El doctor Manuel Viso comparte un inocente gesto que puede tener consecuencias para la salud intestinal, para regular los niveles de azúcar y para controlar el apetito.
Seguro que en más de una ocasión has limitado o reducido el consumo de determinados hidratos de carbono por su elevado contenido energético. Comer mucha patata, pasta o arroz, si no se hace ejercicio físico, puede acabar provocando el siempre indeseado aumento de peso, pero hay estrategias sumamente sencillas de aplicar que pueden tener unos efectos sorprendentes.
Al menos eso es lo que comparte el doctor Manuel Viso, especialista en Hematología y Hemoterapia en el Hospital San Rafael de A Coruña, que comparte un truco de abuela para mejorar la composición nutricional de los alimentos ricos en almidón poniendo como ejemplo la patata.
“Enfriar las patatas cocidas durante 24 horas tiene varios beneficios nutricionales ya que aumenta el almidón resistente. Al enfriar las patatas después de cocinarlas, una parte de los almidones se transforma en almidón resistente, que actúa de manera similar a la fibra en el cuerpo. Este almidón no se digiere en el intestino delgado, lo que tiene varios efectos beneficiosos”, explica el especialista.

Y es que enfriar este alimento puede ayudar a mejorar la salud intestinal, a regular los niveles de azúcar en sangre y a controlar el apetito. “El almidón resistente alimenta las bacterias buenas en el intestino, promoviendo una microbiota saludable y mejorando la salud digestiva”, asegura el doctor Viso.
“Además, regula los niveles de azúcar en sangre porque no se digiere fácilmente y el impacto es menor, lo que puede ayudar a prevenir picos de azúcar. De igual forma, el almidón resistente proporciona mayor saciedad y esto ayuda a controlar el hambre y reducir la ingesta calórica”, añade.
También favorece una mejor digestión
“Las patatas enfriadas -concluye- tienen un índice glucémico más bajo en comparación con las patatas recién cocidas, es decir, los carbohidratos se absorben más lentamente, lo que puede ser beneficioso para todos y en especial para las personas con diabetes. De igual forma se favorece una digestión más lenta y eficiente, lo que puede prevenir problemas digestivos como hinchazón y malestar. Y Esto es aplicable a otros alimentos ricos en almidón, como el arroz y la pasta”.
Así pues, con un sencillo gesto, aparentemente sin importancia, podemos conseguir que determinados hidratos de carbono, los que contienen almidón, se conviertan en alimentos mucho más saludables a varios niveles.
Esto no significa que deba abusar de ellos porque siguen siendo ingredientes calóricos y en determinadas circunstancias es recomendable la moderación. Pero no es menos cierto que soluciones como las que aporta el doctor Viso ayudan a desterrar ciertos prejuicios sobre algunos alimentos que tienden a ser demonizados. Todo en su justa medida puede ser beneficioso. Y los hidratos de carbono son necesarios.
Álvaro Piqueras
Fuente: Women's Health
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