Es el ambiente de la casa que más gasta y sólo la cocción insume el 10 por ciento de la energía de los hogares.
¿Cuánto cuesta cocinar? A la hora de buscar una respuesta no basta con sumar el precio de cada ingrediente, y tampoco es suficiente con agregar el tiempo dedicado a preparar cada receta. Hay algo intangible -e invisible- que influye en el monto final: el consumo energético, que es el componente que hay que agregar para conocer el veredicto final.
Cambiar los hábitos. Es importante utilizar un recipiente acorde al tamaño de la hornalla, tapar la olla a la hora de hervir el agua y graduar la intensidad del fuego.
La cocina es el ambiente de la casa que más gasta. Si disfrutas en la cocina pero te pegás un susto cada vez que llegan las facturas de gas y electricidad, quizás se deba, en parte, a que estás cometiendo algún error, o "mala praxis". Pero no todo es una cuestión de bolsillo, también un favor que le haces al medio ambiente al reducir el impacto ecológico.
Se estima que sólo en la cocción se consume más del 10 por ciento de la energía de los hogares. Con el objetivo de reducir esta cifra, especialistas del INTI y de la Universidad Nacional San Martín realizaron una serie de ensayos para medir qué sucede cuando cocinamos alimentos.
La mayoría de las veces que utilizamos las cocinas es con el fin de calentar una pava y preparar comidas hervidas en ollas.
“Lo primero que analizamos fue el calentamiento de agua en hornallas, porque la mayoría de las veces que utilizamos las cocinas es con el fin de calentar una pava y preparar 'comidas hervidas en ollas' (fideos, guisos, huevos, alguna carne, salsas)”, detalla Pablo Romero, del Centro de Energía del INTI. Para llevarlo adelante realizaron más de 50 ensayos en anafes -eléctricos con resistencia, a gas y eléctricos de inducción-, pavas eléctricas y microondas. "Es clave buscar métodos de cocción más eficientes, en lugar de sofisticar la cocina con artefactos más caros. Y es importante que una persona tenga responsabilidad y conciencia a la hora de cocinar y no derrochar consumo", aporta Pablo Sensini, ingeniero electrónico, que también estuvo vinculado a la investigación.
¿Cuánto se ahorra una familia si utilizara correctamente los artefactos de la cocina? "Es difícil hablar de plata, de porcentajes, porque depende del lugar, de la ciudad, del clima, pero podemos calcular entre un 15 y un 20 por ciento menos. Es un beneficio mucho mayor para el país que para una casa particular", concuerdan Romero y Sensini.
Se pudo determinar que la clave para evitar pérdidas de calor es utilizar recipientes donde quede alto el nivel de agua, que cubran toda la hornalla y emplear la mínima cantidad de líquido posible (por ejemplo, evitar hervir cien gramos de fideos en 5 litros de agua, como aconsejan los chefs... ¡una locura!). También es importante reducir la llama cuando la cocción llegue al punto de hervor. Y siempre hay que tapar la olla porque se pierde energía -o sea plata- en la evaporación de agua. "Parece una tontería, pero si nos educáramos para poder ser más eficaces en la cocina y desperdiciar menos energía utilizando hornallas incorrectas o calentando un café en el microondas advertiremos cuánto energía ahorraremos", coinciden Romero y Sensini.
¿Tanto se puede ahorrar tomando esos recaudos? "En realidad es la suma de veces que nos manejamos mal. Seguramente son pequeños ahorros que se podrían hacer muchas veces al día. El gas o la electricidad que se desperdician al calentar un ollita con agua en una hornalla para una cacerola es ilimitado. Es algo que se hace automáticamente y desconocemos la ineficacia de esa acción", grafica Sensini, joven de 25 años, que fue pasante del INTI. "Lo mismo sucede cuando calentamos una olla medio llena, porque... ¿qué pasa con la mitad vacía? Nada. Calentamos sólo el aire y se despilfarra la energía y la función es muy ineficiente", complementa Romero.
Sensini pone el ejemplo de cuando se hierve agua para los fideos: "Solemos utilizar una hornalla grande, destapada y a fuego fuerte... Todo mal. Pero bueno, una vez que el agua hierve, se puede bajar la intensidad de la llama, o, mejor, pasar la cacerola a una hornalla más chica, lo que ahorra un 20 por ciento. y siempre tapada a fin de evitar que ese calor sofocante que rodea a la olla y llega al techo. No exige mucho trabajo. Cumpliendo esos pasos se ahorra un 30 por ciento de energía. ¿Por qué? Porque cuando el agua se vaporiza consume mucha energía, entonces cuando se deja ir esa energía el gasto es mayor. Ah, otra recomendación a tener en cuenta: no dejar que la llamarada supere el diámetro de la olla que se utilice".
El microondas es uno de los peores enemigos de la cocina: desperdicia el 50 por ciento de la energía que produce.
¿Cuál es el mayor enemigo de la cocina? Para Sensini el artefacto que juega más en contra es el microondas, "que tiene buena prensa por su rapidez y comodidad, pero en realidad su eficiencia está en el orden de un 50 por ciento. El otro 50 por ciento de energía que consume se disipa en el ambiente, se echa a perder. Por ejemplo: cuando la carga dentro del microondas es grande, y no algo chico (una milanesa, una taza de café), la eficiencia es muy baja".
Asiente Romero: "Sí, es malísimo, consume mucha energía y no resulta lo suficientemente productivo. Si calientas un litro de agua en el microondas, gastas más electricidad que calentándolo en una hornalla de anafe eléctrico, por ejemplo". De todas maneras, coinciden, "el microondas es más útil y efectivo para calentar comida que para cocinar". Y a la hora de calentar agua para el mate o un té, "lo más recomendable es la pava eléctrica, que tiene un consumo elevado pero breve y es muy práctica".
JAVIER FIRPO
Fuente: Clarín
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