Ingredientes para 2 personas
300-350 g de carne de ternera de añojo para estofar, 3/4 cucharadita de bayas de enebro, 1/2 cucharadita de pimienta negra en grano, 1/2 cucharadita de sal marina gruesa o en escamas, 2-3 cebollas francesas, 2 dientes de ajo, 2 ramitas de tomillo, 350 ml de cerveza negra, 1 cucharada de melaza o miel oscura, 1 cucharadita de mostaza, 1 patata mediana, 4-5 ciruelas secas sin hueso, ralladura de limón, aceite de oliva virgen extra y tomillo extra para servir.
Cómo hacer estofado de ternera a la cerveza negra con bayas de enebro
Cortar la carne en piezas de un bocado, o pedir al carnicero que lo haga. Colocar en un mortero las bayas de enebro con la pimienta en grano y la sal, machacar hasta tener una mezcla de molido grueso y echar sobre la ternera. Masajear con las manos y dejar reposar 30 minutos. Pelar las cebollas y cortar por la mitad salvo que sean muy pequeñas, pelar los dientes de ajo y laminar groseramente.
Calentar un poco de aceite de oliva virgen extra en una olla o cazuela y dorar la carne a fuego fuerte unos pocos minutos. Retirar y reservar. Añadir a la misma olla las cebollas y el ajo, cocinando unos cinco minutos para que se doren bien. Incorporar la melaza, la cerveza negra, la mostaza y el tomillo, y mezclar. Devolver la carne a la cazuela y llevar a ebullición.
Bajar el fuego, tapar y dejar cocinar durante unos 30-45 minutos. Pelar la patata lavada y trocear o chascar en piezas de unos 2-3 cm. Añadir a la olla, echar también las ciruelas, vigilar que no falte líquido y volver a tapar. Cocinar como mínimo 30 minutos más, mejor hasta 1 hora a fuego muy lento para que la carne quede muy melosa. Vigilar de vez en cuando el caldo y echar más cerveza si hiciera falta. Servir con ralladura de limón y tomillo extra.
Tiempo de elaboración | 2 horas
Dificultad | Fácil
Degustación
Este estofado de ternera con cerveza negra, bayas de enebro y ciruelas sienta de maravilla en un día especialmente frío, bien humeante. El aroma que llena la cocina al abrir la olla abrirá el apetito en cualquier ocasión, pero casi mejor hacerlo con antelación para el día siguiente. Ganará en sabor y consistencia, y los comensales agradecerán tener un buen pan a mano.
Fuente: Directo al Paladar
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