Este gadget culinario autorregula su temperatura e incorpora una pantalla táctil que permite navegar por Internet
¿Creías haber visto todo sobre artefactos culinarios? Estoy convencido de que no. El mundo de la tecnología gastronómica acaba de ver nacer la última hazaña de la industria agroalimentaria: la botella de vino inteligente. Ahora ya puedes ver tu película favorita mientras conectas tu botella de vino a la Smart TV a través de la conexión wifi. Y es que en la norteamericana ciudad de Boston, un grupo de iluminados han querido dar un impulso potente a su negocio del vino, aunque estoy casi convencido de que el tiro les saldrá por la culata.
El invento es bien simple. En tus manos tienes una botella completamente opaca, imposible ver la cantidad de vino que hay en el interior. Resulta que para ponerla en funcionamiento has de emplear un cartucho que tiene patentado la marca en cuestión, algo así como lo que hacen los de la manzana con sus teléfonos. Este cartucho mantendrá la botella a la temperatura ideal y permitirá que el vino se mantenga con buen sabor durante un mes. En la cara de la botella, te aparece una pantalla táctil en la que ya se te indica cuanto vino queda en el interior, todo un detalle. Además podrás saber el tipo de vino tienes entre manos, su añada, su uva y, con el tiempo, imaginamos que el número de la seguridad social del vendimiador, la raza de abejas que permiten la polinización e incluso el club de alterne más cercano al viñedo.
El lanzamiento ha sido hace unos días, y las primeras botellas parece que ya se pueden adquirir en la propia web de la marcapor el módico precio de unos 200 dólares. Y eso sólo la botella; porque luego cada cartucho tiene un precio que ronda los 20 dólares y son de un único uso. Teniendo en cuenta que el lanzamiento lo quieren extender hasta octubre, algunas mentes diabólicas ya se están frotando las manos en eBay. Y aquí es cuando ya se disparan las alarmas.
Vamos por partes. Lo que esta empresa nos quieren vender es un artefacto carísimo, con recargas carísimas y cuya calidad no parece certificada por ningún experto. Por otra parte, la botella no conserva al vacío, por lo que es casi imposible que el vino no se oxide en cuestión de unos pocos días. Gracias a esta botella podemos navegar por Internet, una solución perfecta para evitar sacar el móvil en el autobús cuando te llaman por el Line, o cuando tiras de GPS o cuando te haces un selfie en un semáforo. Una botella es un gadget muchísimo más discreto que un móvil, eso lo saben hasta en la Patagonia. Pero lo que me parece más escandaloso es que lo que realmente busca esta empresa es calzarle al mercado su catálogo de vinos, aunque tenga que enfundarlos en esta especie de pijama-gameboy que no sirve para mucho, las cosas como son.
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