Postres con autoridad, contundentes, que se pueden compartir y que difícilmente admiten detractores. Sencillos en la combinación de sabores, en la facilidad para identificarlos, pero estudiados hasta la médula para ser perfectos, para elevar cada producto, sea coco, piña o mascarpone, a la máxima expresión posible. Carles Abellán ha fichado para su grupo de restaurantes a Javier Aguiar, un “postrero” procedente del Dos Cielos de los hermanos Torres y formado en la escuela
Espaisucre. Aterriza en este epicentro de la gastronomía barcelonesa para redirigir sus pasos hacia una oferta dulce golosa y con muchos números para incrementar su popularidad.
El mejor ejemplo de esta filosofía de postres lo tenemos con las fresas con nata que el chef Abellán sirve en su nuevo restaurante
La Barra de la Barceloneta. Fresas de gran calidad del Maresme, sin apenas tratamiento y hasta con el rabillo del tallo incluido, nata recién montada a mano con una infusión en frío de vainilla Tahití, un helado de leche de oveja y una fina capa de azúcar lustre para potenciar el conjunto. Servidas en un papel sulfurizado, como cuando se iba a buscar nata montada a la pastelería, la propuesta está llamada a convertirse en uno de los clásicos del local en poco tiempo. Entonces ¿se puede hacer pastelería de autor en un restaurante de máximo nivel con unas fresas con nata? Se puede y se debe, así lo entienden Carles Abellán y Javier Aguiar, que se han tomado unos cuantos meses de tiempo antes de abrir el restaurante La Barra con una carta de postres bien definida. En el proceso ha habido muchas pruebas fallidas y un camino que les ha llevado a trabajar solo con ese compromiso por lo goloso, con raciones generosas que bien pueden compartirse, en armonía con la oferta salada del local.