El Gourmet Urbano: Guía de caldos para el verano

viernes, 1 de agosto de 2014

Guía de caldos para el verano

Tinto de verano, cavas, calimochos... ¿Quién dijo que los vinos no son para el verano? Le ofrecemos las mejores pistas para disfrutar de un buen caldo a pleno sol.

 

El mejor tinto de verano

 

Los puristas cuestionan la adición de gaseosa al vino, pero estamos ante un auténtico antídoto contra el calor. El mayor problema es que los endebles hielos de los chiringuitos en las zonas de playa se suelen derretir para cuando vas a dar el primer trago. Los mejores son los de barril, en los que el tinto de verano ya viene preparado y refrescado por gas, como las cañas.

 

Tinto de verano, una de las bebidas preferidas para combatir el calor.

 

No todos los blancos son iguales

Suelen salir de cámaras frigoríficas a temperaturas muy bajas. Con el ambiente se templan rápidamente, pero hay que tener cuidado porque no todos los blancos son iguales: los más afrutados y ligeros de cuerpo precisan temperaturas más bajas (unos 7 grados), pero cada vez hay más blancos que pasan por madera, incluso jóvenes con estructura por su estancia con las lías en el depósito, que para mostrarse en plenitud necesitan temperaturas un poco más altas (entre 10 y 11 grados).

 

La espuma del aperitivo

 

Aproximadamente el 50 por ciento de las ventas de espumosos en España se hace en Navidad. Un hecho que condiciona su consumo al relacionarlos con las copiosas comidas, cenas y sobremesas familiares, cuando su consumo ideal es como aperitivo, tanto de mañana como de tarde. En cuanto a las temperaturas de servicio, entre 5 y 8 grados, con un patrón similar al del vino blanco: cuanto más joven y ligero, más frío.

 

¡Una cubitera para el tinto!

 

El calor y el frío condicionan las características de un vino. El tinto no puede servirse a temperatura ambiente en verano, por lo que normalmente deberá refrescarse, aunque sin pasarse. Los tintos jóvenes pueden bajarse hasta 12 grados para su servicio; y los criados, a 15 o 16 grados en estas fechas. Muchos establecimientos hosteleros no tienen cavas o vinotecas (como deberían), que regulan a la perfección las temperaturas, así que el consejo es pedir una cubitera, incluso con tintos, y enfriarlos ligeramente.

 

Un calimocho sin complejos

 

No se trata de desvelar si fue antes el huevo o la gallina, pero parece ser que el origen del vino con refresco de cola es riojano y se bautizó como rioja libre, aunque donde cuajó su consumo fue en el País Vasco, con el nombre de kalimotxo. A priori es apto para la noche, por la cafeína, aunque algún desaprensivo hostelero cobrará por él como si de un combinado de lujo se tratase. Para los puristas, a nadie escandaliza la mezcla de ron o güisqui de primera con cola, así que tampoco debería hacerlo la mezcla con vino. Como siempre, cuanto mejor es el vino, mejor es el resultado final, aunque si hay crianza de por medio el punto de madera puede desvirtuarlo.

 

La locura de los rosados

 

Aunque aún a distancia en consumo de los vinos blancos y tintos, los rosados fresquitos están de moda e incluso causan furor últimamente, así que la gran mayoría de las bodegas los han vuelto a incluir en su porfolio. Por un lado, tenemos el rosado tradicional, elaborado exclusivamente con uva tinta por sangrado y habitualmente con una potente estructura (y grado alcohólico), que se caracteriza por aromas frutales intensos con recuerdos a fresa y frambuesa. Pero los que están de moda son el clarete o el rosé, es decir, vinos de color más pálido, similar a la piel de melocotón, y de estructura más ligera, con una mayor presencia de frutas blancas en lugar de rojas. En muchos casos, este tipo de vino se logra con añadido de uva blanca o mosto blanco. Ahora bien, el uso en mayor o menor porcentaje de uva blanca nada tiene que ver para diferenciar el rosado del clarete. La diferencia está en la elaboración, ya que en el primer caso la fermentación se hace sin contacto con los hollejos, con lo que el color se obtiene en una etapa de maceración prefermentativa. Como el término 'clarete' en España siempre se ha asociado a un vino menor, la mayor parte de las bodegas usa el término rosé al estilo de la Provenza.

 

Los maridajes playeros

 

Conozco varios bodegueros elaboradores de blanco a los que les mosquea que sus vinos se limiten a los pescaditos y marisquitos. Ciertos pescados maridan perfectamente con tintos, así como las carnes más ligeras, blancas por ejemplo, casan perfectamente con blancos. Como decíamos en el caso de las temperaturas, el universo de los blancos no termina en los ligeros y afrutados. En estos casos, lo mejor es seguir siempre el criterio personal.

 

Mejor en compañía

 

El vino, como concepto, es una bebida refrescante: además, como dijo Pasteur, era la más higiénica de las bebidas en su tiempo. Hasta hace no muchas décadas era más saludable beber vino que agua y aún podrá encontrar abuelos o bisabuelos que tienen verdadera repulsión al agua al tenerla asociada a la transmisión de enfermedades. El carácter refrescante en los tintos, eso sí, se ha ido perdiendo por la progresiva concentración y extracción como técnica de bodega y, especialmente, por el empleo de maderas nuevas y fuertes tostados en la crianza. El vino es social: hace amigos e incluso puede ser tema de conversación por sí mismo. Una terraza, un buen grupo y una botella de vino es un magnífico escenario para este verano.

 

Fuente: finanzas.com

 

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