El Gourmet Urbano: ENTREVISTAS: María Fernanda Di Giacobbe: el dulce desenfado de un estilo culinario hecho mujer

lunes, 15 de noviembre de 2010

ENTREVISTAS: María Fernanda Di Giacobbe: el dulce desenfado de un estilo culinario hecho mujer

Llovía aquel día en que nos dirigíamos al laboratorio de Kakao para entrevistar a María Fernanda Di Giacobbe para el blog. El estrés del trafico y la calle desapareció apenas entramos al laboratorio y nos llegó el olor del chocolate. María Fernanda nos otorgó una sincera sonrisa y nos invitó a sentarnos y a conversar. Descubrimos que teníamos ante nosotros a una mujer encantadora, relajada y feliz. Satisfecha con lo que ha construido, pero con una energía increíble para seguir rompiendo esquemas y así lograr sus sueños y mantenerlos. La charla se hizo tan amena que decidimos dividir la entrevista en dos escritos. Aquí no escribiremos de Kakao como local, sino de Kakao como el resultado de un estilo de vida que María Fernanda siente, vive y que la hace crecer cada día como persona.

Su Trayectoria Gastronómica

La pasión de María Fernanda por la cocina nació desde pequeña, cuando su madre, de origen venezolano, la enseñó a cocinar. Con los años, María Fernanda perfecciona sus conocimientos en la cocina y aparece en el ruedo gastronómico en los años 80 cuando inaugura la Paninoteca: un local que dio a conocer la comida de autor, un sitio pequeño que más que un restaurante parecía una galería de arte.

A partir de allí, las manos de María Fernanda se encontraron tras los fogones de la Empanadoteca, MAVAO, en el restaurante de La Estancia (donde ganó el concurso por su original propuesta: nunca llevó el proyecto, montó el restaurante al jurado), El Café del Ateneo (local glamorososamente preparado para los intelectuales y artistas donde disfrutaron de buena comida casera a precios accesibles), Soma Café y el Café Monte Ávila en la Universidad Monte Ávila, entre otros.

Su estilo de vida culinario

Con los años, María Fernanda tuvo que hacer una retrospectiva de su vida, de sus proyectos y de toda su experiencia en la cocina. Se dio cuenta que sus propuestas gastronómicas tenían su propia personalidad y así confirmó que su estilo era -y sigue siendo- atípico para la época. Pero eso no le importó y siguió marcando la diferencia a pesar de la corriente.

En la actualidad, los fogones venezolanos se destacan por ser muy militarizados, ya que está muy marcado el concepto de que la cocina debe ser algo rentable para alcanzar el éxito. Para María Fernanda el triunfo depende del espejo con que se vea, y para ella, el triunfo no está precisamente en la rentabilidad. Aquí cobran valor las palabras que un día le dijo su mamá sobre la manera de ver los negocios: está el negocio que montas para vivir de él, el negocio que vives para él y el negocio que vives junto con él. Ella decidió vivir junto a la gastronomía, por eso es su forma de vida.

El estilo de María Fernanda es muy humano, flexible y femenino porque tiene ese candor, esa pasión, ese respeto al otro y esa sensibilidad que sólo el lado femenino tiene desde su esencia. Para ella la cocina es la vida con todo lo que ésta involucra: el arte, la política, el diseño, etc. Por eso su valor va en proporción a la felicidad que le brinda.

A muchos ha querido explicarles su estilo de vida culinario: libre, desapegado a las normas, creativo, vivo, arriesgado, respetuoso y que invita a que otros lo vivan. Pero con los años ha debido entender que su forma de ser y de ver la gastronomía no es para todo el mundo. Se necesita vivir ciertas experiencias para aceptarlo. Con cierta tristeza ve como muchos nunca lo logran. Pero esto no es malo, cada quién escoge su estilo, pero sí piensa que quitarse los miedos, lanzarse y hacer las cosas con ganas y con honestidad es el camino seguro a esa felicidad que muchos añoran y buscan por años. Ella la encontró en la cocina, pero los transportes son muchos.

Su aprendizaje gastronómico

Pudiera pensarse que el estilo de María Fernanda rechaza las ideas y la comida de otros, pero no es así. Para ella vivir la gastronomía es vivir sus cambios. Agradece que haya gente que se dedicará a rescatar y registrar las recetas venezolanas como Armando Scannone lo ha registrado, pero la gastronomía venezolana tiene mucho mestizaje por lo que no es posible negar que la mesa venezolana es creativa porque es la suma de su cultura y de casi todas las culturas del mundo. Para ella este es un concepto que está latente en nuestra comida.

Entonces ¿Hacia dónde va la cocina venezolana?

Para María Fernanda la cocina venezolana tiene que rescatar mucho sus principios de creatividad, de celebración, de cocina familiar para grandes cantidades de personas que solía ser en otros tiempo. Por eso defiende la creatividad e insiste en que se investigue esa relación que existe entre los venezolanos y su entorno, sobre todo en el interior del país. Aún queda mucho por explorar y mucho por hacer. Para María Fernanda es hora de quitarse los miedos: hacerlo con ganas, con pasión y con honestidad asegura un camino por delante.

¿Cómo transmitimos la cocina venezolana al pueblo?

¿Y que tal si los cocineros prueban lo que otros cocinan? Nos pregunta María Fernanda. Para ella, los cocineros deben salir a buscar las recetas, darles el valor que tienen, cocinarlas como son, descubrir por qué algunos platos nos remontan a la infancia o a momentos específicos de cada quien y llevarlas a los restaurantes para luego acomodar su parte estética si así lo desean. Así los restaurantes serán más sinceros y ofrecerán la comida que nos descubre como venezolanos, aquella que comemos en cada casa a lo largo de todo el país.

Pensamientos finales

Para María Fernanda es importante que se entienda que “los venezolanos somos los primeros ciudadanos globales del mundo, somos una mezcla”. Y es que en Venezuela siempre se ha comido bien -en especial en los años 80- porque donde uno se meta encuentra comida italiana, griega, española, libanesa, entre otras que es divina y que se prepara casi igual que en su país de origen. Entonces ¿cómo negar que un Kibbe preparado en Ciudad Bolívar, por venezolanos, no pueda ser un plato tan nuestro como nuestra arepa?

De allí la libertad, la flexibilidad, la creatividad y el respeto que forman parte de su estilo de vida culinario. Aceptar que Venezuela es mestiza y que sentimos una fascinación por el mundo y por la cultura de otros es un gran paso a esa felicidad de la que habla María Fernanda. Por eso cerramos esta entrevista con una frase que engloba todo lo anteriormente dicho y que todos, de una u otra forma compartimos.

“Lo importante es hacer y construir, no se puede hacer desde la culpa ni la pena, sino desde la libertad”

Trabajo realizado por Walezca Barrios (@walezca) y Luis Enrique Blanco (@lblancoa) para @gourmeturbano

1 comentario :

Abudigital Nórica García dijo...

Mujer emprendedora y referencia de como se vive un sueño "despierta" y con Fe absoluta en lo creas.
Gratos recuerdo de su hacer a través del paladar.
Bravo Maria Fernanda.