El Gourmet Urbano: Mango: la fruta que combina bien con casi todo

lunes, 19 de noviembre de 2018

Mango: la fruta que combina bien con casi todo

Rico en antioxidantes, potasio y vitamina C, el mango es una fruta que se puede emplear en muchos tipos de recetas, tanto dulces como saladas

Asiático de origen y malagueño de adopción, el mango se ha hecho un lugar en el paisaje de nuestro país, donde ha conquistado fruterías, recetarios y campos de cultivo. Este año, solo en Andalucía, la producción de mango superará las 23.500 toneladas, un 12 % más que en 2017. A estos ejemplares locales, que ahora están en su mejor momento de consumo, se suman los de importación, que encontramos también en otras épocas del año y que proceden, sobre todo, de Brasil, Israel y Senegal. ¿Qué tiene de especial esta fruta? A continuación, lo desvelamos.

Imagen: liwanchun

¿Por qué nos gusta tanto? Su sabor es uno de sus atractivos. Dulce, fresca y con mucha pulpa, resulta un verdadero manjar. Y, además, es un manjar muy sano que sacia (por su contenido en fibra) y que puede mejorar nuestra alimentación. El mango, rico en antioxidantes y vitamina C, constituye también una buena fuente de potasio, un mineral fundamental para los músculos. Y, aunque se suele pensar que contiene mucho azúcar y que, por tanto, es muy calórico, en realidad aporta menos azúcares y calorías que un plátano o unas uvas y presenta unos valores similares a la piña o la pera.

Imagen: luhaifeng279

El intenso color amarillo de su pulpa y la fragancia que desprende al retirarle la piel son otros puntos fuertes de esta fruta que marida bien con casi todo. Sin exagerar. El mango se puede emplear en recetas tan variopintas como una sencilla ensalada de hoja verde, unas tostas con queso de cabra, una salsa con curry, un puré (para platos con carne), un helado, un mousse o una tarta.

A la hora de comprar, un secreto: el color tornasolado de su piel no siempre es un indicativo de maduración, sino que depende muchas veces de las variedades. El mango Osteen, por ejemplo, puede llegar a ser púrpura, mientras que el Keitt es verde y rosáceo. Las mejores piezas, por tanto, se eligen con la nariz y con el tacto: deben desprender buen aroma y ser flexibles a la presión de los dedos, pero sin chafarse.

LAURA CAORSI

Fuente: Eroski Consumer

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