El Gourmet Urbano: #VINOS | Vermut, el mejor aperitivo

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jueves, 29 de agosto de 2019

#VINOS | Vermut, el mejor aperitivo

El vermú no es una bebida sino un momento y en el mundo sensorial donde lo que cuenta es vivir una experiencia, arrasa como lo hizo en las tabernas y bares de barrio hace ya más de sesenta años. Hoy, perdido aquel halo popular que invitaba al disfrute vecinal y al compadreo de tasca costumbrista de entonces, por mucho que los italianos se empeñaran en sofisticar la imagen, la hora del aperitivo nunca tuvo más protagonista que el vermú, vermut, o vermouth, que de todas las maneras se dice y vuelve. Esta vez, en clave de sofisticación y diversión que lanza un guiño cómplice para reencontrar una bebida de toda la vida.

Barra del establecimiento especializado La hora del vermut, situado en la calle Fernán González, 48 de Madrid, donde la firma también dispone de otro establecimiento en el Mercado de San Miguel.


Con esta segunda vida de un vino, esta vez aromatizado y en muchos casos envejecido, se recupera una tradición que renace de la mano de los hipsters y los nostálgicos de los años cincuenta para encontrar acomodo más allá de la coctelería de los últimos años donde se le había recluido. Esta nueva vivencia se acerca más al ambiente que trasmitía la cartelería glamourosa del Martini donde un cartel de Marangolo en 1955 revolucionó la idea del vermú mostrando por primera vez a protagonistas femeninas, copa en mano, vestidas de alta costura. Más tarde, en los años ’60 los seductores modelos que emulando la estética de Mastroianni y mirando por encima de sus gafas de pasta invitaban a seguirles a la caza de un rosso o bianco, no tuvo el arraigo que se esperaba y fue cayendo su consumo para quedar relegado a los gruesos vasos de unos pocos fieles tangenciales.

Los grifos de las barras has cedido su puesto a cuidadas botellas de evocadoras sonoridades que relatan experiencias, esta vez, de elegancia. Las recetas donde el ajenjo que aporta el amargor tiene la voz cantante no han sufrido cambios drásticos, tan solo ajustes de composición para adecuarse al gusto actual que les aporte más complejidad, pero siempre aferrados a conceptos tradicionales reinterpretados. Su nombre, que proviene del alemán wermut (ajenjo) y quizás nació siendo el vinum hippocraticum de los griegos clásicos es aún materia de inspiración para los vermús artesanos que se elaboran incluso de forma doméstica. Aunque muy internacional, su origen es típicamente europeo. Lo encontramos en dos grandes familias: el rojo y el blanco. El primero, de origen italiano es por lo general más dulce. En cambio el blanco, creado en Francia, es más seco y tiene una graduación alcohólica algo más alta. El rosé es la novedad del momento y coquetea con la moda y las tendencias sugerentes de las bebidas del siglo XXI.

PILAR MOLESTINA

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