El precio es un factor que interviene de forma considerable en la forma en la que disfrutamos de una comida, según los resultados de un estudio de la Universidad de Cornell que investigó la experiencia de los clientes en un bufé libre al norte de Nueva York (Estados Unidos).
Foto: David van der Mark
Los participantes que más pagaron por el bufé percibieron la comida como más sabrosa y sintieron una menor sensación de haber comido en exceso y de culpabilidad tras la experiencia.
Según explica Brian Wansink, profesor de la Escuela Dyson de Economía Aplicada y de Gestión de la Universidad de Cornell que supervisó la investigación, “fue fascinante descubrir que el precio tiene un impacto tan pequeño en la cantidad de lo que comemos pero un impacto tan grande en cómo interpretamos la experiencia. La simple reducción del precio de la comida en un restaurante produce un efecto espectacular en cómo los consumidores evalúan y aprecian la comida”.
Los resultados del trabajo se presentaron durante el encuentro ‘Experimental Biology 2014’, la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición celebrada en San Diego (Estados Unidos).
Los investigadores se pusieron de acuerdo con un bufé italiano de calidad al norte de Nueva York para estudiar cómo el precio afecta a las percepciones de los clientes. Presentaron a 139 comensales un menú que ofrecía para el bufé libre un precio de 4 u 8 dólares. Se pidió luego a los clientes que evaluaran la comida y el restaurante y que tasaran su disfrute de la comida en tres momentos temporales en una escala de nueve puntos.
Aquellos que pagaron 8 dólares por el bufé dijeron que habían disfrutado de su comida de media un 11 por ciento más que aquellos que pagaron 4 dólares, aunque los dos grupos comieron la misma cantidad de comida de forma global.
MAS CULPABLES AL PAGAR MENOS
Las personas que pagaron el precio más bajo también dijeron que sentían la sensación de haber comido en exceso, se sentían más culpables sobre la comida y decían que les había gustado menos la comida y habían disfrutado menos a lo largo de ella.
“Nos sorprendimos del patrón tan llamativo que observamos. Si la comida está al alcance, se va a comer pero el precio afecta en gran medida a cómo te sentirás sobre la comida y cómo evaluarás el restaurante”, señala Ozge Sigirci, investigador del Laboratorio sobre Alimentación y Marca de la Universidad de Cornell que dirigió el estudio.
El estudio no aborda de forma directa las implicaciones para la salud pública de este tipo de restaurantes pero los investigadores señalan que los resultados podrían ayudar a mejorar la experiencia del consumidor en este tipo de restaurantes.
“Si eres un consumidor y quieres comer en un bufé, lo mejor es que acudas al más caro que puedas permitirte. No comerás más pero tendrás una experiencia global mejor”, señala Wansink.
El estudio se incluye dentro de una línea de investigación que aporta información sobre cómo se pueden manipular la conductas saludables a través de pequeños cambios, como exponer de forma más visible los alimentos más sanos o utilizar un plato de menor tamaño para la comida.
“Esto es un ejemplo de cómo un cambio realmente pequeño puede transformar la forma en la que una persona interactúa con los alimentos de una manera que no implica hacer dieta”, concluye Wansink.
Fuente: Actualidad Gastronómica
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