Los vinos rosados durante muchos años fueron desplazados o ignorados por muchos consumidores que solo bebían tintos, que aspiracionalmente eran los únicos permitidos.
Sin embargo, es bueno destacar que los rosados se elaboran a partir de las uvas negras o tintas con una maceración más corta de los hollejos y el mosto que la utilizada para los tintos, aunque suficiente para lograr la tonalidad y la estructura deseada.
Los rosados se distinguen por una armónica combinación de aromas a frutas rojas y otras notas que recuerdan a los tintos, pero en boca la intensidad y frescura se asemeja más a los blancos; por ello es recomendable una temperatura de servicio entre los 12 y 14°C.
Las etiquetas reflejan las uvas originales. Se distinguen, entre otras variedades, el rosado o rosé de Malbec y Syrah.
Esta categoría de vinos gana adeptos rápidamente en todo el mundo por su versatilidad y precios tan convenientes. Además, últimamente se corrió del lugar femenino para integrar a todo tipo de consumidores.
Es un estilo de vino que se adapta muy bien a diversas comidas de colores más bien claros, como carnes blancas, arroces o pastas; juega muy bien preparaciones especiadas y picantes, por eso se le da un lugar en cocinas autóctonas de otros países, en platos como sushi, ceviche, etcétera.
Es necesario contar con vinos secos -la presencia del azúcar los llevaría hacia el postre- para encontrar la mejor armonía en opciones que integren preferentemente fruta.
Siempre pensando en vinos jóvenes, otra gran sorpresa fue la ya no tan reciente aparición de los espumantes rosados, como excelente recepción para un menú que tendrá el más exitoso de los inicios.
El vino rosado sigue siendo una incógnita para muchos consumidores. Sin embargo, resultará simple conocerlo como adoptarlo.
Fuente: lanacion.com.ar
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