En tiempos de cuarentena, el maridaje de dos clásicos que ofrecen muchas alternativas de disfrute.
En la búsqueda de alimentos simples, cotidianos, que siempre están al alcance en una heladera o alacena, el queso aparece indiscutido.
En esta época de cuarentena, en la que el tiempo en casa pareciera sobrar, el arte de cocinar es una de las actividades más elegidas; incluso, por principiantes o aquellos que siempre se mantuvieron alejados de las ollas y las sartenes.
Si bien muchos encuentran el disfrute en la elaboración de un menú diferente al habitual o de un plato más sofisticado, para otros, el placer se asoma al explorar nuevas sensaciones, con productos sencillos, ricos, conocidos y el maridaje con distintas bebidas que también están a la mano.
En esta oportunidad, invitamos a una experiencia entre vinos y quesos y la posibilidad de experimentar distintas combinaciones, de acuerdo a los gustos de cada uno. Porque, como ya se ha dicho tantas veces, si bien existen reglas de maridaje para resaltar sabores y hacer un mix perfecto de alimento y bebida, es cierto que las preferencias personales regirán futuras elecciones.
A continuación, una guía para empezar a escribir nuestros propios maridajes con los quesos más comunes; manjares todos que se presentan con sus particularidades en colores, aromas, texturas y sabores y los varietales que dan nuestra tierra. A partir de aquí, las posibilidades son infinitas.
También comúnmente llamado queso azul, presenta un color y olor particulares, fuertes y un sabor salado, por lo que a veces, las combinaciones poco convencionales son las mejores. Una copa de riesling de cosecha tardía, dulce, contrarrestará su sabor picante y la sensación de frescura será absoluta. Pero también, los taninos fuertes y el sabor frutal del cabernet sauvignon son ideales para mezclarlo con este producto.
Los quesos frescos y jóvenes como la mozzarella o ricota son interesantes ingredientes en una picada y por su frescura y sabor suave es importante buscar un vino con toques delicados.
Un pinot grigio es la combinación clásica probada para este tipo de quesos. Pero, la fresca acidez del sabor inigualable de un torrontés, en combinación con estos quesos frescos, ofrecen una verdadera fiesta al paladar. Otro de los recomendados en este caso es el sauvignon blanc, gran aliado de estos productos.
Este queso de pasta blanda graso requiere de un vino apropiado para cortar la delicada salinidad, por lo que un vino blanco seco como el chardonnay es apropiado. El pinot noir (si es de Patagonia, cuánto mejor) es otra excelente recomendación para degustar un buen trozo de queso feta, así como el sauvignon blanc, una cepa que al parecer sienta bien con casi todos.
Los quesos parmesanos son escamosos y picantes, una característica que todos los aficionados aman. Ya sea que se mezclen con una salsa, se recorten sobre una ensalada o se rallen sobre la pasta, estos quesos son uno de los sabores por excelencia en todo el mundo.
La primera opción es combinar la textura y el delicado sabor de estos quesos, con los taninos dulces del excelente vino argentino malbec; pero tampoco hay que dejar a un lado la suavidad de un merlot. Combinaciones irresistibles si las hay.
Todos los quesos de cabra –duros, suaves y cremosos- poseen ese sabor profundo, herbáceo e intenso que combina perfectamente con los tomates untados en una tostada o saboreados con una copa de vino.
La elección obvia de vino para maridar con queso de cabra es sauvignon blanc. Pero otra opción fabulosa es la combinación con chablis o pinot grigio. En cualquier caso, blancos.
Si bien muchos encuentran el disfrute en la elaboración de un menú diferente al habitual o de un plato más sofisticado, para otros, el placer se asoma al explorar nuevas sensaciones, con productos sencillos, ricos, conocidos y el maridaje con distintas bebidas que también están a la mano.
En esta oportunidad, invitamos a una experiencia entre vinos y quesos y la posibilidad de experimentar distintas combinaciones, de acuerdo a los gustos de cada uno. Porque, como ya se ha dicho tantas veces, si bien existen reglas de maridaje para resaltar sabores y hacer un mix perfecto de alimento y bebida, es cierto que las preferencias personales regirán futuras elecciones.
A continuación, una guía para empezar a escribir nuestros propios maridajes con los quesos más comunes; manjares todos que se presentan con sus particularidades en colores, aromas, texturas y sabores y los varietales que dan nuestra tierra. A partir de aquí, las posibilidades son infinitas.
Clásico Roquefort, con tintos o blancos
También comúnmente llamado queso azul, presenta un color y olor particulares, fuertes y un sabor salado, por lo que a veces, las combinaciones poco convencionales son las mejores. Una copa de riesling de cosecha tardía, dulce, contrarrestará su sabor picante y la sensación de frescura será absoluta. Pero también, los taninos fuertes y el sabor frutal del cabernet sauvignon son ideales para mezclarlo con este producto.
Quesos frescos, vinos frescos y blancos
Los quesos frescos y jóvenes como la mozzarella o ricota son interesantes ingredientes en una picada y por su frescura y sabor suave es importante buscar un vino con toques delicados.
Un pinot grigio es la combinación clásica probada para este tipo de quesos. Pero, la fresca acidez del sabor inigualable de un torrontés, en combinación con estos quesos frescos, ofrecen una verdadera fiesta al paladar. Otro de los recomendados en este caso es el sauvignon blanc, gran aliado de estos productos.
Queso feta, con múltiples opciones
Este queso de pasta blanda graso requiere de un vino apropiado para cortar la delicada salinidad, por lo que un vino blanco seco como el chardonnay es apropiado. El pinot noir (si es de Patagonia, cuánto mejor) es otra excelente recomendación para degustar un buen trozo de queso feta, así como el sauvignon blanc, una cepa que al parecer sienta bien con casi todos.
Infaltables parmesano y malbec
Los quesos parmesanos son escamosos y picantes, una característica que todos los aficionados aman. Ya sea que se mezclen con una salsa, se recorten sobre una ensalada o se rallen sobre la pasta, estos quesos son uno de los sabores por excelencia en todo el mundo.
La primera opción es combinar la textura y el delicado sabor de estos quesos, con los taninos dulces del excelente vino argentino malbec; pero tampoco hay que dejar a un lado la suavidad de un merlot. Combinaciones irresistibles si las hay.
Queso de cabra, untable o en cubitos
Todos los quesos de cabra –duros, suaves y cremosos- poseen ese sabor profundo, herbáceo e intenso que combina perfectamente con los tomates untados en una tostada o saboreados con una copa de vino.
La elección obvia de vino para maridar con queso de cabra es sauvignon blanc. Pero otra opción fabulosa es la combinación con chablis o pinot grigio. En cualquier caso, blancos.
Algunas reglas básicas para maridar y lograr una degustación de vinos y quesos perfecta
- Los vinos y quesos deben servirse a la temperatura adecuada para que emerja su sabor. Los vinos blancos a una temperatura aproximada entre los 7 y 8° C y los vinos tintos, 15° C, promedio.
- Si los quesos a degustar se encuentran en la heladera, es conveniente retirarlos de 30 a 60 minutos antes de servir.
- Para extendernos en la experiencia y compartir con amigos un rato extendido, no viene mal agregar a esta degustación un buen trozo de pan, aceite de oliva, aceitunas, chutneys y frutos secos, entre otros tantos complementos que van de la mano.
- Los taninos, la grasa, la acidez y la textura juegan un papel importante en la forma en que el queso marida con vino. El secreto de la combinación perfecta consiste en tocar esas notas armoniosas, ir un poco más allá y asegurarse de que una no supere al otro.
Florencia Da Souza
Fuente: Los Andes
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