Ollas y sartenes © Ophelia Nabeta | Dreamstime.com
Movidos por el afán cocinillas, corremos a la tienda más cercana o los buscamos en internet y poco a poco vamos llenando nuestra cocina de cacharros innecesarios que sólo ocupan espacio y acumulan grasa y polvo. Nos proponemos preparar una guía de imprescindibles: esos útiles que de verdad se necesitan, más allá de modas pasajeras y enloquecimientos colectivos; los que al final usamos una y otra vez hasta que caen derrotados en acto de servicio.
Hemos hecho esta selección pensando en los hogares, no en los profesionales (aunque todos llevemos dentro un chef de tres estrellas), pero cada hogar es distinto. No es lo mismo una casa en la que viven dos que una en la que viven cinco, y algunas herramientas que son esenciales si acostumbras a hacer caldo en casa no sirven para nada si eres más de la vertiente del brik
Es importante elegir productos de calidad: una espumadera de plastiquillo no va a aguantar sumergirse en aceite a 180º para rescatar unas croquetas, y un colador endeble podría no resistir el vuelco de una olla de spaghetti. Tampoco hay que caer en la trampa del diseño: que algo sea bonito no quiere decir que sea cómodo de usar.
Es importante elegir productos de calidad: una espumadera de plastiquillo no va a aguantar sumergirse en aceite a 180º para rescatar unas croquetas, y un colador endeble podría no resistir el vuelco de una olla de spaghetti. Tampoco hay que caer en la trampa del diseño: que algo sea bonito no quiere decir que sea cómodo de usar.
Los absolutamente imprescindibles
- Delantal, si no quieres acabar lleno de lamparones y con toda la ropa oliendo a sofrito.
- Trapos de cocina: por lo menos dos. Nos sirven para recoger mondas, para limpiarnos las manos, para coger cosas calientes... ¡Y no vale olvidarse de lavarlos!
- El papel de cocina también es imprescindible, pero no es un sustituto de los trapos. Úsalo con moderación, ¡pobres arbolitos!
- Tablas de cortar. Que sean sólidas, grandes y estables, y conviene tener un par por si tenemos que cortar más de un tipo de ingrediente en la misma receta. Se suele recomendar una para verduras, una para carne y una para pescado. Hay que tener mucho cuidado y nunca poner alimentos cocinados en una tabla que se ha usado para cortar alimentos crudos, pero si encima lo que hemos cortado es pollo (o cualquier ave) hay que lavarla con agua y jabón antes de usarla para cualquier cosa.
- Sartenes. Lo que se dice imprescindibles son una de 16-20 cm (como para tortillas) y una más grande, de 24-27 cm. Si lo que queremos es tener una cocina completa, necesitaremos también alguna sartén alta de las que se usan para hacer salsas.
- Cuchillos de cocina. No hay que escatimar: los cuchillos son caros, y los que no son caros perderán el filo muy rápido y, lo que es peor, tendrán una hoja blandengue con la que nos sacaremos un ojo como no andemos con cuidado. Imprescindibles, un cuchillo cebollero y una puntilla, aunque nunca se tienen demasiados cuchillos. Los cuchillos medianos (ni tan grandes como un cebollero ni tan cortos como una puntilla) tienen a su favor la versatilidad, que es una cosa que nos viene muy bien a los cocineros caseros.
- Cuchillo de pan. Son largos y de sierra y sirven para cortar pan.
- Pelador. Es un inventazo y evita que los amateur nos llevemos media patata o tres cuartos de zanahoria al pelarlas con una puntilla. Ojo, hay que elegir un pelador que sea sólido y ergonómico, o nos arrepentiremos cuando vayamos a mitad del segundo calabacín.
- Ollas y cazos. Hace falta por lo menos un cazo pequeño, una olla mediana y una olla grande, pero mientras tengamos sitio es buena idea invertir en una batería de cocina completa.
- Coladores. No vamos a ningún sitio sin un colador pequeño y un escurridor de pasta. Si además somos de los de hacer caldo en casa o pensamos que podríamos llegar a serlo, necesitaremos un colador y una muselina grandes, porque como intentes colar cinco litros de caldo por un coladorcito tamaño vaso no vas a repetir la experiencia.
- Rallador. Para rallar tomates, queso, incluso patata o pan. Ideal tener uno con varios grosores, o varios con un grosor cada uno que viene a ser lo mismo. Si somos reposterillos necesitaremos también uno muy fino (lo que se suele llamar un microplane) para ralladura de limón o chocolate.
- Cucharas de madera, para remover. ¡No vale tener solo una!
- Un cazo y un cucharón, que no son lo mismo aunque se parecen.
- Espumadera y espátula. La espátula en concreto, que sea de mango sólido, que si no la doblaremos por la mitad en cuanto queramos hacer un sándwich a la plancha.
- Pinzas, abrelatas, sacacorchos y tijeras de cocina (¡no sirven las de las manualidades!).
- Un bol grande para mezclar. Si tenemos sitio, mejor tener varios tamaños.
- Fuente de horno. Esto solo para quien tenga horno, como es natural. Tener varios tamaños tampoco viene mal nunca.
Para subir nota
- Un buen mortero puede servirnos para darle vida a nuestros guisos con un majado que le dé fondo y sabor, pero no hay nada que sea imposible hacer sin mortero.
- Batidora de mano con accesorio picador. Lo mismo te soluciona un gazpacho que una mayonesa que te sustituye al mortero que no te has comprado porque te hemos dicho que no hay nada que sea imposible de hacer sin mortero.
- Exprimidor. Podemos exprimir nuestros cítricos con el poder de nuestras manos, pero siempre se aprovechan más ayudándonos de un utensilio a tal efecto. Los hay manuales y eléctricos.
- Pasapurés. Depende de lo aficionados que seamos a los purés, la textura que se consigue con el pasapurés no es la misma que con la batidora de mano. También se puede usar un chino, aunque requiera más destreza.
Para reposteros
- Lengua de silicona, para mezclar y rebañar.
- Jarra medidora.
- Medidores de cups y teaspoons americanos. Son los reyes del dulce, conviene hacerles caso.
- Molde redondo. Más cómodo si es de los de aro, pero no sirven para masas muy líquidas.
- Molde de plumcake.
- Rejilla para enfriar.
- Papel de horno.
- Báscula. Que sea precisa, admita tara y que mida por lo menos un par de kilos.
Si te falta alguno de estos útiles no te pongas nervioso: casi todo se puede suplir con un poco de ingenio y maña. Si te faltan todos, la receta más complicada que vas a poder hacer es un café con leche. En cualquier caso, es buena idea ir comprando lo que te falte porque son cosas que definitivamente vas a usar cuando cocines y te van a hacer la vida un poco más fácil.
Fuente: Expansión
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