Cada día descubrimos y conocemos un poco más sobre los vinos, esto debido a la cantidad de degustaciones, eventos y actividades que entorno a ellos se organizan y que nos dejan un granito de aprendizaje las veces que asistimos. Cuando vamos a alguna degustación de vinos o leemos en algún texto sobre su historia, notamos que muchas veces se refieren a vinos del Nuevo mundo y vinos del Viejo Mundo como un tipo de clasificación, que ha dejado en el aire la idea de que uno pudiera ser mejor que otro, y esto es totalmente falso.
Al hablar de vinos del Viejo Mundo, inmediatamente debemos pensar en productos hechos principalmente en Europa que tienen una larga tradición y los ubica en el comienzo de la humanidad; los más reconocidos son los que vienen de Francia, Italia, Portugal y España. En su filosofía siempre existe la premisa de dar a conocer su suelo más que las uvas con que están hechos sus caldos, y es por ello que casi nunca encontramos los nombres de las uvas en sus botellas.Se supone que, de cierto modo, todos deberíamos saber que un vino español de la Rioja esta hecho de uva tempranillo, un Brunello di Montalcino que viene de Italia está compuesto de uva Sangiovese y que un vino de Burdeos lleva en su mezcla Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot.
En el Nuevo Mundo, la dinámica es diferente; prácticamente estos vinos se dieron a conocer tiempo después de que la peor plaga existente en la historia vitivinícola arrasara con los vidueños europeos y éstos se vieran en la necesidad de viajar a tierras inmunes a la Filoxera para volver a sembrar sus uvas y recuperar sus cosechas. Aunque suena fácil, años tuvieron que pasar para lograr encaminar un nuevo renacer luego de la tragedia. Los caldos que quedaron, y que ahora conocemos, provienen principalmente de Suramérica: Argentina, Chile y Uruguay.
Obviamente, para escribir con propiedad sobre el tema histórico en el mundo del vino, muchos libros habría que leer y muchas líneas habría que plasmar en un papel. Aquí, lo que quiero tratar es el resultado de lo que conocemos hoy sobre los vinos, que llegan a nuestro país y encontramos día a día en nuestros anaqueles.
Cuando vamos a un sitio especializado en comprar vinos -incluso en un restaurante-, estamos pendientes de qué año está escrito en la botella; y cuando comparamos un vino europeo con uno suramericano, vemos que, por lo menos, existe un año de diferencia entre ellos, donde el primero sale perdiendo a nuestros ojos. Siempre creemos que el vino joven con la añada más reciente estará en mejores condiciones que uno con un año de diferencia, y que se aleja del que está en curso; pues debo decirles que en la mayoría de los casos, aunque suene irreal, puede ser que esos vinos con diferentes añadas tengan la misma juventud.
Lo primero que debemos conocer es que las vendimias, en ambos extremos del mapa, se dan en diferentes momentos, y que para tener un vino europeo listo, puede cambiarse de año simplemente porque la fecha de recolección de la uva será en el mes de septiembre y el producto estará listo a principios del año siguiente. El tema está en que el año que indica la botella es el de la vendimia y no cuando el vino sale a la venta.
En los países suramericanos pasa lo contrario. La vendimia es a partir de marzo hasta finales de abril, aproximadamente, lo que hace posible que en el mismo año se pueda tener un producto listo para vender y degustar.
Podemos ver ahora con claridad, que si comparamos un vino español del año 2009 con un chileno del 2010 prácticamente tienen la misma juventud, así que sólo queda tomar la decisión en base al gusto de cada quien y no porque pensemos que uno es viejo y el otro es joven.
Las filosofías de dos mundos pueden variar un montón. En Suramérica, usualmente los vinos se conocen por el tipo de uva con el que se hacen y a eso se le da suma importancia. En cambio, como explique anteriormente, los europeos dan a conocer las zonas donde son elaborados sus productos. El error está en pensar que uno sea mejor que otro, hay que verlos y degustarlos como caldos distintos que pueden enriquecer nuestros conocimientos y paladares.
Vanessa Barradas
Sommelier
asesoriasgourmet.wordpress.com
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