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Cerdos y vacas
¿Cuántos de nosotros nos deleitamos con un jamón serrano? Sin embargo, el consumo de cerdo es un tabú para las tradiciones judaica e islámica. ¿Por qué el cerdo es para judíos y musulmanes observantes un animal impuro para el consumo humano? El libro del Levítico, establece que los animales puros son aquellos que rumian y tienen la pezuña hendida, los que no, como el cerdo, son impuros y no deben comerse. Hay otros animales impuros, entre ellos, las aves que no vuelan y los animales acuáticos que no nadan como los mariscos. Por su parte los musulmanes, además de abstenerse de la carne de cerdo, no comen animales carnívoros, aves que capturen sus presas con garras, ni carne de burro doméstico. El judaísmo y el islam tienen en común numerosos preceptos y ritos por lo que es razonable suponer que éste último tomó varias de estas costumbres de la religión vecina más antigua... ¿pero cuál es el origen de la prohibición del consumo de cerdo?
Como muchos otros tabúes, su razón de ser parece perderse en la trama de la historia. Una teoría sugiere que al ser el cerdo una animal sucio que se revuelca en el lodo y come toda clase de basura, es un animal potencialmente peligroso si no se cuece correctamente. Pero es sabido sin embargo, que el cerdo fue domesticado en el Cercano Oriente unos 45 siglos antes de que las prescripciones del Levítico fueran escritas... ¿no era un poco tarde para una advertencia sanitaria? Los antropólogos creen que la verdadera explicación se encuentra en el hecho de que al alimentarse el cerdo de las mismas verduras que los humanos (y no de hierbas como los animales que rumian) no era conveniente para los pueblos del desierto criar ganado porcino que de hecho, disputaría con ellos su propio alimento. Por otra parte, el cerdo es un animal que requiere de mucha agua y necesita del lodo para disipar el calor corporal, lo cual era incompatible con los pastizales áridos en los que vivían los antiguos hebreos. El Islam, en un ambiente geográfico similar tuvo las mismas razones económicas para sostener esta prohibición, aún cuando sin duda, para ambos credos, el tabú alimenticio conformaba una estricta ley que permitía recordar a los miembros de una religión que eran diferentes a otros pueblos.
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Algo similar sucede con el hinduismo, en el cual el consumo de la carne de res es un tabú. La explicación religiosa (la vaca es símbolo de la fecundidad y la maternidad) tiene también un correlato en lo económico. Inicialmente, los brahamanes, de la casta sacerdotal hindú, supervisaban mucho tiempo atrás, la matanza del ganado bovino, pero en el siglo VI a.C tras un enorme crecimiento poblacional y la escasez de pastizales, la agricultura comenzó a convertirse en una fuente de alimento mucho más económica. Sin embargo, se cree que fue la escasez de carne vacuna y la despótica exigencia de los brahamanes de reservar para ellos la poca disponible, influyó decisivamente en la incorporación de una modificación en la tradición hindú declarando animal sagrado a la vaca. Tendrá también influencia en esta trasformación la difusión del budismo en el territorio de la India, religión dentro de la cual está vedado el matar para comer. Pero la razón más sólida para sostener este tabú alimenticio es que las vacas fueron fundamentales para la economía de la India: proveían leche, los bueyes jalaban del arado, el estiércol se utilizaba como abono, combustible y material de construcción e incluso su cuero era aprovechado, cuando las vacas morían naturalmente.
¿Es posible encontrar siempre explicaciones materialistas y racionales?
No siempre el tabú alimentario tiene explicaciones tan razonables... un francés o un inglés no comerían carne de perro asado, pero en China los perros son un manjar, como lo fueron para los fenicios, griegos, romanos y aztecas. En Tahití se cría incluso una raza especial para degustar en la mesa. En ciertas regiones de América Latina, las hormigas forman parte del menú, así como las orugas en Asia y África... las cuales son experiencias gastronómicas repulsivas, para gran parte del resto del mundo.
¿El prejuicio gastronómico obedece a nuestro instinto de supervivencia? ¿Estaremos algunos de nosotros mejor adaptados para el consumo de ciertos alimentos que de otros? ¿O simplemente se trata de una mera expresión de etnocentrismo?
Fuente: cruzandopalabras.idoneos.com
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