Cuando llega diciembre, los dulces son inevitables en la mesa navideña, en particular algunos manjares como el Pandoro que bien describe en su columna Humberto Silva y que es perfecto como merienda, o al final de alguna cena o almuerzo navideño.
Vale la pena detenerse a degustar apropiadamente el Pandoro. Las notas de levadura y mantequilla son armoniosas en nariz y, realmente, invitan a probar su textura algo más amigable que la del tradicional Panettone y en la que se confirma esa cremosidad propia del lácteo.
Por eso nos gusta mucho combinar esta delicia con un espumoso elaborado bajo el método tradicional o de segunda fermentación en botella en el que los aromas a levadura se desarrollan con mayor intensidad, y nos decantamos por vino de nuestra tierra, el Pomar Brut.
Con notas cítricas y buena persistencia, realmente es un vino para sentirse orgulloso y, sobre todo, para disfrutar bocado a bocado en pandoro.
¡Buen provecho y salud!
Fernando Franz
Chef
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