El Gourmet Urbano: Fiat Panis por Humberto Silva: El Gorgojo Aventurero @humbertosilvad

domingo, 20 de mayo de 2012

Fiat Panis por Humberto Silva: El Gorgojo Aventurero @humbertosilvad

 

Serie cuentos infantiles para pequeños panaderos

A todos los niños que sueñan en grande, tan grande como la vida misma.

 

La basta inmensidad de aquel saco de harina convertía al diminuto gorgojo en un insignificante punto negro, siempre estaba bañado de una suave textura blanca. Nunca se había atrevido ir mas allá de lo que sus pequeños ojos apreciaban en la distancia. Como todo era tan blanco, no veía el fin de aquellas suaves montañas y valles que bordeaban su hogar. Los días transcurrían uno igual al otro, sin nada que hacer, solo comer de aquella rica harina que tanto le gustaba. Curiosamente no habían más gorgojos como él en el saco, bueno, así pensaba, ya que no había tenido contacto con nadie de su especie.

 

Un día tomo la determinación de salir a conquistar el lado opuesto a su saco de harina, si, así el consideraba todo ese gran territorio blanco “SU SACO”, se creía el dueño de todo lo que sus ojos veían y sus seis patas tocaban. Nunca se había sentido tan fuerte, tan dueño de sus aventuras, hasta que tomó la decisión de seguir sus instintos. Los días pasaban y caminaba sin parar, a veces el cansancio lo hacia tomar una siesta y nuevamente emprendía su propósito, que era el de llegar a conocer otros gorgojos que de seguro habitaban del otro lado del saco. Habían días que el saco se estremecía con mucha fuerza, como si alguien lo sacudiera tan fuerte que le hacia perder su rumbo, su norte. Pero una especie de brújula lo guiaba nuevamente hacia su destino, y sin parar continuaba su aventura.

 

Susto! De repente el saco se abrió en la parte superior y una inmensa luz entro bruscamente y por un momento la visión perdió, observo como entraba un gran objeto de color plateado que recogía dentro de su ser gran cantidad de harina y la sacaba fuera de su mundo, de la que era su casa, del que era “SU SACO”. Pudo esquivar al objeto una y otra vez, corría para que no lo atrapara, sus pequeñas patitas no eran suficientemente hábiles para escapar de aquel objeto que le atemorizaba, pero que valientemente podía enfrentar. Lamentablemente en una no pudo escapar, y dentro de su harina afuera fue a dar. Vio como por los aires volaba, y algo perdido estaba. En un movimiento preciso salto al piso y se salvo de no caer en el lugar donde la harina daba vueltas y vueltas y como algo pegajoso esta se volvía. El no entendía como su harina de apariencia cambiaría, antes blanca y muy suave, a otro color como plastilina.

 

Cuando pudo a los sacos de harina volver, a otros gorgojos pudo conocer, contándole lo que con la harina se podía hacer, les invito a todos sus nuevos amigos a un festín para comer. De las migas de aquellos panes comería hasta saciar, y muy felices celebraron lo que con la harina se podía hacer. Acordaron que todas las noches, luego que la panadería cerrara, salir siempre a comer, ricos manjares que allí producían. Los obstáculos fueron vencidos, nada ni nadie le impediría disfrutar, jugar y comer. Se sentían tan libres que las horas pasaban sin darse cuenta que pronto abrirían. Desde ese día el pequeño gorgojo siguió aventurándose cada vez mas, sin temor iría descubriendo cosas fascinantes, cosas que nunca había visto, y que le parecían siempre extraordinarias. Cada nueva aventura, lo hacia mas grande, mas feliz, mas él.

 

Moraleja: Aunque seamos muy pequeños, siempre los retos nos harán grande, fuertes y decididos. Nunca limitemos el deseo de que nuestros niños exploren su universo, su entorno, no habrá posibilidad de ver más allá del entendimiento, si nos limitamos a no enfrentarlo.

 

¡Buen provecho!

Humberto Silva
Maestro Panadero

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