Los 'orange wines', vinificados en ánforas de barro como hace miles de años sorprenden por su calidad, más allá de su aspecto y tonalidad
Las nuevas tendencias rebuscan en las elaboraciones ancestrales
Una nueva tendencia aparece con fuerza en el mundo del vino, que en estos últimos años viene revolucionando la elaboración de los vinos blancos. Son los denominados 'vinos naranja', como traducción literal de la expresión inglesa 'orange wines', cuyo origen e historia explicaremos a continuación.
Josko Gravner, enólogo italiano pionero de los 'orange wines'. :: www.gravner.it
No debemos confundir estos vinos, con los producidos en la Denominación de Origen Condado de Huelva, bajo la denominación 'Vino naranja del Condado de Huelva', que de forma tradicional se elaboran desde hace más de 200 años y que recientemente algunas bodegas han revitalizado en su elaboración y comercialización. En este caso se trata de un producto aromatizado con cáscaras de naranjas amargas, mediante un proceso de maceración con el vino.
Los otros 'vinos naranja', a los que nos referimos en este artículo, son de un estilo bien diferente, aunque unos y otros tienen la mala suerte de denominarse de la misma forma, y que lógicamente ocasionan confusión a muchos aficionados y consumidores.
David Harvey, importador de Reino Unido, bautizó como 'orange wine' este tipo de vinos
El origen de los 'orange wines' viene de la mano del enólogo italiano Josko Gravner, cuya bodega se encuentra en la localidad de Oslavia (Gorizia), situada dentro de región de Friuli-Venezia Giulia y justo en la línea de frontera del noreste de Italia con Eslovenia.
Este famoso personaje tuvo en los años setenta una buena reputación por utilizar depósitos de acero inoxidable y barricas de roble nuevas, pero en el año 1987 y después de un viaje que realizó a California, regresó hastiado de los vinos manipulados y comenzó a pensar en preservar el carácter que el medio de cultivo del viñedo podría imprimir en los vinos elaborados.
Más tarde a finales de los años noventa y en la búsqueda de las raíces o los orígenes del vino, realizó un viaje a Georgia situada en el Cáucaso, donde todos los arqueólogos e investigadores vitivinícolas están de acuerdo que nació la vitis vinifera y donde además se elaboraron los primeros vinos, como se ha demostrado en restos arqueológicos encontrados y datados hace 4.000 a 5.000 años antes de nuestra era.
En esta amplia zona del Cáucaso, se pueden encontrar más de 500 variedades de uva distintas y en la actualidad se sigue elaborando vino con la misma técnica que hace miles de años: utilizando tinajas o ánforas de barro de 500 a 800 litros de capacidad, enterradas o semi-enterradas en el suelo y donde Josko Gravner además conoció la forma ancestral de elaborar estos vinos, tal y como los lugareños hacen desde hace milenios.
Después de este viaje iniciático y a comienzos del actual siglo, consigue adquirir algunas de estas tinajas de barro, que transporta con grandes dificultades a su bodega en Oslavia, y en el año 2001 elabora por primera vez un vino con estas características. Para ello utiliza variedades blancas locales, como la Riobolla Gialla o Ribolla, un cruce o híbrido entre la Malvasía Blanca Lungo y la Prosecco, así como también con la Vitovska, ambas viníferas que se encuentran en esta zona fronteriza entre Italia y Eslovenia.
Este estilo de vino poco a poco fue tomando carta de naturaleza, siendo seguido por otros productores, primero en la misma zona vitícola, y más tarde en otro países del mundo. La tendencia llegó a España hace unos poco años de la mano de los elaboradores de los denominados 'vinos naturales', cuya fusión de filosofías hace confundir ambas tendencias en una sola, aunque se trata de dos tendencias totalmente diferentes, como vamos a ver a continuación.
Desde Reino Unido
En aquellos primeros años, estos vinos carecían de una denominación, surgiendo el nombre de 'orange wine' en el año 2004 con David Harvey, importador en el Reino Unido de vinos procedentes de pequeñas y singulares bodegas (Raeburn Fine Wines), quien bautizó con este nombre este tipo de vinos. En este sentido, los identificó de una forma muy sencilla y práctica: por el color ámbar o anaranjado que de forma casi insultante y, con mayor o menor intensidad, aparece en todos estos vinos.
El proceso de elaboración de los 'vinos naranja' resulta de lo más simple e intuitivo, tal y como se hacía en la antigüedad. La fermentación alcohólica del mosto se hace en presencia de sus hollejos y pepitas, permaneciendo en contacto no solo durante los días que tarda el mosto en transformarse en vino, sino también macerando un considerable tiempo después, llegando incluso a alcanzar un periodo de 4 a 7 meses.
En la boca estos vinos resultan sorprendentes, pues poseen un cuerpo y una estructura de gran intensidad, de tal forma que se necesita un buen nivel de acidez para conseguir un correcto equilibrio. El paso de boca resulta muy largo, consistente, a menudo con sensaciones salinas o minerales y terminando con una elevada pero agradable tanicidad y en el mejor de los casos con una notable intensidad aromática. Estamos por lo tanto ante unos vinos blancos que tienen alma de tintos. Sin duda, si no fuera por la tonalidad y elevado nivel de color, aspecto que nos puede predisponer negativamente sus prestaciones resultan sorprendentes para cualquier buen aficionado al vino
Fuente: Lo Mejor del vino de Rioja
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