Cupping. Cata de diferentes variedades de café. Se mira, se huele, se degusta y se mide su volumen en boca. |
¿Cómo catarlo, entonces? El ritual se llama “cupping” y consiste en disponer varias tazas simultáneas con variedades de la infusión (en inglés, cup = taza). Como sucede con el vino, en la degustación del café intervienen cuatro sentidos. Primero, la vista: una ojeada ofrece información general sobre el color y la crema, cómo se estratifica, la regularidad y la uniformidad de su tono, las sombras y las variaciones, su textura y hasta el tamaño de las burbujas de aire.
Segundo, el olfato: se basa en la intensidad de una fragancia, su complejidad aromática y su delicadeza. ¿Huele a chocolate, a madera, a tabaco? Es el factor más evocador, el galpón de la memoria donde se guardan los recuerdos de lo que ya probamos antes.
Tercero, el gusto: el café se debe sorber con ruido, desafiando el reto de las abuelas al tomar la sopa. ¡Slurp! La lengua se inunda con la bocanada y percibe los sabores amargos, ácidos, dulces o salados.
Cuarto, el tacto: labios, mejillas, lengua y paladar nos informan del volumen, la textura, el peso y la temperatura de la bebida. Bonus track: si quiere agregar el oído como quinto sentido, musicalice con The Coffee Song, el clásico olvidado de Frank Sinatra. Con La Voz en su mejor forma, el crooner deja el vaso de whisky por un rato y brinda, con ritmo de swing, un estribillo de pura codicia cafetera: “¡Tienen un tremendo montón de café en Brasil!”.
Dato: www.sommelierdecafe.com
Fuente: Clarin.com
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