Así que, al llegar a casa, no sólo hay que ver qué vamos a cenar, sino también bañar a los niños, encargarse de las tareas (¡que no se hacen con la muchacha, se hacen con mamá o papá!), preparar el bulto y los uniformes para el día siguiente… y jugar con ellos un ratico.
Aquí les muestro una propuesta sencilla, deliciosa y que se hace volando: es una ovejita que hice con un cortador de galletas sobre un queso telita de lo más rico. Lo acompañé con florecitas de pavo y la cerca la hice con bastoncitos de pan de sándwich tostado.
Es una cena ligera, rápida y perfecta para hacer felices a los consentidos de la casa. A Natalia particularmente le encanta el cuento de “Russell, el borrego”, un borreguito travieso que vive en el Prado de Valderranas y que le cuesta mucho quedarse dormido junto con su rebaño, así que aprovechamos esta oveja de queso telita para recordar este cuento.
Me despido hasta la próxima semana, más feliz que nunca de ser venezolana, de esos venezolanos que echamos para adelante al país con trabajo, constancia y, sobre todo, VOTANDO con conciencia y sin miedo.
Nadyra Muhammad Mirabal
Psicopedagoga y la mamá de Natalia.
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