Foodwatch ha denunciado en etiquetado de los cubitos Knorr para el caldo con hierbas y aceite de oliva en Francia, por ser una descarada etiqueta trampa. El producto utiliza mensajes e imágenes que no se ajustan con la realidad y que inducen a aquellos consumidores que no suelen leer las etiquetas, a percibir erróneamente el carácter mediterráneo y de calidad del producto.
El envase de algunos productos procesados y ultraprocesados muestra imágenes y mensajes en el etiquetado que confunden a los consumidores (sobre todo a aquellos que no leen las etiquetas), se trata de etiquetas trampa totalmente deshonestas que, de forma voluntaria o involuntaria, inducen a error y suelen hacer creer que se trata de productos de calidad, saludables y nutritivos, pero, nada más lejos de la verdad. Desde hace algunos años hablamos de las #EtiquetasTrampa y de la necesidad de denunciarlas para intentar poner freno a estas prácticas de marketing que no tienen fronteras y se pueden encontrar en cualquier país.
Hoy nos llama la atención una descarada etiqueta trampa de Knorr en Francia, etiqueta que aparece en una variedad de cubitos para el caldo con hierbas y aceite de oliva, cuyo envase, según denuncia Foodwatch Francia, tiene nada menos que cinco trampas evidentes que dan una imagen distorsionada de los cubitos, induciendo a creer que son de calidad, que es un producto digno de la dieta mediterránea, etc., pero en su lista de ingredientes se esconde una realidad distinta. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, las imágenes y mensajes publicitarios de algunos productos preparados, no tienen nada que ver con la realidad, siendo necesario oponerse a este tipo de prácticas y denunciarlas.
En la imagen del producto que podrán ver encabezando el post aparece el aceite de oliva Puget, marca que se muestra hasta en dos ocasiones, inspirando confianza entre los consumidores al creer que compran una pastilla de caldo elaborado exclusivamente con aceite de oliva. Al mirar la lista de ingredientes, de aceite de oliva sólo hay un 2%, en realidad la grasa predominante es el aceite de palma, por lo que un ingrediente absolutamente minoritario se convierte en protagonista en la presentación de los cubitos de caldo. Lamentablemente, la legislación comunitaria actual juega a favor de la industria alimentaria que le permite este tipo de prácticas, es decir, hacer protagonista a un ingrediente cuya presencia puede llegar a ser prácticamente testimonial.
Precisamente la segunda trampa señalada es la presencia del aceite de palma, segundo ingrediente más importante del producto. En este sentido, Foodwatch Francia comenta que los ácidos grasos saturados del aceite de palma no son buenos para la salud y cuando se consumen en cantidades elevadas favorecen el incremento del colesterol malo y los riesgos cardiovasculares. El aceite de palma contiene más de un 49% de ácidos grasos saturados, mientras que el aceite de oliva contiene un 14’3%, Knorr utiliza, sobre todo, aceite de palma, pero trata de convencer a los consumidores de que el ingrediente estrella es el aceite de oliva Puget.
Observando el envase se aprecia una tercera trampa, en él se hacen referencias al carácter mediterráneo del producto con ingredientes como las aceitunas negras o la albahaca, pero no forman parte de la composición de los cubitos aunque, lamentablemente algunos consumidores que no leen las etiquetas creerán que sí. Evidentemente, la marca se abstiene de representar los tres ingredientes principales de este producto, que son la sal, el aceite de palma y los potenciadores de sabor, ya que probablemente las ventas caerían notablemente.
La cuarta trampa es el mensaje sin conservantes, los cubitos son un producto «sin conservantes», así reza en la parte inferior izquierda del envase, que se suma al resto de elementos que tratan de mostrar una imagen que no se corresponde con la realidad. Al mirar la lista de ingredientes aparece un aditivo, aunque no con su número habitual el E621, sino con su nombre, glutamato de sodio o glutamato monosódico, ingrediente habitual en los cubitos de caldo. Se trata de un potenciador del sabor que más que conservar, lo que pretende es seducir y enganchar a los paladares. La organización de consumidores comenta que la controversia en torno a este aditivo es importante por los posibles efectos que pueda tener en la salud.
Hay que decir que los potenciadores de sabor (glutamatos) han sido señalados en diferentes estudios científicos como sustancias que causan obesidad, en pruebas realizadas con roedores de laboratorio se constató que podían afectar a la respuesta de la hormona leptita, responsable de reducir el apetito e implicada en el control del peso corporal. Otros estudios asocian este tipo de aditivos con problemas como los daños de carácter neurológico o esterilidad en las mujeres, pero no se han constatado estos efectos en los seres humanos al no haberse realizado estudios directos.
El quinto aspecto señalado por Foodwatch Francia es la presencia de azúcar en estos cubitos para elaborar caldo salado, esto sirve para reivindicar que los fabricantes de alimentos dejen de utilizar el azúcar en cualquier tipo de producto ya que, como sabemos, el consumo excesivo de azúcar es una de las principales causas de la epidemia mundial de enfermedades crónicas. Claro, que Foodwatch no debería sorprenderse, recordemos que un estudio realizado hace dos años concluía que el 56% de los productos alimenticios de un supermercado contienen azúcares añadidos, incluso productos como las conservas de verduras.
Por todo lo comentado, Foodwatch ha puesto en marcha esta petición en la que se pide a Christelle Belkada, Directora de Marketing de Knorr en Francia, y a Sophie Jayet-Creusot, Directora de Comunicación y Relaciones Externas de Unilever Francía, que mejoren la transparencia de sus productos, que eliminen las imágenes de ingredientes que no están en los ingredientes del producto, que no encumbren a un ingrediente minoritario o, en su defecto, que cambien la formulación para que su marketing publicitario sea real. Básicamente se pide que dejen de utilizar este tipo de #EtiquetasTrampa.
Para intentar evitar este tipo de estrategias publicitarias que podemos encontrar en prácticamente cualquier país, lo mejor es leer la lista de ingredientes, pero también reclamar a la Unión Europea que ponga en marcha una legislación que acabe con las prácticas de las etiquetas fraudulentas para proporcionar una mayor transparencia y veracidad a los productos alimenticios.
Fuente: Gastronomía y Cía
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