La socióloga y directora de la agencia Prensa Gastronómica Carola Chaparro analiza la interesante relación entre arte y gastronomía, que cada día genera más propuestas atractivas en Buenos Aires.
Se observan cada vez más propuestas que unen arte y cocina. ¿Cuál es la relación entre lo artístico y la gastronomía? O mejor dicho, ¿en qué momento pueden vincularse?
Disfrutar un espectáculo visual o auditivo durante un banquete es uno de los legendarios placeres principescos que llegan a través de la historia de la humanidad con múltiples imágenes de largas mesas con manjares, como un abigarrado éxtasis donde confluyen diversos estímulos.
Una escena muy alejada de quien solo se alimenta para superar el hambre, sin un entorno ni un ensamblado pensado para agradar los sentidos. La comida, devenida exquisitez, es un fenómeno asociado al excedente: la capacidad gustativa experimental, la libertad de la búsqueda, el goce artístico, tienen espacio cuando hay saciedad.
Con una mirada analítica, el sentido del gusto y la comida como búsqueda de placer pueden abrirse paso cuando la necesidad fisiológica quedó superada, es decir, cuando el hambre no es lo que mueve la exploración. De algún modo, entonces, al disfrute artístico y sensorial se accede al superar la mera fisiología.
La riqueza sensorial llega también de la mano del superávit: son necesarios tiempo, recursos sociales, culturales y económicos, para abrirse a la fascinación estética de ciertos goces.
Las cualidades gustativas de un plato se descubren con la degustación, ese cuchareo que permite las nuevas combinaciones y el placer estético de las vanguardias culinarias.
De alguna manera, es la diferencia entre la satisfacción puntual de lo mínimo y la aspiración a un lucro sensorial al que se accede superando el límite de las necesidades naturales.
Una meta que no está al alcance de todas las manos, pero que podría abrir el camino libertario que aleje de lo fisiológico y acerque a más paladares a la contemplación del alimento como una pieza artística, superando la muy poco inspiradora atadura biológica.
por Carola Chaparro
(Carola Chaparro es socióloga y Directora de la Agencia Prensa Gastronómica)
Fuente: Oleo Dixit
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