En una cata de vinos lo que la gente quiere es aprender y disfrutar, pero no faltan los expertos que arruinan la experiencia al utilizar palabras que para los neófitos pueden significar una cosa y en realidad es otra o simplemente manejan terminología no conocida por todos.
Redondo, cremoso, tánico y terroir (terruño) son algunos de los términos que más se escuchan al describir un vino, pero que no todos comprenden.
"Cuando se dice que un vino es redondo puede sonar a alguna forma, pero la realidad es que se trata de decir que todos los elementos que lo componen están balanceados, como la intensidad de aromas y sabores, la acidez, la astringencia de los taninos y que no exista algo en nariz o boca que sobresalga de más.
"La profundidad es otro término no muy claro y no se refiere al color, sino a qué tantos aromas y sabores tiene un vino; está más orientado a su complejidad. Un vino no puedo tener cremosidad porque no es lácteo, pero al usar la palabra se refiere a la viscosidad del líquido o la sensación de ligereza que tiene", destaca el sommelier Francisco Rodríguez.
Todos los vinos tienen aromas y sabores a frutas, pero cuando se menciona que un vino es afrutado es porque destaca este elemento que proviene de la uva misma, sobre los elementos secundarios o terciarios que se originan en la fermentación o en la barrica.
Los taninos son sustancias que provienen de la cáscara y las semillas de la uva. Dan la sensación de astringencia en boca, pero cuando esta sensación sobrepasa un nivel agradable o es mayor que la acidez se dice que el vino es tánico.
Finalmente el terroir, terruño en español, se refiere a la influencia del clima, la tierra y la mano del hombre en la viña. Si hubo mucha lluvia, poco sol, la tierra no estaba bien hidratada, el origen del suelo y hasta la poda de las viñas influyen en las uvas que serán prensadas y en el resultado final del vino.
Fuente: am.com.mx
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