En los vinos naranjas se utiliza fruta blanca, pero la maceración se realiza con las pieles, como en los tintos, adquiriendo las propiedades de estas.

"La gran diferencia de un vino naranja con un blanco es la presencia de taninos, fruto de la maceración que se realiza con las pieles. Además, tienen una gama aromática más expresiva e intensa, incluso con notas a frutas tropicales", señala Andrés González, encargado de la tienda especializada Vino y Compañía. Los vinos naranjas no son homogéneos. Hay productores que apuestan por realizar su fermentación en ánforas de barro, mientras otros productores se decantan por la madera o el acero. También cambia el tiempo que se mantiene el jugo de la uva en contacto con sus pieles. Sus tonalidades cambian y el resultado también: hay orange wines con largas crianzas, otros más frescos e, incluso, espumosos, la mayor parte de ellos bajo el método ancestral.

Los orange wines no se combinan con ninguna elaboración en específico. "Maridan bien con un aperitivo, una carne o pescado, marisco e, incluso, se pueden servir en una sobremesa", explica Susana López Arce, copropietaria de la bodega Pigar, que elabora tres referencias de vino naranja ecológico y orgánico en la Denominación Utiel Requena, en la Comunidad Valenciana. López Arce cree que el 'boom' de este tipo de vinos está íntimamente relacionado con los nuevos hábitos de consumo: "La gente está dispuesta a probar cosas nuevas, se ha cansado de lo de siempre. Hay una cultura de vino para gente joven que busca vinos diferentes en el mercado".

Las pieles de la uva blanca macerando su jugo en una gran tina de donde saldrá vino naranja / vinissimus.com


"En nuestras catas siempre intentamos poner algún vino naranja y la gente se sorprende. Días después son los más vendidos. Podríamos reflexionar si es por gusto o por moda, pero estoy convencido de que es por la expresividad que tienen y que son una forma diferente de tomar un blanco fresco, pero con más intensidad. Son vinos divertidos que tienen enloquecida a la generación Z", añade Andrés González de Vino y Compañía.

Origen del vino naranja


"El vino naranja es el blanco primigenio", resume Santiago Rivas, en su libro 'Deja todo o deja el vino'. "Se ha constatado que, alrededor de 6.000 años A.C., en Mesopotamia y Sumeria elaboraban un vino que de alguna manera ha sobrevivido y se ha desarrollado al norte de estas históricas civilizaciones, en lo que hoy sería la República de Georgia. La praxis vigente georgiana está considerada la más cercana a la que pudo ser la original sumeria. Los georgianos utilizan unos recipientes enormes llamados qvevri, fabricados a mano con barro cocido y que vertebran gran parte de la tradición vínica, que están catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO", asegura el enólogo, divulgador y uno de los rostros más conocidos del sector. Estas ánforas, algunas de más de 4.000 litros de capacidad y con forma de peonza o limón, se guardan bajo tierra, dejando a la vista una tapa, desde donde se vierten las uvas una vez vendimiadas.

El referente actual de los orange wines es Josko Gravner, un productor de la zona italiana de Oslavia, que, a mediados de la década de los 90, tras una mala cosecha por la meteorología, vinificó sus uvas blancas con sus pieles. "El año siguiente, con una cosecha ya normal, repitió esta praxis y en el 2000 viajó en Kajetia (Georgia) para aprender el método de crianza en ánforas. A su estela se sitúan otros elaboradores de culto en la región como el fallecido Stanko Radikon. Ellos vincularon muchas elaboraciones a la de los vinos naturales, aunque no tiene porque ser así. La mayoría de los amantes de los vinos naranjas también los son de los vinos naturales sin duda por esa influencia italiana", señala Rivas.

El vino naranja en España y Europa


En España hay tradición de vino naranja, especialmente en la zona de Cataluña y Comunidad Valenciana, que son los brisados (brisat en catalán), aunque la maceración del jugo de la uva con sus hollejos es corta. En los últimos años, este tipo de vino se ha expandido y ya está presente en muchas latitudes, como Rueda u otras denominaciones de origen gallegas. "Hay tanta oferta de vino naranja que ya no es una categoría marginal, pero le sigue sentando muy bien a la gama de una bodega, sobre todo a las más pequeñas con necesidades de diferenciación para no acabar invisibilizada ante la monstruosa oferta", reza Rivas en el mencionado libro.

Prueba de un vino blanco recién salido de una barrica / vinissimus.com


Preguntado por vinos naranjas españoles icónicos, Andrés González de Vino y Compañía resalta Ovella Negra de la bodega Mas Candí, producido a partir de Garnacha blanca y Malvasía de Stiges del Penedés y con seis meses de crianza en depósitos de acero inoxidable con sus lías finas. Después resalta otras latitudes, como el nordeste de Italia, donde están ubicadas las bodegas de Gravner y Radikon, este último otra de las productoras de culto a nivel mundial de esta clase de vinos, con referencias que, incluso, superan los 200 euros. Otro de los grandes focos del orange wine es la zona de Saboya, en el este de Francia, donde conviven pequeños productores de vinos naturales. "Jean-Yves Péron es un productor que me encanta", concluye Andrés González.

Gabriel Santamarina

Fuente: epe

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