Se acercan las fiestas de fin de año y sin duda los vinos espumantes son una opción ideal para cualquier celebración o brindis. Te compartimos datos interesantes sobre este tipo de vinos.
Cada día aumenta el número de consumidores que se enamoran y prefieren los vinos espumantes. Dentro del universo de los vinos, los espumosos son uno de los más interesantes, precisamente por sus famosas burbujas y sabores para todos los gustos.
¡Un brindis!
Los vinos espumantes son ideales para acompañar los platillos característicos de la temporada como pavo, pierna y tamales, entre otros. Conversamos con Anneliese von Quednow, Sommelier profesional de la Escuela de Corchos en Guatemala, quien nos compartió datos interesantes sobre este tipo de vinos.
Su clasificación. Hay diversas formas de clasificar los vinos espumantes. Una de ellas es por su método de elaboración: Método tradicional o Champenoise (segunda fermentación en botella) y Charmat (segunda fermentación en tanques de acero inoxidable). Primero se logra la fermentación alcohólica de un vino base y luego se busca la retención de gas carbónico (CO2) en el producto final al añadir un licor de tiraje (azúcar, levadura y vino). Como se dijo anteriormente, este proceso de segunda fermentación puede realizarse en botella o en tanques de acero inoxidable.
Generalmente, el vino base es un blend o mezcla de cepas, de pagos y, a veces, de añadas. Estas mezclas aportan la complejidad, regularidad y tipicidad deseada en cada vino espumante.
Vino espumante y champagne, ¿son lo mismo? No son lo mismo. Si bien el nombre champagne se usa como genérico y dio inicio a este vino como categoría, solo los vinos elaborados en la AOC Champagne, Francia, pueden usarlo en sus etiquetas.
Métodos diferentes, productos diferentes. El método tradicional o Champenoise (segunda fermentación en botella) aporta complejidad aromática y volumen en boca. Por otro lado, con el método Charmat (segunda fermantación en tanque) se conservan los aromas, expresan la variedad y la fruta.
Temperatura para degustarlos. En general, se consumen entre 6 a 9°; los más complejos se degustan a temperaturas mayores.
Paula Peinado
Fuente: Publinews
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