De allí obtenemos una bebida que no sólo es de un excelente sabor, sino que disfrutamos desde el momento en que es servida, al deleitarnos con su color, escuchar su efervescencia y gozar de ver cómo se comporta la turbulencia espumosa en el vaso. Es un verdadero placer para los sentidos…
Al ser más refrescante, quita más la sed y eso es muy importante a tomar en cuenta en el caso de comidas picantes, especiadas o muy condimentadas. La variedad de sabores y estilos que ofrece, nos da una amplia gama para elegir. Al tener menos alcohol, menos calorías, ser más barata y encontrar en los ácidos armonías de gran interés gastronómico, le gana terreno al vino.
La cerveza combina perfectamente con escabeches, platos en los que abunda el tomate, verduras varias que muchas veces son incompatibles con otras bebidas, platos aliñados con mostaza, recetas ricas en ajo y pimentón, chorizos y charcutería, platos aliñados con chile, pimienta, cilantro, jengibre, salsa de soya y wasabi.
Las carnes ahumadas, el ketchup y la mostaza, los alimentos que tengan un alto contenido en grasa que pueda llegar a recubrir la lengua e impedir captar sabores y aromas complejos, como las hamburguesas, los pescados azules o algunos quesos y los platos fritos, encuentran en la cerveza una opción digna de tomar en cuenta.
Los invito pues, a darle a la cerveza el puesto que se merece como bebida gourmet y a dejar volar a su imaginación para disfrutar de lo que pueden experimentar con las comidas que cotidianamente nos acompañan y que están llenas de secretos que podemos conocer si nos atrevemos a variar la bebida con la que los armonicemos. Nadie puede decir que no ha pasado momentos inolvidables en compañía del rubio líquido que no sólo quita el calor, sino cualquier tristeza. ¡Ein Bier, bitte!
¡Hasta una próxima oportunidad!
Ana Gutiérrez
Médico-Sommelier
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