Representantes de la cocina maltesa, estos son los diez platos que se deben de probar para conocer los sabores de este país mediterráneo.
La gastronomía siempre ha sido una de las mejores maneras de descubrir las influencias que se han mantenido tras el paso por un territorio de otros pueblos y culturas. En el caso de Malta, el archipiélago mediterráneo mezcla el legado de fenicios, romanos, árabes, sicilianos e incluso franceses y británicos. La cocina maltesa se caracteriza por los sabores intensos y especiados de sus platos, en los que los principales ingredientes son el pescado, las verduras, la carne, la pasta, el hojaldre, los dátiles y el aceite de oliva.
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ALJOTTA
Uno de los platos emblemáticos de la isla es esta sopa de pescado acompañada de tomates, limón, ajo y hierbas, a la que en algunas ocasiones se le añade arroz para conseguir una preparación más espesa. Parecida a la bullabesa francesa y muy popular en la antigüedad durante el periodo de Cuaresma, ahora se puede encontrar en muchos restaurantes de comida tradicional del país. A diferencia de otras preparaciones similares, una vez cocinado el caldo, se retira el pescado para usarlo en otros platos, puesto que esta es eminentemente una receta de sopa, aunque se ha ido adaptando al gusto de cada persona.
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LAMPUKI
A pesar de ser una isla, Malta no tiene mucha tradición culinaria ligada a los productos del mar. Aun así, el lampuki es uno de sus peces más preciados y el ingrediente principal de uno de los platos más tradicionales de pescado. Es en el sureste del país, en Marsaxlokk, donde es más famoso, pues es en este pequeño pueblo pesquero donde más se recoge. A la brasa, al horno o incluso en pastel de hojaldre, acompañado de verduras, es una de las mejores opciones para probar el producto marino de Malta. Como curiosidad, algunas monedas de lira maltesa acuñadas en 1986, exactamente de diez centavos, llevan la imagen de un lampuki.
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FENEK STUFFAT
Traducido literalmente como estofado de conejo, este es un plato nacional que da a entender la importancia de este animal en su gastronomía. A raíz de la creación de la Orden de Malta, la caza de este animal se prohibió, algo que se extendió durante siglos y dio lugar a su uso extendido como ingrediente en la cocina maltesa e incluso a una tradición anual que consiste en comer preparaciones hechas con conejo durante la madrugada del 28 de junio. Como muchos otros estofados, se cocina con algunas verduras, como guisantes, cebollas o zanahorias, y se le añade al caldo vino y caldo de carne.
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FTIRA
El ftira es un pan maltés normalmente elaborado en forma de anillo y uno de los platos más consumidos durante el verano por su frescura. Normalmente se come en forma de pizza o bocadillo al que se le pueden añadir ingredientes como tomate, atún, patata, aceituna, cebolla, alcaparra, queso, huevo cocido, salchicha o sardina, entre otros. Este pan tradicional es Patrimonio Inmaterial de la UNESCO y la mayor parte de las panaderías tradicionales donde se elaboran se encuentra en la localidad de Qormi, conocida como la ciudad de los panaderos, donde se celebra un festival del pan cada octubre.
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BRAGIOLI
El bragioli, uno de los platos nacionales de Malta, es un pastel de carne hecho con filetes de ternera que se enrollan con un relleno de huevos duros, pan rallado, ajo, cebolla, queso y hierbas, aunque algunos ingredientes pueden variar al gusto del comensal. La preparación se cierra y se cocina en abundante salsa hecha, sobre todo, a base de tomate, y a fuego lento. El típico acompañante de este plato es la verdura o las patatas fritas, una preparación que puede encontrarse en muchos de los restaurantes del país.
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PASTIZZI
De origen turco, los pastizzi son una especie de empanadillas y el aperitivo más popular de Malta. Consiste en una masa de hojaldre rellena principalmente de ricota, aunque también se le puede añadir carne, verduras o innovar con otros ingredientes. Uno de los lugares donde es más habitual encontrarlos es en las pastizzerias, tiendas especializadas en este producto, pero también en cafeterías, en tiendas y en supermercados, listos para hornear en casa.
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BIGILLA
Entre la textura del paté y del hummus se encuentra este plato maltés hecho a base de hierbas, unas alubias moradas que crecen en Malta, y que se aliñan con ajo, perejil y, para los amantes del picante, con un poco de guindilla. Este plato sencillo y vegano se sirve sobre todo como aperitivo acompañado de galletas de agua, tradicionales del país, conocidas como galletti. Además de usarse como un tentempié, puede acompañar platos de pasta haciéndolo un poco más líquido, aunque suele comerse frío y con otros alimentos como embutidos o queso.
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GBEJNA
Estos quesos, cuya tradición se remonta a siglos atrás, se hacían antiguamente con leche de oveja, aunque hoy en día también se usa de vaca y de cabra. El cuajo que se añade actualmente ha substituido, según las leyendas locales, al agua de mar. Para elaborarlos se introduce la mezcla en qwieleb, cestas de junco que mantienen la cuajada unida hasta que el queso agarra consistencia.
A pesar de que suele presentarse como un queso cremoso, también se puede encurtir, sazonar con hinojo o chile o incluso secar. Este alimento es muy utilizado en preparaciones como la sopa de viuda, conocida como soppa tal-armla, o de relleno en los conocidos pastizzi.
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IMQARET
Este hojaldre frito relleno de una mezcla de dátiles, especias y cítricos está cubierto de miel, lo que le convierte en un bocado muy dulce. Acompañado en muchas ocasiones de helado, este postre tradicional tiene su origen en la repostería árabe, que cuenta con una preparación muy similar, el maqrout marroquí. Populares entre la población maltesa, son muy habituales, sobre todo, en celebraciones y fiestas tradicionales, pero también en puestos callejeros especializados en ellos y en muchos menús como postre, siendo servido siempre caliente.
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MIEL AUTÓCTONA
Melite fue el nombre que Malta recibió por parte de los griegos. Su etimología, relacionada con la palabra meli, que significa miel, da una idea de la importancia de este producto en la isla desde la antigüedad, una historia que se remonta al tiempo en que los fenicios la habitaron. La apicultura maltesa tiene en la apis mellifera ruttneri, la abeja endémica del archipiélago, su principal protagonista, algo que hace de su miel un producto único.
Su papel está en la gastronomía del lugar puede verse, sobre todo, en sus dulces más típicos, siendo los anillos de miel los más característicos, que suelen prepararse para las fiestas navideñas, sin olvidar los imqaret o el kwarezimal de Cuaresma.
Mari Carmen Duarte
Fuente: National Geographic
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