En el último año tres empresas lanzaron formatos de 3, 5 y 10 litros para servir vinos por copa o para consumo doméstico. Traccionado por los altos precios del vidrio y el corcho ¿vuelven el bag in box?
Fui a conocer una vinoteca y en el escaparte de los vinos me crucé con una barrica de Patritti. Pensando que era meramente decorativa, seguí mirando etiquetas. Hasta que me ofrecieron una copa de vino. Ahí llegó el asombro: el sommelier de turno fue hasta la barrica, accionó la espita y sirvió un tinto sano, aromático y con buen cuerpo.
Atento a la jugada llamé a Diego Lázaro, quien estaba ofreciendo bag in box desde comienzos de este año. Quería saber si se había movido el asunto. Y lo que me dijo marca una pauta: en lo que va del año lleva colocadas 2500 cajas de Petite Cave, la marca que creó y que saca en una linda caja de 5 litros. ¿Quiénes la consumen? “Principalmente locales gastronómicos”, dijo Lázaro, que es el objetivo de la marca. Pero tenía un dato más para aportar: Mauricio Lorca, enólogo y bodeguero, andaba detrás del asunto.
Así es que le escribí y después hablamos un buen rato por teléfono. Lorca lanzó su bag in box de tres litros para su gama Fantasía, donde ofrece un Malbec y también un Torrontés, aunque este último solo para exportación (“por ahora”, aclaró). El caso de Lorca es interesante porque no está pensado para en restaurantes o vinotecas sino en el consumidor. Y ahí se apunta una diferencia.
“Los consumidores son gente que se dedica a las actividades al aire libre. Pescadores y trekkers, que no quieren llevarse las botellas a cuestas para después traerlas vacías de vuelta”, dijo Lorca. De ahí, que hoy su principal foco sea Bariloche y las plazas turísticas del sur, donde las actividades de montaña y camping mueve la aguja. ¿Cuánto? Lleva vendidos 20 mil litros de Malbec en bag in box de 3 litros, según dice, en lo que va de 2013.
Rubén Patritti viene de la industria petrolera. Quizás por eso tiene una espíritu más innovador para competir. Y así como creó el “cork tester” –un capuchón cuya solapa permite ver el estado del corcho en un vino de guarda- ahora lanzó la barrica para vinotecas y restaurantes. Su plan es ambicioso: colocar envases de 5 y 10 litros en locales para revender por copa. “La idea se me ocurrió al hacerme esta pregunta: ¿cómo puedo hacer para que la gente consuma por copa un vino de alta gama?”, explicó. Y así ideó el envase que le permite llegar con una copa de 25 pesos de un vino de gama media alta en un mercado donde la botella no es funcional. Según dijo, tiene 60 barricas encargadas ya y su plan original era hacer 30. “Tengo lista de espera”, reconoció.
Desenvuelve la bolsa
El bag in box es un formato simple para conservar vinos que, si bien no es eterno, tiene muy buena performance en el mediano plazo. Se trata, básicamente, de una bolsa o sachet de un material inerte al vino que, una vez llena, se cierra al vacío. Además, tiene una espita por la que el vino cae por gravedad al mismo tiempo que al bolsa se desinfla, evitando el problema de la merma.
Con un truco tan sencillo se pueden conseguir formatos grandes de 3 a 10 litros de vino, al menos en nuestro mercado, ya que hay más grandes incluso. Para que la bolsa sea maleable, se la ubica dentro de un recipiente –una caja casi siempre, pero también una barrica- que si bien no es exactamente atractivo, puede pasar desapercibido e incluso lucir en unos pocos casos.
En esas condiciones, un vino dura entre ocho meses y un año desde la fecha de envasado. Esta caducidad se debe a que el plástico no es perfectamente hermético y somete al vino a una ligerísima microoxigenación. De forma que si bien no sirve para guardar tintos, es perfectamente viable a la hora de ponerlo en la mesada de la cocina y consumirlo durante un par de semanas, sino meses.
Con todo, no es la primera vez que se venden bag in box en nuestro mercado. Hacia el año 2000 se conseguían un puñado de marcas –recuerdo Selknam- que la crisis se encargó de barrer. Pero sobre todo, el hecho de que los insumos para embotellar en vidrio fueran baratos. Pero ahora que la ecuación cambió –botella, etiqueta y corcho son más caros que el vino que llevan dentro- este envase vuelve a ser viable.
“A mi me gusta vender vino, no insumos”, explicó Lorca al defender su bag in box. De ahí que él esté muy a favor del envase. Como enólogo, su mejor negocio es despachar litros, no botellas de vidrio. Así es que le encontró la pata a la sota con esta caja.
Los vinos que hoy se consiguen
Petite Cave Malbec 2012: es un tinto suave, elaborado en el este de mendoza, de color medio y aromática frutal; al paladar es ligeramente dulce en el ataque y tiene textura carnosa. Un tinto cotidiano que funciona bien para un asado de muchos o bien en un restaurante con rotación de cubiertos para vender por copa. Los 5 litros cuestan 150 pesos, algo así como pagar 22,70 pesos la botella. Venden al público. Contáctalos en su Facebook.
Patritti 2011 ofrece un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon, ubicado entre sus líneas Lassia y Primogénito. Es un tinto fragante, con buena fruta y alta expresión, y un paladar con buen cuerpo, frescura media y paso envolvente. Se sirve en por copa –en Pain et Vin 26 pesos- y no está a la venta al público. El producto cuesta 5 litros a $200, 10 por 400 pesos.
Fantasía Malbec 2012. Es el mismo vino que vende en botellas, cuya cosecha 2012 no he probado aún. Cosechas anteriores siempre fueron frutales, con alta frescura y paso medio, en donde destaca el sentido moderno de los vinos. Tengo que probarlo en breve, así es que podré dar mi veredicto cuando llegue el momento. Los 3 litros cuestan 58 pesos, lo que arroja un precio de 14,5 pesos la botella. Un valor excelente, si piensas que en vinotecas la pagas 50 pesos.
Fuente: Planeta Joy
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