“Cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad”. Esta frase premonitoria con la que estarán, seguro, de acuerdo tanto optimistas como pesimistas, adquiere especial relevancia en el Restaurante Deseos. Y es que allí, cada comensal puede pedir no sólo uno, sino tres; y además, corre el riesgo de que alguno se cumpla. Una contrariedad si no se elige bien, porque en ese establecimiento, los deseos de sus clientes son órdenes.
Al abandonar el establecimiento el cliente escribe sus tres deseos en un “boleto” junto a su dirección y número de teléfono. Una vez al mes se abre el “buzón de los deseos” -situado en la salida del restaurante- y se saca un papelito al azar. El afortunado será contactado por teléfono y tendrá la oportunidad de hacer realidad uno de sus tres sueños.
Ignoramos si la idea -genial, por cierto- es anterior o posterior a la elección del nombre de este acogedor restaurante situado en el 16 de la barcelonesa calle Ganduxer, pero estarán de acuerdo conmigo en que se trata de una de las estrategias de marketing más simpáticas y sugerentes que hemos escuchado últimamente.
Y lo cierto es que “Deseos” no necesita mucho para convencer. Con una oferta gastronómica original, de calidad y ajustada en precio, el establecimiento cumple su función, resulta competitivo, y se hace 'tener en cuenta' en una ciudad con oferta variada y suficiente; aunque parece que su objetivo va más allá, intentando que nadie se quede 'sin repetir'.
Todo está estudiado para 'enganchar' a un cliente caprichoso, deseoso de que lo mimen y ansioso por dar rienda suelta a su optimismo; tanto el trato personalizado de su jefa de sala, Lola Rodríguez Molina, como la amabilidad y buen hacer entre fogones del chef, Andrea Fioravanti; un viejo y querido conocido en los ambientes gastronómicos más 'fashion', de la ciudad de Barcelona.
Todo son detalles de estilo obra de Okiba Sl de David Vidal y la decoradora Neza César. Desde la extravagante mezcla de colores de las paredes hasta los cuadros -de artistas rusos- sin olvidar las lámparas y apliques de luz y los recipientes pintados a mano. Absolutamente excéntrico, incoherente y 'chillón'; pero magnífico. Atrevido hasta pensar que el genial resultado ha tenido que ser pura casualidad; pero no es así.
La decoración es de origen brasileño y, ciertamente, recuerda al colorido que ofrecen las favelas de Río de Janeiro o São Paulo, donde los rojos se mezclan con morados y verdes o amarillos, en un intento de ensalzar la vida mediante el color. Absolutamente fantástico, sorprendente, estimulante y, por tanto, recomendable.
Ahhh!! No podemos terminar de hablar del “Deseos” sin recomendar la carne ahumada con carbón de tomillo, el tiramisú -excepcional- y el 'limoncello' casero, licor típico de Italia. Porque en este ecléctico concepto de espacio gastronómico 'lo italiano' pesa en el menú; aunque errará el que piense en lo tradicional.
En fin. Hablamos de un lugar con espíritu amable donde se come muy bien, además de contener ese “duende” optimista que contagia la sonrisa y que, quizás, solo quizás, haga que se cumpla uno de tus deseos.
Gema Castellano
Fuente: informativos.net
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