Los panes de una Boda Real.
Tener el privilegio de ser invitado a un enlace nupcial de la realeza tiene connotaciones de exclusividad, ya sea porque se pertenece a ese reducido grupo de “sangre azul” o porque se tiene una amistad o una relación cercana con los contrayentes, como es el caso del cartero o carnicero de la ciudad de Bucklebury, de donde son oriundos los Middleton Ya hoy domingo, han transcurrido dos días del matrimonio de Kate y el Príncipe William, y seguro estoy que deben estar relajados leyendo sobre los pormenores que se desataron tras bastidores para satisfacer a los 300 invitados que acudieron a la cena en el Palacio de St. James y los panes que fueron seleccionados por el panadero real para tan importante acontecimiento.
En el año 2002 me encontraba con mi esposa realizando estudios en la ciudad de Cambridge-Inglaterra, cuando tuvimos el privilegio de participar en las celebraciones de los 50 años en el trono de la Reina Isabel II, recordando cuando, aquel 6 de febrero de 1952, fallecía su padre, el Rey Jorge VI, de cáncer en los pulmones, y transfiriéndole por línea directa a Isabel el llevar los designios del imperio de sus ancestros. Realmente la celebración de esos 50 años fue recibida por los ingleses con actos y festividades hasta en aquellos pueblos más recónditos del Reino Unido. Recuerdo que nuestro mentor, Víctor Walnut, nos invitó a las celebraciones que estaban preparadas en la comunidad, la Union Jack, o para los hispanos parlantes la bandera del Reino Unido, revoloteaba al son de los vientos del norte, que para la fecha hacían sentirse y a su vez daban movimiento a la quietud de la ciudad de los Colleges.
La mañana de ese día comenzó con un típico desayuno inglés. Los scones reinaban tibios en la mesa, temperatura idónea para fundir la mantequilla, la cual compartiría protagonismo con mermeladas o confituras. Elaborados con harina de trigo, avena o centeno y levadura, forman parte de las recetas panarias más frecuentes en las mesas de los ingleses, ya sea como merienda o cena. Los escoceses saben cómo disfrutarlos, con té sería la armonía perfecta. Recuerdo que no faltaba en la celebración los famosos sándwich de pepino elaborado con rodajas finamente cortadas de pepino y colocadas sobre dos rebanadas triangulares de pan copiosamente untado con mantequilla. Viene a ser uno de los sandwiches más tradicionales de los -tea houses- o casas de té y altamente ligados a la aristocracia.
Para la cena de la boda real, como parte del festín, comienza con un almuerzo para 600 personas. El panadero de la casa real sugiere los siguientes panes, basándose en el menú que coordina Mark Flanagan, el chef real, junto con su equipo de 60 colaboradores. Si todo marcha como lo organizado podría comenzarse con una ensalada muy popular llamada "paté de Gleneagles, la cual contiene trucha, salmón y caballa ahumada", sugiriendo el pan cottage, caracterizándose por su forma, la cual se basa en dos panes, uno pequeño sobre otro más grande, muy parecido al pan brioche, aunque es posible encontrarlos también en forma alargada. Como primer plato, los invitados podrían degustar el "solomillo galés con salsa de whisky y champiñones- o cordero orgánico de Highgrove, criados en la granja del padre del novio, siendo el pan ideal para esa armonización el Scuffler, palabra en dialecto de Yorkshire, la cual significa pastel pequeño, esponjoso, que al hornearlo, generalmente en forma casi triangular hace que sus puntas sean más crujiente dándole al pan una textura particular.
En cuanto a los dulces y tortas, Fiona Cairns, encargada de la realización de esos pecados a los cuales cuesta a veces decir que no, deleita a los novios con una tradicional torta de bodas majestuosamente decoradas con flores nacionales del Reino Unido, la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia, el narciso de Gales y el trébol de Irlanda. Por supuesto que no faltaría los Hot Cross Buns, Bollos Colston, Bollos escoceses, etc., toda una representación de la culinaria panaria del Reino Unido.
Quiero aclarar que este artículo fue escrito cuatro días antes de la boda, siendo la fantasía literaria los elementos seleccionados para darle cuerpo a este relato. Al tener en cuenta que el menú es considerado un secreto que sólo se develó el día de la cena, me he basado en suposiciones expresadas por personas allegadas a este tipo de eventos. De resto, he querido hacer resaltar de nuevo la importancia del pan en celebraciones, que van desde bodas sencillas hasta fastuosas celebraciones monárquicas. Enhorabuena para los recién casados y gracias por permitirme recordar esos fantásticos momentos en el Reino Unido.
¡Dios salve a la Reina!
Humberto Silva
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