Las gambas al ajillo es un plato reconocido en todo el mundo como típico de la gastronomía tradicional española.
Se suele encontrar siempre con gambas peladas y es muy común en los bares como tapa e incluso como plato principal.
Gambas al ajillo. (La Paella de Boro)
Se puede acompañar con patatas cocidas, pero mayormente se asocia con unas buenas tajadas de pan con las que se moja el aceite agarrando una gamba y pedazos de ajo (es un bocado muy típico).
Con un par de variantes de cocinar, pero con una base igual de ingredientes,el ajo es el rey de este rico plato; de ahí su nombre: ajillo.
Ingredientes:
- Gambas 750gr
- Ajo laminado 10 dientes
- Guindilla 2 un
- Aceite de oliva 200c.c
- Vino blanco 100c.c
- Perejil picado c/s
- Sal c/s
Elaboración:
Colocaremos una olla o sartén a fuego medio con los ajos laminados y las guindillas. Una vez que los ajos empiezan a ponerse dorados, agregamos las gambas y una pizca de sal. Una vez cocinadas al 80%, colocamos el vino dándole a la vez potencia al fuego para que lo reduzca rápido y que no cocinen demasiado las gambas; colocaremos el perejil picado, mezclaremos bien y al plato.
Otras formas de cocinarlas:
Teniendo una cazuelita de barro, a falta del vino y del perejil, podemos poner todos los ingredientes dentro de esta a fuego fuerte. Una vez que empieza la ebullición fuerte apagamos el fuego, ponemos el chorrete de vino blanco y el perejil, con cuidado ya que la cazuela de barro mantiene mucho el calor y seguirá hirviendo unos segundos más. La colocamos sobre un plato y tapamos con otro plato. Cuando lo ponemos sobre la mesa destapamos la cazuela y con ello saldrá el golpe de vapor dando un poco de espectáculo con un agradable aroma.
La otra forma es muy similar: colocamos la cazuela de barro con el aceite al fuego y los dientes de ajo enteros simplemente golpeados o con un simple cortecito. Una vez que el aceite agarra una buena temperatura (tipo 150Cº), agregamos la guindilla y las gambas, una pizca de sal y apagamos el fuego. Ya que la cazuela mantiene mucho la temperatura, ponemos el vino blanco y el perejil, ¡y listo calisto!
Observación:
El marisco es muy rápido de cocinar, si lo cocinamos demasiado cambia negativamente su textura.
Es importante que esté bien fresco, ya que el marisco es muy delicado y enseguida pierde la frescura y la calidad.
SALVADOR RAMÍREZ
Fuente: La Gran Época
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