Aproximación. Lo primero es hacer que el vino guste así que, ahora en verano, ¿por qué no probar cócteles con vino? Es un primer paso, un poco irreverente, de acuerdo, pero un buen paso
SUELO ser muy crítica con el hecho de que, en un país productor tan importante como España -el segundo en volumen y el primero del mundo en superficie de viñedo- no tengamos cultura del vino. A pesar de ser el motor económico de tantas comarcas, un elemento importante de la cultura, interrelacionado con las artes (sobre todo, la pintura y la literatura) y tantas otras cosas, estamos a años luz de la cultura vinícola de un francés o un italiano. Claro, que a lo mejor, es que no han sabido comunicarnos todo esto ni llegar a nuestros paladares. En España es en el único país (lo juro) que he oído a una persona afirmar rotundamente: "a mí es que no me gusta el vino".
Y es que el vino no se ha sabido "contar" en España, no se ha sabido comunicar (y sostengo la vela que me toca) y, muy importante: no se ha sabido cuidar y servir en hostelería. Copas malas, vinos muy mediocres hinchados de precio que no ofrecen la satisfacción que esperamos por lo que hemos pagado por él, y malas temperaturas de servicio: yo he visto, por ejemplo, botellas de chateo colocadas al lado de la cafetera (¿a qué temperatura está ese tinto, por Dios?). No es de extrañar que, aquel al que le han servido un tinto calentorro, un rosado o un blanco oxidados o cualquier otra atrocidad, no quiera volver a beber un vino en su vida. También ocurre que hayamos empezado a introducirnos en el mundo del vino bebiendo vinos "complicados". En efecto, al igual que alguien que quiere aprender y disfrutar de la música clásica no comienza escuchando a Bach sino otro tipo de música clásica más "amable" y menos compleja, el novato en el mundo del vino debe ir poco a poco. Comenzar por vinos fáciles, 'divertidos', sin muchas complicaciones, para ir profundizando en la materia poco a poco, e ir educando muestro olfato y nuestro paladar de forma progresiva.
Si usted es de esos que se sienten atraídos por el mundo del vino pero el vino en sí mismo no termina de gustarle o simplemente lo ha probado poco, he aquí un par de consejos. Comience por vinos blancos afrutados, de las variedades Albariño, Gewürstraminer, Riesling, Verdejo… Deje para más tarde los Chardonnay y otras variedades con las que se elaboran vinos más secos y de perfil más 'serio'. Otra buena opción para iniciarse son los vinos rosados: los navarros son golosos y con buena estructura. Además, ahora es la época ideal: están saliendo los blancos y rosados de cosecha 2012, así que podemos disfrutarlos en toda su frescura.
Si me tuviera que colocar alguna etiqueta (que no me gustan, pero es un imaginar…) en lo que al vino se refiere, creo que me definiría como 'purista' (de hecho algunos amigos ya me definen así). Sin embargo, creo que lo primero es hacer que el vino guste, así que ahora en verano… ¿por qué no probar cócteles con vino? Es un primer paso, un poco 'irreverente', de acuerdo, pero un buen paso. Hacer bebidas de trago largo sustituyendo los destilados por vino total o parcialmente rebajará también nuestra ingesta de alcohol. Eso sí, por favor, no me mezclen grandes vinos. Sería una pena malograr una buena botella. Digamos que el vino no se mezcla, pero puede haber honrosas excepciones.
La bebida española por excelencia a base de tinto es la sangría. Cada cual tiene su receta, hay quien le añade destilados para subirla de grado y, supuestamente, mejorar su sabor. Una variante de la sangría es el tinto de verano. Decía Leo Harlem en uno de sus sketches, que era "un gran defensor de la gaseosa, porque si se la echabas a un vino malo y estaba riquísimo, ¡¡¡qué no haría con un vino bueno!!!". La gaseosa lo que añade, sobre todo, es azúcar, con lo que vuelve al vino más 'amable'. Con mucho hielo, un trago largo refrescante y, si quieren un truco, sustituyan un dedito de vino por otro de Martini Rojo para hacerlo irresistible.
Gracias a los Sanfermines y a su retransmisión por televisiones del mundo entero, el calimocho es otra bebida internacionalmente conocida y que está haciendo furor en EEUU, el país inventor de la Coca Cola. Hay empresas allí que ya lo venden mezclado y embotellado. Hago referencia porque obviarlo sería absurdo, pero para mí, esta no es una honrosa excepción…
Lo que sí les recomiendo es una bebida con marcado acento andaluz a base de Cream. El Cream es un vino generoso de licor propio del Marco de Jerez y del Condado de Huelva, obtenido a partir a partir de una mezcla de vino seco y vino dulce. Es de color ámbar, olor dulzón que evoca aromas de pasas y uvas negras muy dulces, en boca es dulce y cremoso -de ahí de el nombre: Cream-. Ponga en un vaso bajo de whisky 3 piedras de hielo y llene el vaso de Cream. Añada varios zest de naranja y una rodaja de esta fruta. Es refrescante y glamuroso, para tomar como aperitivo o acompañando un postre de chocolate amargo.
El Port-Tonic es otra opción para el aperitivo y los tragos largos de la tarde o tras la cena. Su nombre viene de que se prepara como un gin-tonic, sustituyendo la ginebra por vino de Oporto blanco. Se sirve en vaso de tubo o en copa balón, con mucho hielo y una rodaja de limón. Es muy importante escoger una buena tónica, sin notas dulzonas, ya que lo que se busca es el equilibrio entre el azúcar del Oporto y el amargor de la tónica.
Si quiere preparar un cóctel muy 'fashion', mezcle 10 centilitros de vino rosado, 3 centilitros de sirope de fresas, 1 centilitro de lima/lima y 0,5 centilitros de Pacharan navarro en la coctelera con hielo. Puede decorar con pétalos de rosa (no cualquier rosa, una rosa comestible que encontrará en fruterías gourmet) o con trocitos de fresa flotando en la copa.
Otra opción es el 'Verdejito': mezcla en la coctelera con hielo 7 centilitros de vino blanco de la variedad Verdejo, 2 centilitros de zumo de uva blanco y 1 centilitro de zumo de pomelo rojo. Se sirve en copa de Martini adornado con 3 hojas de hierbabuena.
Y si es amante del vino, también tengo algo para usted: el cóctel Crimea. Mezcle una medida y media de vino blanco seco y media medida de Cointreau en una vaso mezclador (coctelera), y remover 20 segundos. Servir en un vaso largo y añadir soda y hielo al gusto.
Y para los "puristas", un clásico: el Bellini, creado en el hotel que le da su nombre en Venecia: ponga en una copa de champán un tercio de zumo de melocotón y llene la copa con champán. En realidad, con champán puede atreverse a mezclar zumos, cremas y licores. Él lo ennoblece todo.
Fuente: granadahoy.com
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